Tráfico de arena: un flagelo que se ahonda en América Latina | El Nuevo Siglo
UN minero rescata los restos de equipos destruidos por la policía en La Pampa, en la región peruana de Madre de Dios, el viernes 16 de mayo de 2014/InSight Crime - AP Photo/Rodrigo Abd
Miércoles, 10 de Julio de 2024
Redacción internacional con Insight Crime

A solo 50 kilómetros de las famosas playas de Río de Janeiro, uno de los criminales más poderosos de la ciudad encontró una fortuna en la arena.

Antes de entregarse a las autoridades en diciembre de 2023, Luis Antonio da Silva Braga, alias “Zinho”, dirigía la milicia Bonde do Zinho. Y más allá de sus intereses delictivos en Río, el grupo se había extendido al cercano municipio de Seropédica, donde presuntamente trabajaba con un legislador del estado de Río de Janeiro para utilizar dragas flotantes, camiones, tractores, retroexcavadoras y silos para recoger ilegalmente enormes cantidades de arena.

La mayor parte de la arena extraída ilegalmente se utiliza en el sector de la construcción para materiales como el hormigón y los ladrillos, así como para la construcción de cimientos. Es más barata que la arena extraída legalmente, y la escasa supervisión por parte de las autoridades en toda América Latina y el Caribe ha convertido el tráfico de arena en una actividad relativamente rentable y de bajo riesgo para los grupos delictivos de toda la región.

Además de llenar las arcas de grupos criminales, en ocasiones violentos, la extracción ilegal de arena ha causado daños ambientales como la extinción de especies salvajes, cambios en los cauces fluviales y el aumento de las inundaciones.

Pero este delito es difícil de perseguir, ya que a menudo es imposible diferenciar entre la arena extraída legal e ilegalmente.

 “Si tienes un camión cargado de arena ilegal, tiene exactamente el mismo aspecto que un camión de arena extraída legalmente”, explicó Vince Beiser, autor de una obra sobre la historia de la utilización de la arena por el ser humano a InSight Crime.

Brasil

La extracción ilegal de arena es una de las industrias ilícitas más rentables de Brasil y, en gran parte del país, el uso ilegal de arena supera al legal.

La falta de una regulación eficaz ha provocado el colapso de algunos de estos edificios de apartamentos. El asesinato de la concejala de Río de Janeiro, Marielle Franco, está relacionado con su campaña contra estas construcciones ilegales.

Poderosas milicias como la de Zinho roban arena para abastecer el mercado inmobiliario ilegal, y después continúan ganando dinero monopolizando la provisión de servicios a los residentes de los edificios construidos ilegalmente.

Además de controlar los espacios donde la extracción es ilegal, las organizaciones dedicadas al tráfico ilegal de arena extienden su dominio al mercado comercial, cobrando a las empresas de extracción legal en ese espacio, según Luis Fernando Ramadon, policía federal brasileño y experto en extracción ilegal de arena.

Considerando las zonas de arena legal, el beneficio obtenido por la milicia que controla el municipio de Seropédica, en Río de Janeiro, puede alcanzar los 100.000 reales (unos USD18.000 al mes)”, afirmó.

En pasada entrevista a InSight Crime, este agente policial con maestría en gestión de recursos hídricos de la universidad estatal de Río de Janeiro, alertó que la situación es crítica pese a los múltiples operativos que desde años atrás realizan contra la extracción ilegal de arena, como parte de un compromiso renovado para combatir los delitos ambientales.

Según su investigación, en 2021, el tráfico de arena en Brasil se avaluaba en unos 20 mil millones de reales (USD 4 mil millones), devastando grandes extensiones.

Ramadon destaca que “al contrario de los narcóticos que se trafican desde los países productores a los consumidores, en Brasil y Europa, la arena se encuentra en todas partes y puede extraerse de diversas formas con casi total impunidad. La arena puede extraerse desde el minuto en que un camión llega a un depósito de arena al aire libre” y agrega que “eso es lo que ha venido ocurriendo en Camacari, Bahía (una gran extensión de dunas arenosas al noreste del país), donde llegan toman todo lo que pueden antes de que arriben las autoridades. O ponen una draga en el río que succione la arena mediante una manguera hasta la orilla del río, y luego la transportan a su destino”.

Este tipo de extracción ilegal afecta gravemente al río Guandu, que abastece de agua a 9 millones de personas en Río de Janeiro.

Se han detectado grupos más pequeños, conocidos como carroceiros, en los estados de Espírito Santo, São Paulo, Bahía y Paraíba. Aunque no operan a la escala industrial que se observa en Seropédica, han sido acusados de reclutar a menores y mantener a las personas en condiciones de esclavitud.

“Los carroceiros venden arena a tiendas de materiales de construcción que actúan al margen de la ley, lo que fomenta la extracción ilegal de arena”, declaró Ramadon a InSight Crime.

Colombia

En Colombia, los grupos criminales -algunos con vínculos con líderes políticos regionales- han recurrido al tráfico de arena para diversificar su portafolio criminal y aumentar sus ingresos.

La extracción de arena cobró importancia en Colombia durante la década de 1990, con el aumento de la urbanización en la costa Caribe del país. Según algunas estimaciones, hasta la mitad de la arena utilizada en Colombia puede extraerse ilegalmente.

El departamento de Magdalena se ha visto especialmente afectado. En mayo, las autoridades respondieron a las denuncias de extracción ilegal de arena en la zona rural de Pivijay y sorprendieron a personas extrayendo arena en volquetas sin autorización.

En el vecino departamento de Córdoba, los traficantes de arena parecen haber estado dispuestos a matar en aras de su negocio. El periodista colombiano Rafael Moreno fue asesinado en 2016 tras denunciar la extracción ilegal de arena vinculada a una destacada familia de políticos.

Más recientemente se puso en evidencia esta actividad ilegal en Barú, las Islas del Rosario (Parque Corales), Las Playetas de Isla Grande y la Playa de Los Muertos. Y, al igual que en Brasil, pese a los esfuerzos de las autoridades, es un delito que crece.

En Colombia, la arena ilegal se usa tanto para construir playas artificiales como casas en las islas, porque el costo del producto en los centros urbanos es más elevado y se incrementa aún más con el transporte hacia esos lugares. También se utiliza para estucar y en talleres de ornamentación.

México

En México, la extracción ilegal de arena también se ha vinculado a la corrupción de las élites.

Edith Kauffer, una profesora de ciencias políticas que ha estudiado la extracción de arena en México, explicó a InSight Crime que las empresas legalmente registradas con permiso para extraer arena hacen caso omiso de la normativa legal y están protegidas por funcionarios locales corruptos.

La extracción ilegal de arena a menudo no se denuncia debido al temor de que los denunciantes sufran repercusiones violentas, dijo Kauffer.

Si quieres perder la vida, denuncias las operaciones, y todo el mundo sabrá que fuiste tú quien denunció la actividad”, explicó.

Algunas mafias mexicanas de la arena pueden exportar su producto a Estados Unidos, aunque el asunto no ha recibido tanta atención de las autoridades como el contrabando de drogas y personas a través de la frontera con California.

Beiser afirmó que la extracción legal de arena ha recibido el rechazo de la opinión pública estadounidense debido a sus efectos sobre la calidad del agua, lo que podría estar empujando a las empresas constructoras de la región fronteriza a utilizar arena ilegal mexicana.

No me sorprendería en absoluto saber que la extracción ilegal de arena está alimentando ahora el mercado de San Diego”, afirmó Beiser.

El robo de arena en las playas es la mayor causa de su erosión, los cambios en la línea costera y, el deterioro de los sistemas marinos. Sin embargo, es una actividad que crece por ser lucrativa, poco riesgosa y de difícil detección.