“Dos desafíos tenemos como Iglesia: la complejidad del mundo que debemos evangelizar y los retos que nos presenta la vivencia de la comunión y la participación”, así lo señaló en esta etapa de cuaresma monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, habló con EL NUEVO SIGLO.
También agregó que “es muy importante que durante estos días previos a la Semana Santa escuchemos la llamada del Dios vivo que está resonando ya en nuestro ser interior, es decir, en esa capacidad de escucha y de respuesta que llevamos todos en nosotros mismos, quizás sin sospecharla. Un retiro espiritual será de gran ayuda”.
Situación del país
Acerca de la reforma a la salud, monseñor señaló que “el objetivo de un sistema de salud es garantizar la calidad de la atención y procurar que todos tengan muy buena salud. Ello hace que la salud sea un derecho que no depende de si tengo o no tengo plata para pagarla, sino de la claridad de un Estado capaz de asegurar una atención integral en salud para todos”.
Asimismo agregó que es mejor que el discernimiento social sobre un tema tan importante reciba aportes de todos los sectores de la sociedad, no podemos apresurarnos. “Es necesario que construyamos una reforma del sistema sanitario que contribuya verdaderamente al mejoramiento de la salud de la población, a garantizar la protección financiera de los usuarios y cumpla con las expectativas de satisfacción y seguridad de todos los pacientes”.
Igualmente, recomendó tres estrategias para humanizar el país en el ámbito de la salud: “Despertar en toda la nación la solidaridad, sensibilizándonos en las realidades del sufrimiento y las rutas de ayuda para los enfermos y sus familiares. La promoción y educación que hagamos en salud con la comunidad en tres temas: salud pública, prevención de enfermedades y saneamiento básico. Y por último, vigilar, con los organismos de control, para que el Estado, las instituciones públicas y privadas que prestan servicios y forman profesionales de la salud, tengan presente su misión social, política, ética, bioética y comunitaria”.
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Sobre cómo ve la Iglesia católica el desarrollo de la paz total, monseñor aseguró que “la Iglesia reconoce que toda su acción pastoral tiene consecuencias hacia la paz y la reconciliación. Por lo que es evidente que, en este sentido, la Iglesia y sus ministros, debemos estar comprometidos con el logro de la paz y la reconciliación”.
En cuanto a los diálogos con el Eln, el prelado indicó que “si la Iglesia hoy acompaña estos diálogos tanto en la mesa como los territorios, es porque tienen una mirada llena de esperanza. Los cristianos portamos buenas noticias, no somos profetas de desventuras. Estamos convencidos de que Colombia está ante una gran oportunidad. Podemos aprovecharla mediante la construcción del bien común, o malgastarla en intereses egoístas, que nos fragmentan y dividen”.
Acerca de las elecciones regionales, afirmó que la Iglesia espera que en estas elecciones haya responsabilidad y seriedad en los contenidos y propuestas de los candidatos y que no se multipliquen las ofensas y las verdades a medias. “Esperamos que las comunidades antes de pensar en la posibilidad de expulsar un mal gobierno, ojalá puedan pensar en la perentoriedad de elegir uno bueno, que recoja las esperanzas de todos, que construya un ideal de municipios y departamentos a largo plazo, con procesos locales y regionales, orientados al bien común y a la defensa de la vida, que nos motiven a todos a caminar juntos”.
Sobre cómo ve la política agrícola del país sostuvo que “creemos que en primer lugar debe haber un enfoque muy claro de los alcances de una reforma rural integral como se viene conversando desde hace unos años. Reforma que ojalá logre resolver el conflicto histórico de nuestras ruralidades como la pobreza notoria que hay en todo el campo colombiano, poniendo el énfasis en cuatro aspectos muy concretos: la seguridad humana del campesinado; el desarrollo del campo con un mínimo de infraestructuras, porque en el campo colombiano una buena carretera es un camino a la libertad; el desarrollo de las instituciones que tienen que ver con el agro colombiano y una muy seria política integral de tierras”.