EN LOS últimos días el Gobierno citó la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores en dos oportunidades para abordar la crisis venezolana. Sin embargo, la mayoría de los expresidentes no acudieron, porque no solo no están de acuerdo con el presidente por no reconocer el triunfo de Edmundo González, sino porque antes de expresar esa postura sus voces no fueron escuchadas.
Se recuerda que en el anterior gobierno hubo críticas porque no la citaba, y la convocó por primera vez por un fallo del Consejo de Estado.
En ese escenario, hay quienes dudan si vale la pena que exista la Comisión o si es necesario reformarla.
El excanciller Julio Londoño, quien ha participado en las reuniones de esta Comisión que ha convocado la administración Petro, dijo que debe mantenerse esta figura por el importante papel que cumple asesorando en materia de relaciones internacionales.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo ha visto el papel que le ha dado el actual gobierno a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores?
JULIO LONDOÑO PAREDES: El Gobierno ha citado hasta este momento, en los dos años de mandato que tiene, en tres oportunidades a la Comisión Asesora. En las dos primeras estuvo presidida por el ministro de Relaciones Exteriores y la última, la pasada semana, por el presidente Petro.
ENS: ¿Las tres han sido informativas?
JLP: No, solamente las dos primeras fueron informativas y la última sí fue una reunión ordinaria de la Comisión.
ENS: O sea, ¿la última cita fue consultiva?
JLP: Digamos, consultiva e informativa al mismo tiempo.
ENS: En los últimos gobiernos, especialmente el de Duque y el actual, se ha visto acentuado el problema con la Comisión, porque poco la convocan para asuntos clave; también pasa que los expresidentes en su mayoría no asisten. Algunos consideran que se ha desnaturalizado en su función y es mejor acabarla o reformarla. ¿Usted qué piensa?
JLP: Creo que el problema de la Comisión Asesora por la no asistencia de los expresidentes viene desde hace muchos años, no es solamente de ahora. Como se sabe, muchas veces se presentan rivalidades entre los expresidentes de la República o entre los expresidentes y el presidente de turno. Entonces se da esa situación.
Y, de otra parte, en general a los presidentes no les ha gustado mucho convocar la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, entre otras cosas porque los temas que allá se tratan, que son de carácter confidencial, muchas veces salen inmediatamente después de la reunión. Y además porque son el presidente de la República y su ministro de Relaciones Exteriores los que dirigen la política exterior de Colombia.
ENS: ¿Entonces qué se podría hacer, acabar o reformar la Comisión?
JLP: No, creo que de ninguna manera se deba acabar. De todas maneras, la Comisión Asesora genera un apoyo o unos puntos de vista importantes para el Gobierno en asuntos de política exterior, a pesar de que esas opiniones no son vinculantes, pero es útil tenerlas en cuenta.
Fíjense que en la última oportunidad los expresidentes de la República, los no asistentes, atendieron llamadas del ministro de Relaciones Exteriores y expresaron sus puntos de vista sobre los temas que iban a ser tocados en la Comisión, y alguno de ellos incluso dejó por escrito los puntos que consideraba fundamentales que se debían tratar.
Entonces, de cualquier manera eso tiene un efecto y no creo de ninguna manera que se deba cerrar. Lo que pasa es que la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores hace muchísimos años, desde su fundación, tenía un carácter, precisamente, de asesoría al gobierno y estaba constituida por personas de una alta competencia en asuntos de materia internacional y que podían ayudarle al gobierno en un momento determinado a tomar las decisiones. Ahora tiene un carácter un poco más político y así se ha hecho en gobiernos anteriores.
ENS: ¿Qué se podría hacer para que en la Comisión no prime el carácter político, sino más los intereses nacionales?
JLP: Se han hecho varios intentos en ese sentido. Me parece importante que los presidentes y vicepresidentes de las comisiones de relaciones exteriores de Senado y Cámara puedan asistir para dialogar directamente con el presidente. Esa oportunidad no se les presenta frecuentemente, sino en otro contexto, en asuntos de reuniones de carácter político, etcétera. Pero creo que eso es conveniente de todas maneras.
Eso depende un poco del jefe del Estado y depende de las personas que sean designadas para esos cargos.
ENS: Entonces, ¿el buen funcionamiento de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores depende más de que tanto el jefe del Estado como los expresidentes de la República se concienticen de la importancia de la misma para el país?
JLP: Claro, no solamente los expresidentes, porque los expresidentes pueden ser consultados individualmente; creo que todos los asistentes. Creo que el hecho, por ejemplo, de que las comisiones segundas de Senado y Cámara, que son las que atienden los asuntos de relaciones internacionales, estén presentes en la Comisión es conveniente y eso ayuda a dar una imagen de que la política exterior colombiana en principio es de Estado y no es una política partidista.
ENS: Han propuesto que, en lugar de convocar la Comisión, lo que se debería hacer es, bajo la dirección del presidente y el canciller, realizar consultas a los expresidentes para conocer su opinión sobre temas importantes de la política exterior. ¿Eso funciona?
JLP: No creo que los expresidentes sean los que tengan siempre la verdad revelada y la práctica y el conocimiento suficientes para tomar decisiones en asuntos de política exterior. Ellos ejercitaron y ejercieron las decisiones cuando estaban en su mandato, pero no creo que tengan necesariamente en todo momento la competencia para poder saber de todos los elementos, pues muchas veces los que se tratan son de carácter técnico.
Pero naturalmente hay un marco de carácter político que se me hace importante.
ENS: Se sabe que el presidente por regla general llama la Comisión cuando hay asuntos de política exterior muy importantes en la agenda. Algunos proponen que debería instituirse que se reúna periódicamente sin depender de la coyuntura. ¿Qué piensa?
JLP: Así está establecido, pero los presidentes no lo hacen porque, como digo, son un poco renuentes a hacerlo, por diferentes razones. Así está establecido en el reglamento de la Comisión. Lo que pasa es que no siempre se cumple lo establecido en esos reglamentos.
Manejo de relaciones internacionales
ENS: ¿Qué opina del manejo que les ha dado el actual gobierno a las relaciones internacionales? Algunos consideran que ha sido confrontacional, dados los choques con gobiernos como Israel, con Perú, con Argentina, El Salvador, entre otros. ¿Ha faltado tacto en esta materia?
JLP: Primero, todo el mundo conoce cuál es el temperamento del jefe de Estado colombiano; lo conocen no solamente los colombianos, sino fuera del país. De otra parte, hace bastante tiempo se han entronizado en el país dos cosas: primero, hay que tener en cuenta que no se pueden personalizar las relaciones internacionales. Es decir, las relaciones internacionales no se pueden manejar con la simpatía o antipatía que le pueda tener el presidente del país al mandatario de otro Estado. Eso no es así, porque tiene todo un país a su espalda.
Y la otra parte es que no se pueden hacer relaciones internacionales o diplomacia de micrófono, especialmente en ciertos puntos; es sumamente peligrosa. Y esa diplomacia de micrófono incluye las redes.
Pero de un tiempo para acá eso se ha generalizado. Eso empezó desde el tiempo del presidente Chávez de Venezuela y continuó con otros países. Fíjense la situación de Argentina e incluso el expresidente Trump de los Estados Unidos utilizó ese sistema.
Eso es sumamente negativo, porque no se puede manejar en una forma con cordura, con cuidado, buen juicio, a base de la red X, o de declaraciones que se hacen por radio o por televisión en un momento determinado de efervescencia y calor. Para eso están las cancillerías.
Crisis venezolana
ENS: Pasando al tema del resultado de las elecciones en Venezuela, muchos han fustigado al presidente Petro porque no reconoce el triunfo de Edmundo González. ¿Se ha equivocado el mandatario colombiano?
JLP: Creo que el Gobierno ha hecho lo que tiene que hacer. No es lo mismo que haya un pronunciamiento de Chile o de Brasil, incluso, cuyos centros de población y la capital están separados 3 mil kilómetros de Venezuela; o de México, que está separado por el mar Caribe, que Colombia que tiene 2.219 kilómetros de frontera.
Hay grupos armados colombianos en territorio venezolano; tenemos 3 millones y algo más de venezolanos en nuestro territorio; somos los receptores en primera línea de una eventual nueva ola de migración venezolana; los departamentos fronterizos colombianos se afectan gravemente con cualquier asunto de restricción comercial o cierre de la frontera, y lo mismo las provincias venezolanas limítrofes.
Entonces, el caso de Colombia es muy especial y creo que hay que manejarlo con mucho cuidado.