Menos de dos meses después de llegar al poder, el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, sufrió este viernes su primer revés importante en el Parlamento, lo que evidencia la fragilidad de su gobierno, minoritario en la cámara.
En una votación en la cámara baja, los diputados rechazaron por 172 escaños a 88 el nuevo objetivo de déficit para 2018 establecido por el gobierno socialista: 2,7% del PIB, cinco décimas más que lo previsto por el anterior gobierno conservador.
Esto "lo que saca la luz es la soledad del gobierno, el escaso apoyo parlamentario del que dispone", resumió en una entrevista con AFP el politólogo Fernando Vallespín.
Con tan sólo 84 diputados de un total de 350 en la cámara baja, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Pedro Sánchez dirige el gobierno más minoritario de la democracia española.
Aglutinando a una heteróclita mayoría parlamentaria, desde la izquierda radical de Podemos a los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes, Sánchez llegó al poder el 1 de junio gracias a una moción de censura contra su predecesor Mariano Rajoy, arrinconado por la corrupción en su Partido Popular (PP).
El problema es que "la coalición que Sánchez fue capaz de montar para echar a Rajoy era una coalición negativa, no para gobernar", destaca Antonio Barroso, analista de la firma Teneo Intelligence.
"Es el primer episodio de lo que le viene después del verano", advierte.
Una batalla difícil
El gobierno socialista no deja de repetir por el momento que su objetivo es agotar la legislatura, que concluye a mitad de 2020. Antes de eso habrá una triple cita electoral en mayo de 2019, cuando se prevén comicios municipales, regionales y europeos.
El ejecutivo presentará de nuevo los objetivos de déficit dentro de un mes, anunció la portavoz Isabel Celaá, sin precisar si el gabinete intentará aumentar el tope de gasto público, en año electoral, o si volverá a los objetivos de sus predecesores conservadores.
Las próximas semanas se anuncian pues difíciles para Sánchez, que se propone elaborar el presupuesto de 2019.
Vallespín considera que, en general, "con un gobierno tan débil en un sistema parlamentario" las posibilidades de que prospere cualquier ley "son muy escasas".
El analista pone como ejemplo las penosas negociaciones entre partidos para nombrar al nuevo administrador de la radiotelevisión pública, un cargo para el que este viernes se aprobó el nombre de la periodista Rosa María Mateo.
A la luz de esto, advierte que "la situación puede entrar en una fase de bloqueo".
Los partidos, ya en campaña
A las tensiones internas entre quienes apoyaron a Sánchez se añade el cambio de dirección en la oposición conservadora, que tiene la mayor bancada en el Parlamento.
Pablo Casado, nuevo líder del PP y con un perfil más derechista que Rajoy, ha pedido a Sánchez una "reflexión sobre hasta qué punto va a someter a los españoles a esta inestabilidad, con repercusiones en la economía y la creación de empleo".
La consecuencia de esta situación es que aunque los partidos dicen no querer elecciones, "están ya plenamente en campaña, porque piensan que las elecciones pueden ocurrir en cualquier momento", apunta Antonio Barroso.
Además del PP, también podrían endurecerse los independentistas catalanes, indispensables para Sánchez, y que el 1 de octubre celebrarán el aniversario del referendo ilegal de independencia.
Vallespín cree que pese a todo, Sánchez "ha demostrado que tiene hechura de presidente del gobierno", y añade que "el convocar elecciones tampoco es tan malo, porque el tardar mucho puede sacar a la luz la incapacidad para llegar a acuerdos" e incluso perjudicar la economía.
Antonio Barroso cree en cambio que Sánchez podría aguantar un tiempo, haciéndose el cálculo de que la economía "va a seguir tirando bastante bien" y los sondeos mejorando para el PSOE.