Gabriel Sonny Cubillos
Periodista de EL NUEVO SIGLO
Aumentar el número de magistrados de 9 a 15 en la Sala Penal rompería el equilibrio en la Corte Suprema, dijo el exmagistrado de esta alta Corte, Jaime Arrubla Paucar.
Así lo propone un proyecto de ley que presentó el Fiscal General y que estudia el Congreso, buscando principalmente adoptar la doble instancia para los aforados en la Corte Suprema.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué opinión tiene del proyecto que presentó el Fiscal reformando la Sala de Casación Penal?
JAIME ARRUBLA PAUCAR: He escuchado que se pretende reformar la Sala de Casación Penal de la Corte acoplando la función que cumple con los aforados al nuevo sistema penal acusatorio colombiano, es decir, permitiendo que haya una sala de investigaciones y que haya una sala que se encargue de la acusación con esas investigaciones, y que haya una sala de juzgamiento al interior de la misma Corte para así darle aplicación al sistema del derecho penal acusatorio.
También se ha hablado, no sé si lo trae ese proyecto, de consagrar una segunda instancia para los aforados. En esto tengo mis reparos, pero entiendo que esas son las iniciativas que se plantean en los proyectos que quiere reformar la Sala Penal en la Corte.
Con el primero de ellos, dividir las funciones de investigación y juzgamiento, creo que eso está bien y eso se puede hacer a nivel de la misma Corte, siempre y cuando eso no implique crear más plazas de magistrados, con las que hay es suficiente, lo que hay es que organizar bien el trabajo.
Y la segunda, buscar una sala de apelaciones, ahí es donde veo el problema porque creo que una segunda instancia debe ser dentro de la misma Corte y debería ser la misma sala plena, pero no sería partidario de sacar de la Corte el tema de aforados.
ENS: El proyecto propone que la Sala Penal quede dividida en tres salas: dos de juzgamiento y una de casación, que contarían con 15 magistrados...
JAP: Ahí no estoy de acuerdo, actualmente son 9 magistrados, creo que así debe ser. Creo que pasar eso a 15 se rompe el equilibrio en toda la Corte, los que van a quedar dominando la Sala Plena de la Corte son los magistrados de la Sala Penal, entonces ya la Sala Laboral va a querer hacer lo mismo, y lo que estamos haciendo aquí es hacer crecer el gigante del Estado cada vez más.
¿Por qué los magistrados de la Corte Suprema de Estados Unidos son los mismos de hace 200 años y no ha habido ningún problema?, ¿por qué aquí tenemos que pasar de una sala de 9 a una sala de 15?
Creo es que hay que acoplar el sistema, pero sin necesidad de entrar en crecer la burocracia a nivel de las altas Cortes.
ENS: ¿Pensando en el proceso de la parapolítica, se podría decir que la Corte enfrentó ese proceso sin una estructura adecuada por carecer de dobla instancia?
JAP: Para nada, la Corte funcionó muy bien sin implementar un sistema acusatorio porque hubo una comisión investigativa y se dieron todas las garantías, y cuando a una persona la juzgan en vez de 2 ojos, 18, porque eran 9 magistrados, los magistrados de más alto rango en la judicatura colombiana, pues qué más garantías se quieren.
Es que el fuero es eso, que a uno lo juzgue el del nivel más alto, y el fuero implica sacrificios, y si lo que se quiere es una segunda instancia plena, entonces que se renuncie al fuero, que el fuero lo tengan en los tribunales superiores y que vaya a la Corte en segunda instancia o en apelación, pero no crecer más. La Corte con una sala de juzgamiento, una sala de apelación, eso es corromper la estructura misma de lo que debe ser una corte suprema de justicia.
ENS: El proyecto del Fiscal también propone que sobre fallos se faculta a la Sala de Casación Penal para seleccionar algunos asuntos y proferir sentencias interpretativas, ¿qué opina de ello?
JAP: Tampoco me gusta esa selección discrecional porque eso se presta para malas interpretaciones. El país está lleno de malos comentarios sobre esa función discrecional que cumple la Corte Constitucional. Creo que las instituciones hay que preservarlas y más bien establecer unos parámetros con recurso, pero no entrar en esas discrecionalidades que no son convenientes