Identidad y promesa
Nunca antes en la historia el ser humano ha tenido tanta necesidad de dar respuesta a la pregunta ¿quién soy yo? como en nuestros días. A qué se deba este requerimiento es algo que se puede atribuir a la disolución cada vez mayor de instancias que ofrezcan respaldo a la identidad humana por un lado, y por otro, a la creciente diversificación de las opciones que se ofrecen, como configuradores de la identidad personal. Vivimos una profunda crisis de identidad.