Una de las bases funcionales de una sociedad es, sin duda, el derecho a la libertad de opinión y expresión. Son garantías fundamentales que parten de la base del pluralismo de ópticas que pueden existir dentro de los conglomerados humanos y el respeto que se debe tener por ellas, así no se compartan. Lamentablemente cada vez es más difícil hacer cumplir estas premisas, por cuanto es creciente la tendencia de no pocas personas a criticar, condenar y satanizar a aquel o aquellos que piensan distinto.