¿Se ha hecho todo lo posible para detener la guerra? | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 25 de Febrero de 2023
Redacción internacional

ESA inquietud expresada por Francisco el viernes, con motivo del primer aniversario de la guerra en Ucrania, va más allá de una simple preocupación papal: es una invitación a reflexionar no sólo a los involucrados directa e indirectamente en el conflicto, sino a toda la comunidad internacional, sobre el rol que debieron adoptar para forzar una salida pacífica y negociada al mismo.

Más allá de creencias, religiones e inclusive intereses geopolíticos, el Pontífice expresó otra verdad de a puño frente a esta guerra que insistió es ‘absurda’: “la paz construida sobre las ruinas no será nunca una verdadera victoria”.

Al unísono se registraron el viernes nuevos llamados ciudadanos en todo el mundo en pro de acabar la guerra, de solidaridad con los ucranianos y de condena a la invasión ordenada por el presidente ruso Vladimir Putin hace ya un año. Paralelamente, se divulgó el plan de paz de doce puntos que China propuso a las partes, que como era de esperarse por su condición de ‘amigo sólido’ del Kremlin fue criticado por Estados Unidos, varios países occidentales y la Otan, considerándolo vago, insuficiente y hasta sesgado. El único que lo calificó como una “importante contribución” fue el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien al tiempo destacó la "responsabilidad colectiva" de alcanzar "una paz justa", como lo exigió el pleno de la organización esta semana.

Sin embargo, todas las recientes acciones de la coalición occidental y la esperada respuesta rusa van en contravía del creciente anhelo global de poner fin al conflicto que ha dejado miles de muertos, centenares de heridos, millones de refugiados, infraestructuras destruidas y casi la mitad de la población -de lado y lado de la frontera común- dependiente de la ayuda humanitaria.

Desde la nueva ronda de sanciones tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea (la décima decisión de este tipo la anunció el viernes) y la ‘coalición de tanques’ que logró el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, muchos de los cuales ya están sobre el terreno hasta el anuncio de su par ruso Putin de alistar los misiles balísticos intercontinentales Sarmat, que completarían una triada nuclear que no especificó, son ‘potentes bombardeos’ a una salida negociada y pacífica, augurando de paso su prolongación y escalada.

Precisamente con los poderosos carros de combate que varios países de la coalición han entregado a Kiev, el presidente Zelenski anticipó que la victoria ucraniana es “inevitable” y, por ello, instó de nuevo a acelerar esas ayudas que consideró decisivas para inclinar la balanza en el campo de batalla.

"Si nuestros socios cumplen con su palabra y respetan los plazos, nos espera una victoria inevitable (...). Quiero realmente que sea este año", dijo un exultante Zelenski en Kiev el viernes, tras recibir un nuevo y fuerte espaldarazo de sus aliados occidentales.

Polonia anunció que ya había enviado a Ucrania cuatro tanques pesados Leopard 2 y prometió el envío "muy pronto" de 60 tanques polacos PT-91, mientras que Suecia dijo que en breve entregará no menos de diez Leopard y Alemania otros cuatro, además de los catorce previstos para reforzar la resistencia ucraniana, que todo el mundo ha calificada como valerosa y fuerte.

Por su parte el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, prometió una contraofensiva general, en momentos en que se libran encarnizados combates en el este. "Atacaremos con más fuerza y desde mayores distancias, por aire, tierra, mar y el ciberespacio", aseguró.

Mientras, en el plano político, la ‘guerra verbal’ contra Moscó seguía ‘in crescendo’. Ejemplo de ello, la declaración de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien aseguró que Putin “no logró ni uno solo" de sus objetivos en un año de guerra y “en lugar de borrar a Ucrania del mapa, se enfrenta a una nación más vigorosa que nunca".

La reacción rusa vino por parte del expresidente y número dos del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvédev, se dijo seguro de la "victoria" y proclamó que las tropas del Kremlin están dispuestas a llegar "hasta las fronteras de Polonia".

También anticipó que Rusia que "respondería" a cualquier "provocación" militar ucraniana en la región separatista prorrusa de Transnistria, en Moldavia, donde Moscú tiene un contingente militar y alertó sobre la posibilidad de una operación de ‘bandera falsa’.

"Que nadie lo dude: las fuerzas armadas de la Federación de Rusia responderán como corresponde a cualquier provocación del régimen de Kiev", declaró posteriormente la cancillería rusa, afirmando que Ucrania está desplegando hombres y equipos cerca de Transnistria.

‘Poco eco’

De otra parte, Estados Unidos consideró que Rusia tuvo "muy poco eco" en América Latina tras la invasión de Ucrania, pero aunque casi todos los países de la región condenan la operación rusa son reticentes a sancionar a Moscú o a enviar armas a Kiev.

Con ocasión de la triste efeméride del primer año de la guerra, Washington transmitió un mensaje de unidad de los aliados contra Moscú, liderados por el presidente demócrata Joe Biden y extrañamente incluyó a esta región, llamada desde décadas atrás “el patio trasero” de Estados Unidos.

“Las Américas permanecen unidas en su apoyo al pueblo ucraniano y hacen un llamado a que se termine la guerra de agresión no provocada de Rusia", tuiteó el jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina y el Caribe, Brian Nichols.

El tuit se emitió luego de que la Asamblea General de la ONU aprobara una resolución que condena la invasión y pide la retirada de las tropas rusas, con los votos de dos tercios de los 193 miembros.

Entre los que se opusieron figura Nicaragua y entre los que se abstuvieron: Cuba, Bolivia y El Salvador. Venezuela no ha participado porque sigue sin derecho a voto debido a las deudas contraídas con la organización.

Por lo tanto, la inmensa mayoría de los países latinoamericanos apoyaron la resolución, como han hecho en otras veces, pero eso no impide que se nieguen a romper con Rusia, con el que muchos comparten intereses diplomáticos y económicos.



Nada más empezar la guerra, Rusia y Estados Unidos emprendieron una campaña diplomática compitiendo por granjearse la simpatía de los países latinoamericanos hacia sus respectivas posiciones.

Washington cree haber ganado la partida.

Rusia "ha intentado expandir su capacidad diplomática, económica y militar en muchas partes del mundo" pero "en las Américas francamente no han tenido un tremendo éxito", afirmó Ricardo Zúñiga, subsecretario interino para América Latina y el Caribe del Departamento de Estado estadounidense.

"Hubo varias campañas de desinformación efectuadas por Rusia en las Américas que tuvieron muy poco eco", añadió.

La baza de Washington son "los valores compartidos" con los países latinoamericanos, afirma Zúñiga.

El éxito es cuando menos mitigado, sobre todo desde que el bloque de izquierda regional ganó terreno con las victorias electorales de Gustavo Petro en Colombia y Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil.

Al gobierno de Biden le gustaría que se sumaran a las sanciones impuestas a Moscú, que recientemente aumentaron o que cedieran equipamiento militar ruso a Ucrania, como sugirió hace un mes la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson.

Pero las grandes economías regionales, como Argentina, México, Colombia o Brasil, se mantienen en sus trece y se niegan a sancionar al gobierno Putin. Y los países que tienen armamento ruso no parecen tener la intención de cumplirle el gusto a Washington.

Además, Lula no ceja en su empeño de crear un grupo de países para instaurar una mesa de negociación, una propuesta que Moscú afirma sopesar.

"Es urgente que un grupo de países, no involucrados en el conflicto, asuma la responsabilidad de encaminar una negociación para restablecer la paz", tuiteó Lula el viernes.

El gobierno de Biden reitera que ayudará a Ucrania cuanto haga falta porque "si deja de luchar desaparece como país", afirmó Zúñiga, quien acusa a Rusia de "seguir siendo el único obstáculo para la paz".

Washington ha constatado "simpatía" entre los países de la región "por la idea de poner un fin justo" a la guerra, pero asegura que "el presidente Putin no tiene en la actualidad interés en una diplomacia genuina".

En su opinión "Rusia cada vez está más aislada y sus aliados son países como Irán y Corea del Norte mientras que Ucrania gana amigos y cuenta con el apoyo de muchos países del mundo".

El presidente ucraniano Volodimir Zelenski se propone engrosar la lista de esos "amigos". Y en su punto de mira está América Latina y África.

"Ucrania realmente necesita dar un paso hacia los países del continente africano" y "organizar una cumbre" con los países latinoamericanos, afirmó el pasado viernes.

En la región los efectos de esta guerra lejana se han notado en cada uno de los hogares, con una fuerte subida de la inflación, al igual que en el resto del mundo.