DE CAUSAS múltiples, generalmente ignoradas y, por tanto, sin la debida atención médica, los trastornos mentales han aumentado en el mundo, destacando la depresión que afecta a 3,8% de su población, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De los casi 300 millones de casos que se estima había hasta el pasado marzo en nuestra ‘aldea global’, el 0.8% se registraron en Colombia que si bien, según los más recientes guarismos de ese rector mundial de salud tiene un promedio de afectación poblacional superior al mundial (3.8%), a nivel continental es superado por varios países.
Este trastorno mental es muy común y de allí que suela confundirse con cambios habituales del estado de ánimo y los sentimientos del día a día. Generalmente se dice que esa persona está de ‘mal genio’, ‘baja de nota’, ‘down’, ‘inapetente’ o simplemente ‘aburrida’. De allí, del desconocimiento que esos constantes cambios o la pérdida de interés por actividades durante largos períodos de tiempo, junto a otros síntomas muy visibles como son baja autoestima, alteraciones del sueño, pérdida de peso, falta de concentración, así como de energía, se hayan convertido en una epidemia silenciosa, preocupante y creciente en el mundo.
Con motivo del Día internacional para luchar contra la depresión, celebrado el pasado 13, la OMS llamó a gobiernos y organismos sanitarios a prestar atención a esta enfermedad que, como era de esperarse, se ‘disparó’ con la pandemia. En el marco de la jornada, se divulgaron las cifras de afectación global de dicho trastorno de salud mental y varios medios destacaron en Colombia que el país superaba la incidencia global, con 4.7% de casos diagnosticados.
Sin embargo, al disgregar por las regiones establecidas por la OMS (De las Américas) y específicamente los países latinoamericanos -incluidos los caribeños-, Colombia se ubica en la parte media baja de la tabla, que lidera Brasil (5.8%), seguido de Cuba (5.5%), Paraguay (5.2%), Trinidad y Tobago (5.2%) y Chile (5.0%).
El gigante sudamericano también es el quinto de mayor afectación a nivel global.
En esa data compilada por Global Health Data Exchange y referente de la OMS, continúan Perú y Jamaica (4.8% cada uno), y con el mismo porcentaje de Colombia, están Argentina, Costa Rica, Haití y República Dominicana.
Completan el listado de los 21 países latinoamericanos, Ecuador (4.6%), Panamá y El Salvador (4.4%), México, Venezuela y Nicaragua (4.2%), Honduras (4.0%) y cierra Guatemala con 3.7% de su población padeciendo esta enfermedad.
Ahora bien, si se toma toda la región de las Américas, nuestro país baja en el listado ya que la afectación de la depresión en Estados Unidos es de 5.9%, la más alta del continente, mientras que la de Canadá es 4.7%.
En las otras regiones, los datos son: Región Asia Sudoriental (27%), Pacífico Occidental (21%), Mediterráneo Oriental (16%), Europa (12%) y África (9%).
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En el llamado viejo continente, los guarismos de afectación por esta enfermedad se dan en Ucrania, Estonia, Finlandia y España, mientras que Islandia y Tayikistán tienen los más bajos. En el Pacífico Occidental, Australia y Nueva Zelanda son los de mayor porcentaje, mientras que Papua Nueva Guinea tiene 30% de casos diagnosticados.
Pero vale resaltar que estos son datos porcentuales y no absolutos, dado las grandes diferencias poblacionales entre los países. Al igual que por razones como las señaladas anteriormente, es decir, porque bien las personas creen que los síntomas son ‘normales estados de ánimo’, que es un asunto de ‘tristeza profunda’ o por la errónea creencia de que no necesita sicólogo ni siquiatra porque “no estoy loco”, los diagnósticos son muy bajos.
A todos y en cualquier edad
Por tener causas tan múltiples como variadas, desde no gustarle a un niño el lugar donde estudia o ser víctima ‘bullying’ hasta problemas en el hogar, en el trabajo, una pérdida (especialmente de un familiar o mascota), abusos de cualquier tipo y la maternidad, este trastorno puede afectar a cualquier persona, sin importar la edad.
Está comprobado que las mujeres son más propensas a la depresión que los hombres, (50% más frecuente) porque al ser más emocionales se afectan de mayor forma con eventos estresantes y hasta naturales, como ser madres.
La OMS estima que el 3,8% de la población experimenta depresión, incluido el 5% de los adultos (4% entre los hombres y el 6% entre las mujeres), el 5,7% de los adultos mayores de 60 años y no menos del 10% de las embarazadas y las mujeres que acaban de dar a luz.
Resalta que la depresión, a más de ser incapacitante e impactar el ámbito diario y las actividades de quien la padece, si no se trata puede llevar al suicidio. Y ello se ha comprobado ya que éste último es la cuarta causa de muerte, especialmente entre los jóvenes (15 a 29 años).
Los vaticinios que expertos hicieron décadas atrás sobre la expansión de esta enfermedad silenciosa se han cumplido. Y, para tener una día baste este dato: de 2005 a 2015 aumentó en 18.4% su alcance. De igual forma desde hace cuatro años es la enfermedad más frecuente del mundo, por encima del cáncer y las cardiovasculares.
La OMS reitera que hay que estar vigilantes a cualquier cambio de comportamiento de las personas que nos rodean para detectar si padecen depresión la que, indicó, tiene estrecha relación con la salud física. Asegura que muchos de los factores que influyen en la depresión (como la inactividad física o el uso nocivo del alcohol), también son factores de riesgo conocidos para enfermedades como las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias, ya que quienes las padecen pueden simultáneamente estar afectados por este trastorno, por dificultades en el manejo de su afección.
Está demostrado que los programas de prevención reducen la depresión. De allí que entre las diez recomendaciones que el Comité de Alto Nivel para la Salud Mental de la Organización Panamericana de la Salud, destaque la implementación de un modelo de afrontamiento positivo a situaciones estresantes como programa escolar, así como intervenciones dirigidas a padres y/o entornos familiares con niños y jóvenes cuyas conductas sean una alerta temprana sobre depresión.
A nivel médico hay tratamientos muy eficaces, que son sicológicos, para lo casos leves y acompañados de medicación para los rotulados como moderados o graves.
Los tratamientos psicológicos pueden enseñar nuevas maneras de pensar, de hacer frente a las situaciones o de relacionarse con los demás. El ejercicio, cambios de hábitos, incluyendo leer o interactuar con personas de buen recibo de quien padece la depresión, contribuyen positivamente a superar este trastorno unipolar.
Hay otra variable a tener en cuenta y en la que es clave el rol familiar. Gran parte de las personas con depresión no acuden al médico por miedo a ser estigmatizadas y si lo hacen rechazan cualquier cita con los especialistas en salud mental arguyendo “no estoy loco”.
Nada más erróneo que ello. Y ante el estrés y las preocupaciones diarias (generalmente económicas) todas las personas deberían, con alguna periodicidad, acudir a una consulta sicológica.
Colombia tiene desde 1998 una política de Salud Mental y está desde el 2011 en el plan de salud, lo que sin duda ha llevado a un aumento en las consultas externas, pero solo de una parte de los afectados por la depresión.
La Asociación Colombiana de Psiquiatría indica que solo uno de cada 10 personas con este trastorno recibe tratamiento adecuado, y la más reciente Encuesta Nacional de Salud Mental (2015) señala que solo el 38,5 por ciento de los adultos entre 18 y 44 años que solicitaron algún tipo de atención en salud mental la recibieron.
Por su parte Angie Herrera, sicóloga líder de la Clínica del Occidente, sostiene que la ansiedad y la depresión son trastornos que han impactado a la población desde el año 2000, pero la pandemia generó un aumento significativo de estas enfermedades. “Para las instituciones de salud esta problemática es un gran reto, porque del total de colombianos con depresión tan solo el 25 por ciento tiene la opción de acceder a tratamientos para la salud mental”.
Tras el encierro forzado por la pandemia y pese a ser una política de vieja data, a nivel global, la salud mental se ha vuelto una prioridad. Un informe de Indeed del año pasado reveló que seis de cada 10 jóvenes consideran la salud mental como un asunto muy importante en sus vidas ya que de ello depende desde su seguridad financiera hasta su éxito profesional.