Columnistas | El Nuevo Siglo

Salud: sistema siniestro

 

Dios  nos ampare de caer en manos del sistema de salud colombiano. Alabanzas al Indio Amazónico, que por lo menos atiende sin prerrequisitos, ni papeleos, ni exámenes previos, sin órdenes de porteros que mandan más que los galenos y porque tiene corazón, alma y mucho de sabiduría.

Revelaciones

 

Estamos  acostumbrados a que se revelen escándalos, ollas podridas, actos de corrupción, inherentes a la condición humana en todas las latitudes. Claro, es importante que ello ocurra, pues nos damos cuenta de cómo es una porción de la realidad que nos corresponde vivir, la que nos da un contexto amplio de cómo es una sociedad o un país. Pero también la vida está llena de otro tipo de revelaciones, menos publicitadas, privadas, que ocurren en la esfera de lo íntimo.

Algo huele mal

No  es necesario conocer demasiado sobre recolección de basuras para saber que no es un negocio sencillo. No sólo por la logística que el proceso conlleva y sus alcances, sino por la organización que se requiere para prestar un servicio digno para una ciudad de más de siete millones de habitantes.

El paro judicial

 

País  de leyes: los jueces y auxiliares de justicia sencillamente exigen que se cumpla una Ley que el Congreso expidió hace 20 años y que ordenó al gobierno “revisar el sistema de remuneración de funcionarios y empleados de la Rama Judicial sobre la base de la nivelación o reclasificación atendiendo criterios de equidad".

Score 1 - 0

 

Comenzó el proceso por medio del cual, eso esperamos, se silencien los fusiles y se nos proporcione a los colombianos la paz que nos ha sido conculcada hace algo así como 50 años.  Todos tenemos grandes esperanzas de que esta vez sí se llegue a buen puerto y al final se hayan depuesto las ambiciones de llegar al poder por la vía de las armas. Todos participamos de un optimismo que más está por el lado del deseo que por las posibilidades de que esto pueda suceder.

Tres limitantes del gobernante

 

Viendo lo que ocurre con las reformas que presentó el Gobierno nacional al Congreso y las propuestas de reformas presentadas por la administración de Bogotá, inevitablemente vuelve a la cabeza aquel cuento de los tres sobres que dejo Stalin a Kruschev: