Prueba ácida para la diplomacia de Estados Unidos y Rusia | El Nuevo Siglo
LA subsecretaria de Estado, Wendy Sherman y el vicecanciller ruso Serguei Riabkov vuelven a encontrarse en Ginebra. En esa ocasión, para encontrar una salida a la crisis ucraniana y la seguridad europea
Foto archivo AFP
Domingo, 9 de Enero de 2022
Redacción internacional con AFP

LAS DURAS advertencias y reiterados inamovibles en la antesala de la cita entre Estados unidos y Rusia hacen prever que hoy no habrá ‘humo blanco’ sobre la crisis de Ucrania, el cual sólo se daría tras el encuentro del miércoles con la Otan.

Más allá de la alta tensión, el sostenido cruce de amenazas y la voluntad de las partes, no se avizora una solución inmediata debido a lo que está en juego va mucho más allá de la potencial invasión rusa a su nación vecina. En Ucrania, el Kremlin encontró la excusa perfecta para exigir una nueva arquitectura de la seguridad europea.

En tal sentido no sólo aumentó su presión con declaraciones, sino que entregó lo que calificó como dos proyectos de protocolo, uno para Estados Unidos y otro para la Alianza militar trasatlántica que convirtió en líneas rojas para replegar los más de 120 mil hombres, con vehículos militares y armamento de guerra, que tiene en la frontera con Ucrania desde comienzos de diciembre y lo que ese gobierno ha calificado como una clara violación a los acuerdos de Minsk.

Se ha especulado que el presidente Joe Biden ofrecería una alternativa a la actual coyuntura: el retiro conjunto y simultáneo de tropas acantonadas en el este de Europa, así como abrir una discusión sobre los sistemas de misiles y ejercicios militares de ambos países.

"Hay algunas áreas (...) en donde pensamos que es posible progresar", siempre y cuando cualquier promesa sea "recíproca", dijo un funcionario de la Casa Blanca en la antesala del encuentro en Ginebra.

"Rusia ha dicho que se siente amenazada por la posibilidad de una ofensiva con sistemas de misiles a ser ubicados en Ucrania (...) Estados Unidos no tiene intenciones de hacer eso. Por eso, esta es un área donde podemos ser capaces de alcanzar un acuerdo si Rusia está dispuesta a hacer un compromiso recíproco", agregó el oficial.

Entre tanto, el secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, reiteró que hay voluntad para alcanzar acuerdos, “hay un camino de diálogo y diplomacia para tratar de resolver algunas de estas diferencias…y el otro camino es la confrontación y las consecuencias masivas para Rusia si renueva su agresión contra Ucrania", advirtió.

En ese marco recalcó que “estamos a punto de probar la propuesta sobre qué camino está dispuesto a tomar el presidente Putin".

El jefe de la diplomacia de Estados Unidos desestimó así muchas de las exigencias de Moscú e insistió, como lo dijo a final de semana, que será difícil que progrese el diálogo mientras Rusia tenga "una pistola apuntando en la cabeza a Ucrania".

Su contraparte, a través del viceministro de relaciones exteriores, Serguei Riabkov, reiteró que no esperan “dialogar por dialogar”, pero a su vez ratificó que no están dispuestos a hacer ninguna “concesión” ya que lo que está en juego es su ‘seguridad nacional’ y permitir que la Otan se amplíe hacia el este, con la presunta inclusión de Ucrania, es algo que no pueden permitir.

Asimismo, sostuvo que el Kremlin está "decepcionado" por las señales provenientes tanto de Washington como de Bruselas, donde está la sede de la Otan y con la que sostendrán un encuentro este miércoles.

Raibkov es el encargado de este primer cara a cara de alto nivel entre Estados Unidos y Rusia. Por la potencia del norte, estará la subsecretaria de Estado, Wendy Sherman.

OTAN, vigilante

Entre tanto en Bruselas, sede de la Otan y donde se surtirá la segunda reunión con el delegado del Kremlin, el ambiente es tenso tanto por las pretensiones rusas de cambiar todo el esquema de seguridad regional como por la posibilidad de que Estados Unidos, aunque reiteradamente lo ha descartado, abra unas negociaciones sin contar y que puedan afectar a los europeos.

EL presidente Putin, que ha hablado en dos ocasiones con su homólogo estadounidense, Joe Biden, desde que estalló esta crisis, avisó que la imposición de nuevas sanciones sería un "error colosal" y amenazó con una respuesta "militar y técnica" y sus rivales se empeñan en "mantener [esa] línea, muy claramente agresiva".

El mandatario ruso pidió -y lo consiguió- ampliar el diálogo a varias de sus exigencias, pese a que Occidente las considere "líneas rojas".

Según el Kremlin, los países occidentales están provocando a Rusia al desplegar tropas a sus puertas o al armar a los militares ucranianos que combaten contra los separatistas prorrusos en el Donbás, en el este de Ucrania.

El secretario general de la Otan, Jens Stoltenberg, tiene pocas esperanzas de que se logre un acuerdo con el Kremlin, ante los tratados de seguridad que pretende y, de allí, que la invasión rusa a Ucrania sea un riesgo real.

Más allá de la crisis ucraniana, Washington espera aprovechar las conversaciones para encauzar sus relaciones con Moscú, que están en su punto más bajo desde la Guerra Fría. Y, quizá, avanzar en otros asuntos, como el desarme.


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Por su parte, los europeos han mostrado que están involucrados y el jefe de la diplomacia de Bruselas, Josep Borrell, visitó la frontera de Ucrania, aunque en el bloque algunos miembros son reticentes sobre si aplicar sanciones más duras.

El encuentro de hoy fue acordado en dos conversaciones telefónicas entre Biden y Putin, en las que el primero reiteradamente le advirtió al segundo de las duras consecuencias que conllevaría una invasión a Ucrania.

Se sabe que entre ellas estarían sanciones contra el círculo más cercano al presidente ruso, la cancelación del controvertido gasoducto Nord Stream 2 para abastecer Alemania y, en un escenario más drástico, un bloqueo de los vínculos de Rusia con el sistema financiero. Y, en el campo militar, el envío de un mayor contingente hacia países de la Otan junto a la frontera rusa, como Polonia y los países Bálticos.

Si bien la crisis de Ucrania centra la tensión y el diálogo, también preocupa la intervención rusa para respaldar a sus aliados frente a revueltas en Bielorrusia y Kazajistán. Y, de allí, que tanto Moscú como su contraparte busquen progresos concretos en las conversaciones.

“Capital de la paz”

Desde los encuentros entre Reagan y Gorbachov, pasando por las negociaciones entre Kerry y Lavrov hasta la cumbre entre Biden y Putin, la ciudad de Ginebra, conocida como la "capital de la paz" ha sido un lugar privilegiado para los encuentros entre Estados Unidos y Rusia por su reconocida neutralidad.

La expresión "Ginebra, ciudad de la paz" fue utilizada por el presidente suizo Guy Parmelin en la cumbre que reunió al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, con el mandatario ruso, Vladimir Putin, el 21 de junio de 2021.

Entonces, este país alpino mostró que, gracias a su reconocida neutralidad, todavía mantiene un rol en las relaciones internacionales, pese a la crisis sanitaria que complica los encuentros entre líderes mundiales.

Ginebra, ubicada a orillas del lago Lemán, ha sido un lugar clave de varias conversaciones de paz y es una ciudad donde a los estadounidenses y rusos les gusta encontrarse. Fue allí donde el mandatario estadounidense Ronald Reagan sostuvo un histórico encuentro con el líder soviético Mijail Gorbachov en 1985, durante la guerra fría.

Esta ciudad fue elegida por ambos países cuando en 2009 y 2010 sostuvieron una negociación para reducir sus arsenales nucleares, tras el pacto START I de 1991.

Como sede la Conferencia sobre el Desarme, es una instancia multilateral única para las negociaciones sobre este tema, ya que cuenta con una gran cantidad de expertos que pueden allanar este tipo de negociaciones.

Esta localidad también fue la elegida para varios encuentros entre los jefes de la diplomacia rusa y estadounidenses, como el encuentro entre Hillary Clinton y Serguéi Lavrov en marzo de 2009. Entonces, la secretaria de Estado le entregó a su homólogo un botón de plástico rojo con la palabra "reiniciar" en inglés, como un símbolo de un relanzamiento de las relaciones.

Los dos países tienen en Ginebra representaciones diplomáticas nutridas y servicios de inteligencia considerables y utilizaron estas sedes en los últimos años para sus encuentros sobre Siria.

El encuentro de Biden y Putin confirmó esta tendencia. Desde entonces, los subsecretarios de Relaciones Exteriores de ambos países han realizado varios encuentros en la ciudad, para intentar limar las numerosas diferencias que minan los vínculos entre ambos países.

Y es precisamente aquí donde vuelven a encontrarse Sherman y Riabkov, quienes tuvieron su primer cara a cara en julio pasado y repitieron dos meses después.

El cara a cara de este lunes marca el inicio de una maratón de encuentros que concluirán a final de semana con la programada cita del vocero del Kremlin con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (Osce). Sin duda, una prueba ácida para la diplomacia y que puede ser la última palabra en una de las tantas desavenencias que sostienen la Casa Blanca y el Kremlin