Durante el año en curso, la calidad del aire en Bogotá ha sido uno de los factores que más han preocupado a los ciudadanos. Las afectaciones han sido causadas principalmente por el fenómeno de El Niño, pero también por las frecuentes quemas, algunas de ellas provocadas por el ser humano.
De hecho, hace tan solo cinco días el Distrito declaró la Alerta Fase 1 por mala calidad del aire en el suroccidente de la ciudad, debido a las altas concentraciones de material particulado de 10 micras (PM10) que se han registrado en esta zona, a causa de los incendios forestales que se han presentado en la región, así como en el valle del río Magdalena, en la Orinoquia colombiana y venezolana, sumados a las condiciones meteorológicas adversas (estabilidad de la atmósfera) que impiden la dispersión de material particulado.
Al respecto, EL NUEVO SIGLO consultó con expertos de la academia sobre las razones por las que cada vez son más recurrentes las emergencias por la calidad del aire en Bogotá.
Jaime Farmado, profesor de Ingeniería Ambiental de la Universidad Central, sostuvo que esto es influenciado por las condiciones climáticas y el fenómeno de El Niño que provoca sequías, las cuales generan, aparte de una disminución de la precipitación, que es un control natural de los contaminantes atmosféricos, un aumento en los fenómenos de dispersión de las partículas y esto aumenta de manera proporcional las emisiones en la ciudad.
“Otra situación que actualmente está pasando y es una condición atípica, son las quemas que se han presentado en los últimos meses en Colombia. Por ende, hay que indicar que estas alertas que se están dando actualmente no son una condición típica de la ciudad como pasa en Medellín, sino que corresponden a las emisiones que se están dando por las últimas quemas y tienen un impacto significativo en el deterioro de la calidad del aire”, explicó.
A su turno, Carolina Barreto, docente de Gestión Ambiental del Politécnico Grancolombiano, afirmó que el aumento de emergencias por calidad del aire se fundamenta en dos razones: un aumento en las emisiones por fuentes fijas y fuentes móviles, y los incendios forestales.
“La dispersión, los vientos y la inversión térmica que es cuando se calienta la masa de aire, evitando que se dispersen fácilmente los contaminantes, hacen que estos se queden en la troposfera y que percibamos un mayor grado de concentración”, señaló.
Fuentes de contaminación atmosférica
Los expertos indicaron que en Bogotá existen fuentes móviles y fuentes fijas de contaminación. Las primeras hacen referencia al sector industrial, chimeneas y altura de piso de algunas industrias, entre otras, mientras que las segundas corresponden en gran proporción a los vehículos, el transporte terrestre, aéreo y marítimo.
Existen además las fuentes conglomeradas, que son una mezcla entre sectores industriales, empresariales y residenciales.
“También tenemos que contar las fuentes naturales, que son las propias del movimiento de la tierra, como las erupciones y deslizamientos que generan polvillos; inclusive algunos movimientos telúricos también generan liberación de gases que contribuyen a la contaminación”, explicó Barreto.
Las fallas
El profesor Jaime Farmado señaló que el Distrito está tomando las medidas pertinentes a las emergencias frente al deterioro de la calidad del aire, como el Pico y Placa ambiental y la recesión vehicular de vehículos de carga.
“No es una falla que se esté dando por el Distrito. La ciudad está respondiendo a esta situación, pero claramente el tema de la calidad del aire no cambiará drásticamente porque guarden los vehículos. Eso es un proceso de días mientras se recupera la atmósfera y eso fue lo que vimos cuando terminaron las quemas un mes atrás y se notó que luego de unos días la calidad del aire empezó a recuperarse”, puntualizó.
Por su parte, la profesora Carolina Barreto enfatizó que una de las fallas es no haber aprendido a ser preventivos.
“Nosotros sabemos que cíclicamente tenemos el fenómeno de El Niño aproximadamente en esta época, sabemos que por efectos también meteorológicos y por los gradientes secos, es decir, por el clima más seco que tenemos, los fenómenos de dispersión se pueden dar de mayor manera. En ese sentido, la concentración de gases efecto invernadero es mayor, el calentamiento hace que estos mismos gases no se puedan dispersar de manera adecuada. Sabiendo eso, teniendo la prospección y la información de periodos anteriores, no hemos sabido ser preventivos en eso y es una falla que estamos teniendo en todo el país”, aseveró.
¿Cómo enfrentar el problema?
Los docentes fueron enfáticos en afirmar que la base para ello debe ser tomar conciencia en torno a varias acciones.
“Las políticas centrales para enfrentar ese problema parten de la necesidad no sólo de Colombia sino a nivel mundial de realizar conversiones de las fuentes energéticas que actualmente empleamos y esto nace de disminuir año a año, y va entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el consumo de combustibles fósiles a energías renovables como energía solar, energía eólica, mareomotriz, entre otros. También tienen que ir asociadas a compromisos por parte de la ciudadanía y también incentivos para que tanto las personas como las empresas se quieran involucrar en esa transición energética. Un ejemplo es el hecho de tener un vehículo que tenga ese tipo de tecnología híbrida o eléctrica, que no cuenta con la recesión de Pico y Placa”, aseguró el profesor Jaime Farmado.
La profesora Carolina Barreto señaló que estas políticas de acuerdo deben enfocarse en la coordinación entre las autoridades de salud y las autoridades ambientales.
“Es necesario que las políticas sean claras, con lineamientos específicos para la industria, para la educación, para la investigación, para la sociedad civil, que sepan qué tienen que hacer. Otro punto importante es renovar el parque automotor, particularmente desde el transporte masivo. Es necesario que nos volquemos a fuentes no convencionales de energía renovable para poder usar vehículos que sean libres de uso de gasolina y diésel”, sostuvo.
Afectaciones en la salud
El doctor Javier Bonilla, docente de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Fundación Universitaria San Martín, explicó que la contaminación del aire está dada por elementos biológicos y no biológicos.
“Dentro de los biológicos encontramos microorganismos, bacterias, virus y hongos, debido a los cuales el organismo tiende a defenderse generando reacciones inmunológicas que le van a ayudar a quitar este problema virológico de contaminación. El asunto más complejo es cuando se encuentran sustancias no biológicas, inorgánicas, que se convierten en una dificultad seria para el organismo en virtud de varias situaciones. Generan procesos de óxido-reducción que pueden dañar las membranas celulares y otros componentes de nuestras células, tanto de la boca y vía aérea superior, como de la vía aérea inferior”, advirtió.
Señaló además que también generan cuadros inflamatorios crónicos que por la contaminación continua del aire van generando deterioro en los procesos de cicatrización y de reparación de la vía, es decir, siempre que hay una noxa o patógenos, sustancia que altera, el cuerpo responde con inflamación y cicatrización para luego recuperar el tejido, pero en estos casos la contaminación y el contacto continuo con él no dan la oportunidad de que el proceso se dé completo y se mantiene un cuadro crónico de inflamación.