COMO ocurrió hace 142 años con el duelo electoral entre el expresidente Grover Cleveland y el mandatario Benjamin Harrison, en la actual campaña por la Casa Blanca los votantes pueden juzgar el desempeño presidencial de los dos candidatos y ello, sin duda, se ha convertido en factor clave para determinar a cuál apoyar.
Con la nominación partidaria asegurada tempraneramente, el expresidente republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden intensifican sus actos de campaña por todo el país, con discursos que enfatizan sus logros de gestión, así como las falencias del contrincante como inquilino de la Casa Blanca, con dos objetivos definidos: ampliar su apoyo electoral y aumentar las arcas financieras de la campaña.
Ambos temas son medibles, y en el único que saca ventaja el candidato-presidente es en el segundo. En la intención de voto, cuyo pulso se toma a diario en Estados Unidos, el líder conservador no sólo mantiene la delantera, sino que se perfila como ganador en la mayoría de los siete estados llamados ‘bisagra’, es decir, los que a última hora definen el ganador.
En este aspecto, los demócratas con su candidato Biden, vuelven a recibir malas noticias. El más reciente sondeo de Wall Street Journal en siete de esos disputados estados, dan como ganador a Trump en al menos cinco de ellos. Además, tiene mejor imagen, valoración de gestión y respaldo para enfrentar dos temas cruciales para los electores: economía y migración.
En la encuesta realizada a 4.200 personas (600 por cada estado), entre el 17 y 24 de marzo, se midió por primera vez el desempeño presidencial de ambos. Así, se realizaron dos preguntas específicas: ¿Aprueba o desaprueba el trabajo que está haciendo Biden como presidente? y ¿Aprueba o desaprueba el trabajo que hizo Trump como presidente?
Los resultados de Biden fueron más que preocupantes: 38% de aprobación del trabajo frente a 60% de desaprobación, mientras que para Trump fueron 51% vs. 47%, respectivamente.
Byron York, analista político de Washington Examiner, señala que “los resultados son nefastos para el actual presidente. En primer lugar, podrían mostrar que los votantes simplemente piensan que Trump hizo un mejor trabajo que Biden y, por supuesto, la mayoría de los votantes elegirían a quien tuvo mejor desempeño. En segundo lugar, podrían mostrar que los votantes de Trump están experimentando lo que a veces se llama el efecto de “retrospección optimista”, es decir, piensan que todo fue mejor en el pasado y/o tercero, tal vez en algunas cuestiones clave, como la economía, la inmigración y los asuntos internacionales, las cosas realmente iban mejor cuando Trump era presidente, y votar por Trump sobre Biden sería una decisión basada en hechos”.
En cuanto a la intención de voto, en esta encuesta de Wall Street Journal, que tiene un margen de error de 1,5 puntos porcentuales, los resultados hablan por sí solos: Trump saca ventaja de entre uno y seis puntos a Biden en seis de los siete estados ‘bisagra’.
En Arizona, el apoyo a Trump es de 47% contra 42% de Biden; Carolina del Norte (49% vs. 43%), Nevada (48% vs. 44%), Pensilvania (47% vs. 44%), Michigan (48% vs. 45%) y Georgia (44% vs. 42%). Mientras en Wisconsin hay un empate con 46%.
Así, en el mapa general del Colegio Electoral los resultados son 312 votos a favor del republicano contra 226 del demócrata.
Estos resultados están en línea con otras mediciones anteriores, donde los guarismos son muy similares y han despertado honda preocupación en la campaña demócrata y especialmente a los estrategas políticos porque Biden puede exhibir una mejora en la economía, con crecimiento del empleo, del PIB por encima delo esperado y el gasto en salud.
Todas las encuestas también están evidenciando que Trump gana terreno entre las comunidades negra y latina, así como entre los votantes jóvenes, tradicional terreno de los demócratas. Y la razón es su discurso simple y puntual: “Las cosas iban bien cuando yo era presidente, se fueron al diablo con Joe Biden en la presidencia y es por eso que pido su apoyo para regresar. Así haremos las cosas bien de nuevo”.