TAN COHESIONADO como convencido de que el más calificado para dirigir Estados Unidos es el hombre que hace ocho años inició la tarea de “hacer a América grande de nuevo”, el Partido Republicano (conservadores) ungirá esta semana a Donald Trump como candidato tras aprobar, sin cambio alguno, su plataforma de gobierno.
A diferencia de 2016, cuando las directivas partidarias manifestaron sus reservas con este ‘outsider’ de la política, que contra todo pronóstico se impuso sobre la favorita carta demócrata, Hillary Clinton (304 votos electorales contra 227), y tras un mandato con algunos logros económicos y sociales pese a estar impactado por la pandemia del covid, el Comité Nacional Republicano avaló hace una semana la “Plataforma Republicana 2024 Hacer a Estados Unidos grande otra vez”, que son los objetivos generales de Trump si regresa a la Casa Blanca.
Reducir la inflación, impulsar la producción y el consumo del ‘Made in USA’, así como apoyar a la empresa privada para que genere empleo, son algunos de sus lineamientos en el campo económico, mientras que una de sus prioridades, a saber, la seguridad nacional, buscará convertir al norteamericano en el “mejor ejército del mundo”, enfrentará con dureza la migración ilegal, contemplando deportaciones masivas, las que también hará de los se compruebe ser pro-Hamás, los que promovieron las tomas a los campus universitarios en meses pasados.
También contempla mejorar la defensa aérea del país con la construcción de una ‘cúpula de hierro’ (el sistema que tiene Israel), y en un tema que los demócratas hicieron bandera de campaña, como lo es el ‘derecho’ al aborto que Biden promete consagrar a nivel federal luego que la Corte Suprema dejara sin piso el fallo de Roe vs. Wade, la Plataforma Republicana 2024 avala la posición de Trump en el sentido de que sea cada estado el que legisle sobre esa materia, pero con férrea oposición a que la interrupción del embarazo sea “tardía”.
La nominación de los candidatos presidenciales –tanto republicano como demócrata– se hace en las convenciones nacionales, que generalmente se realizan en una de las ciudades de los llamados estados bisagra (swing states en inglés), que tradicionalmente suelen decantar la balanza para definir el ganador.
En esa línea, la de los conservadores será en Wisconsin, uno de esos siete estados pendulares, donde luego de coincidir las encuestas en un empate en la intención de voto, el expresidente Trump aumentó su ventaja tras el debate con Biden en más de dos puntos porcentuales. Así, según Real Clear Politics, los guarismos son de 47.2 % vs. 44.6 %, respectivamente.
Desde este lunes y hasta el jueves, los delegados republicanos de los 50 estados y territorios que conforman Estados Unidos se reunirán en el Fiserv Forum de Milwaukee, la ‘casa’ del equipo profesional de baloncesto Milwaukee Bucks, para escuchar a los líderes conservadores debatir sobre una agenda específica y, finalmente, nominar al candidato presidencial y su compañero de fórmula.
En esta ocasión, a diferencia de años anteriores, los candidatos se definieron en las primarias y caucus (asambleas) iniciales, por el retiro de los otros competidores ante el indiscutible apoyo tanto a Trump como a Biden. De allí que este largo proceso democrático (que normalmente arranca en enero y concluye en julio) se limitó a escasos tres meses y llegó hasta el Supermartes, en marzo.
De entonces acá, sin haber sido oficializados como candidatos, el republicano Trump y el demócrata Biden iniciaron sus campañas y sostuvieron un primer cara a cara televisivo que, como se sabe, fue muy lánguido para este último, al punto que lleva dos semanas enfrentando una alta presión de líderes de su partido para que abandone su anhelo reeleccionista.
En las convenciones hay delegados comprometidos y no comprometidos. Los primeros deben apoyar al candidato ganador durante las primarias o caucus, mientras que los segundos pueden apoyar al aspirante de su preferencia. Pero en esta ocasión no hay sino uno en cada partido, ya que Robert F. Kennedy, de la reconocida dinastía política estadounidense, se presenta como independiente.
El Comité Nacional Republicano informó que el primer día de la Convención se dedicará al debate económico y de allí que la jornada se llame “Make America Wealthy Once Again” (Hacer que Estados Unidos vuelta a ser rico), mientras que la segunda, enfocada en criminalidad e inmigración ilegal, será “Make America Safe Again” (Hacerla segura de nuevo).
El miércoles, bajo el título “Make America Strong Again” (Hacer América fuerte de nuevo), se abarcarán diversos temas que amenazan la seguridad nacional y la agenda exterior norteamericana, mientras que el jueves será el gran día: la proclamación oficial de Donald Trump como su candidato presidencial, quién con anterioridad habrá develado su compañero de fórmula.
Y el vicepresidente es...
Por táctica, estrategia e impacto, Donald Trump se reservó hasta última hora a su elegido para esta lucha por el poder que se define en las urnas el 5 de noviembre y, por ahora, ante el candidato-presidente Joe Biden, quien ha reiterado que no abandonará la contienda, salvo que la Convención Demócrata, que se realizará en agosto, así se lo pida.
Muy hermético se ha mostrado el líder republicano sobre quién será su compañero de fórmula, lo que ha dado paso a crecientes especulaciones, al igual que a sacar del sonajero algunos nombres contemplados meses atrás.
"Va a ser un gran vicepresidente", se limitó a decir Trump el lunes en Fox News, antes de enumerar las condiciones que busca en una eventual futura mano derecha.
Hace falta "alguien que nos ayude a ser elegidos", dijo el millonario republicano, es decir, alguien que le permita ampliar su base de votantes. Pero también "alguien que sea capaz de hacer un excelente trabajo como presidente".
En Estados Unidos el cargo de vicepresidente está pensado principalmente para sustituir al presidente en caso de fallecimiento o dimisión.
Nueve vicepresidentes han llegado a la presidencia en estas condiciones. Los más recientes fueron Lyndon Johnson, tras el asesinato de John F. Kennedy, y Gerald Ford, después de que Richard Nixon dimitiera por el escándalo Watergate.
Algunos vicepresidentes han optado por buscar la presidencia luego de sus mandatos, como el propio Joe Biden, quien fue el segundo de Barack Obama.
Se suponía que Trump develaría el nombre semanas antes de la Convención, pero estrategas de campaña le aconsejaron aplazar el anuncio para que el foco político y mediático continuara sobre el presidente Biden luego que el debate abriera una puerta para cuestionar sus capacidades para gobernar otros cuatro años.
Aunque los nombres son un misterio, en los últimos días han sonado con fuerza los de Marco Rubio, el senador cubano-estadounidense de Florida; el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, el exitoso empresario que se ha convertido en el orador estrella en los eventos de recaudación de fondos, y el joven autor de libros superventas J.D. Vance, muy popular en el Congreso.
Sin embargo, no se descarta una sorpresa, ya que una de las cualidades que más valora Trump es la lealtad. Su exvicepresidente Mike Pence así se la juró, pero el 6 de enero de 2021 se negó a impedir la validación de la victoria de Joe Biden por el Congreso, contradiciendo así las órdenes de Donald Trump. Por ello, los seguidores del líder conservador lo ven como un “traidor”.
Si bien el cargo de vicepresidente, tal y como se describe en la Constitución, es extremadamente limitado, ese elegido es clave porque puede sumar electoralmente y/o complementar las debilidades del candidato.
John Adams, el primer vicepresidente de la historia de Estados Unidos, se quejaba amargamente de su destino en una carta a su esposa Abigail en 1793: "Mi país, en su infinita sabiduría, ha concebido para mí el cargo más insignificante jamás imaginado por el Hombre". Pero con el tiempo se transformó ligeramente y en la actualidad equivale a una "especie de asesor polivalente" del inquilino de la Casa Blanca, explicó a la AFP Joel Goldstein, profesor de la Universidad de Saint Louis.
Lo cierto es que los poderes del vicepresidente dependen en gran medida de la personalidad del presidente, señala Goldstein.
El misterio en torno al compañero de fórmula republicana está por acabar para que los miles de convencionistas den un sonoro sí al elegido por Trump, que continúa con paso firme hacia la Casa Blanca.