Izquierda irrumpió con fuerza pero centroderecha resistió | El Nuevo Siglo
El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Marzo de 2022
Redacción Política

Los escrutinios de la votación al Senado dados a conocer el viernes pasado, que variaron parcialmente frente al mapa político que se había configurado con base en los datos del preconteo, ponen de presente cuatro elementos básicos para entender la nueva correlación de fuerzas parlamentarias.

En primer lugar está el hecho político innegable de que, por primera vez en la historia republicana colombiana, un partido de izquierda es la colectividad más votada en la principal de las cámaras legislativas.

Desde mediados del siglo XIX la división de fuerzas entre los sectores políticos que servirían de base estructural, con el pasar de los años, a los partidos Conservador y Liberal, marcó la correlación de fuerzas en el Parlamento. Un escenario que se extendió por más de una centuria y media.

De hecho, ese marcado bipartidismo dominó las últimas décadas del siglo XX, salvo algunos liderazgos excepcionales o colectividades derivadas que, sin embargo, provenían de las mismas toldas rojas y azules, como el Nuevo Liberalismo galanista o el Movimiento de Salvación Nacional, de Álvaro Gómez Hurtado.

Todo vino a cambiar en la última década del siglo pasado, no solo a partir del mapa político diverso que constituyó la Asamblea Constituyente de 1991 sino de los nuevos escenarios de escisiones partidistas y demás derivaciones que, en 2002, darían lugar a que Álvaro Uribe, de origen liberal y con un respaldo conservador sólido, se tomara el poder, incluso con dos elecciones sucesivas ganando en primera vuelta.

Se rompió así el bipartidismo tradicional, a tal punto que desde entonces a hoy la fuerza política de Uribe ha determinado cuatro de los cinco mandatos presidenciales (dos gobiernos suyos, el primero de Juan Manuel Santos y el actual de Iván Duque). De hecho, tanto La U en los dos gobiernos uribistas como (a partir de 2014) el Centro Democrático, han sido sucesivamente las fuerzas determinantes en el Senado, bajo un espectro político e ideológico de centroderecha.

Solo ahora, en los comicios del pasado domingo, ese panorama vino a cambiar: la coalición del Pacto Histórico, que reúne a ocho partidos y movimientos de izquierda, bajo el liderazgo de Gustavo Petro, el candidato de ese sector político que más ha sumado votos en la historia del país (8 millones de respaldos en la segunda vuelta presidencial de 2018), se convirtió en la bancada más votada del Senado. Ese es un hecho político innegable.

¿Qué tanto avanzó?

Un segundo elemento clave para entender el nuevo mapa político es establecer qué tanto avanzó la izquierda, pues hay diferencia entre ser el partido más votado y ser la bancada mayoritaria.

En el saliente Senado es claro que la izquierda es muy débil y que, incluso, la coalición de la centroizquierda que lidera el bloque opositor tampoco es mayoritaria. Al final de cuentas suma 26 escaños (4 del Polo, 1 de Dignidad, 9 de Alianza Verde, 2 de Decentes, 2 indígenas, 2 ex-La U -Roy Barreras y Armando Benedetti- y 5 de Comunes –ex-Farc- y el propio Petro).

Por el contrario, los partidos de centroderecha son mayoría: 19 del Centro Democrático, 13 conservadores, 11 de La U y 6 de los partidos cristianos. Esto da 49 escaños. Sin embargo, si se suman los 15 escaños de Cambio Radical (que es de centroderecha así esté hoy en la franja de los independientes y por fuera de la coalición gubernamental), este bloque llega a 64.

A su turno, el liberalismo (14 senadores) se puede ubicar en el centro del espectro político, aunque suele votar más hacia la centroderecha que a la centroizquierda.

¿Cómo quedó ahora? El Pacto Histórico sumó 19 curules pero, a hoy, no se ven puentes de entendimiento político con la coalición de Centro Esperanza, que ganó 13 escaños. Así las cosas, el partido de izquierda podría sumar a los dos escaños indígenas y los cinco de Comunes. Lo que les daría para una bancada de 26 puestos, igual al bloque de izquierda-centroizquierda en el saliente Congreso.

Ahora, si el Pacto y compañía hicieran una alianza con los esperanzados, eso les daría una bancada de 39 escaños, insuficiente para imponer criterios legislativos en el Senado, más allá de quién ocupe la Casa de Nariño a partir del 7 de agosto.

Por el contrario, la sumatoria de 15 escaños conservadores, 13 uribistas, 10 de La U y los 4 cristianos da 42 curules de la centroderecha. Es decir, que aquí ya se superó al bloque de izquierda-centroizquierda, pero es claro que adicionando a Cambio Radical se llegaría a 53 de las 107 curules en Senado (el cupo restante será para el candidato perdedor en la segunda vuelta presidencial de junio próximo).

Es decir, entonces, que aunque se presentó un avance sustancial de la izquierda y en menor escala de la centroizquierda en los comicios del pasado domingo, los partidos de la centroderecha, si bien perdieron terreno, siguen teniendo más escaños en el Senado y eso es clave para entender el nuevo mapa político.  

Juego de coaliciones

Al final de cuentas -tercer elemento- todo terminará dependiendo de quién sea el sucesor de Iván Duque en la Casa de Nariño y cómo se integren las bancadas gobiernistas, independientes y de oposición.

A priori podría vislumbrarse que será clave la decisión del liberalismo, ya que si se suma al bloque de izquierda-centroizquierda alcanzaría esa coalición 54 puestos, apenas uno por encima de la centroderecha.

Sin embargo, es claro que en las toldas rojas hay división en torno a si conviene unirse a Petro y compañía, no solo de cara a la contienda presidencial sino frente a las coaliciones de bancadas en el próximo Congreso, ya que hay muchas propuestas del líder del Pacto Histórico que preocupan a una parte de la dirigencia, las bases y los parlamentarios rojos.

¿Quién se quedó con curules?

A mitad de esta semana EL NUEVO SIGLO ya había realizado este análisis, pero se hizo con base en la distribución de curules proyectada por la Registraduría en el preconteo de votos, el domingo a la medianoche, escenario que cambió con los escrutinios revelados el viernes pasado, en medio de la polémica que se generó porque no se habían contabilizado en casi 30 mil mesas los votos del Pacto Histórico para Senado.

Ese último reporte de la Registraduría señala, con base en la votación escrutada en el 97% de mesas instaladas (es decir, que faltan alrededor de 3.000 mesas por sumar a este cálculo), que el Pacto eligió 19 escaños; el partido Conservador 15; el Liberal 15; Centro Esperanza 13; Centro Democrático 13; Cambio Radical 11; La U 10; y, por último, la coalición de los partidos cristianos (MIRA y Colombia Justa y Libres), 4.


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La comparación primaria, obviamente, debe hacerse con el mapa político del saliente Congreso, configurado en los comicios de 2018: Centro Democrático, 19 escaños; Cambio Radical, 16; Conservadores, 14; La U, 14; liberales, 14; Alianza Verde, 9; Polo Democrático, 5; MIRA, 3; Colombia Justa y Libres, 3; y coalición Decentes, 3. 

La conclusión inicial es que el Centro Democrático perdió seis escaños, Cambio cinco, La U retrocedió tres curules y la unión de partidos de origen religioso, dos.

Es decir, al final de cuentas, que solo 16 de 100 sillas cambiaron de partido en el cálculo básico, pero si se quiere auscultar el mapa político real, hay que diferenciar entre lo que se eligió en 2018 al Senado y cómo llegó cada partido a los comicios de este 13 de marzo.

El Centro Democrático, por ejemplo, se presentó con las bajas sensibles del expresidente Álvaro Uribe (875 mil votos en 2018), en tanto varios nombres clave no buscaron la reelección, como Ernesto Macías, María del Rosario Guerra, José Obdulio Gaviria o Carlos Felipe Mejía, entre otros.

Al final, la lista logró este domingo casi 1,9 millones de votos, perdiendo solo 600 mil con respecto a 2018, cuando contaban con el exmandatario (su principal gancho electoral) y esos otros nombres de trayectoria. Es claro, de todas maneras, que la colectividad perdió seis curules y ese es un retroceso innegable, ya que era la bancada mayoritaria en 2014 y 2018.

A su turno, La U se presentó con tres bajas clave: Roy Barreras y Armando Benedetti (que se pasaron al petrismo) y Eduardo Pulgar (capturado en 2020). En ese orden de ideas, si bien en 2018 ganó 14 escaños, llegó al domingo con 11, de los cuales retuvo 10.

Cambio Radical también venía disminuido. Perdió a senadores como Rodrigo Lara y Germán Varón, ninguno de los cuales buscó reelegirse. El primero se pasó al Nuevo Liberalismo y luego, junto al segundo, terminaron apoyando al precandidato presidencial Alejandro Gaviria. Igualmente, la senadora Emma Claudia Castellanos no buscó la reelección y lanzó a su hija al Senado pero en la lista liberal (saliendo allí elegida el domingo). De otro lado, había perdido, por ser capturado en 2021, al senador Richard Aguilar. Es decir, que llegó el domingo con 12 escaños reales en sus toldas, de los cuales retuvo 11.

Visto todo ello, es claro que de las 16 curules que cambiaron de dueño partidista el pasado domingo, los conservadores sumaron una y los liberales otra.

Sin embargo, como se indicó a mitad de semana, un análisis más a fondo evidencia que el conservatismo tuvo un buen desempeño, si se tiene en cuenta que no partía de las 14 curules ganadas en 2018 como plante.

¿Por qué? Primero, porque desde el comienzo la curul de Aída Merlano estaba perdida por cuenta del proceso penal por compra de votos. Si bien Soledad Tamayo estuvo algún tiempo en el escaño, al final imperó la silla vacía. A ello hay que sumar el sensible fallecimiento del senador Eduardo Enríquez Maya, de Nariño. Claro, hubo senadores que no buscaron la reelección, como Juan Diego Gómez o David Barguil (precandidato presidencial), pero se proyectaron reemplazos. Sin embargo, los casos de Merlano y Enríquez Maya sí fueron votaciones perdidas. Así las cosas, los conservadores ganaron hace una semana una curul frente a 2018 (pasando de 14 a 15) pero, en realidad, llegaron el domingo con 12 escaños reales.

En cuanto a los liberales, también se puede hacer un cálculo diferencial más allá del simple matemático de pasar de 14 a 15 curules en Senado. En realidad, las toldas rojas llegaron a las urnas con tres bajas sensibles -y no reemplazadas- como las de los senadores Luis Fernando Velasco y Guillermo García Realpe, que se pasaron al petrismo, y la de Horacio José Serpa, que renunció a buscar reelegirse.

Pacto ganó 11

Si entre conservadores y liberales ganaron dos de esas 16 curules que cambiaron de titular el domingo, ¿en dónde quedaron las otras 14?

Obviamente las miradas recaen de entrada en el Pacto Histórico y sus 19 escaños en el Senado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, si bien esta coalición era nueva el domingo pasado, no arrancó de cero. De un lado, el Polo ingresó a ese bloque desde el año pasado, sumando así cuatro senadores de base, con la única excepción de Jorge Enrique Robledo, que no solo fundó partido aparte (Dignidad), sino que se presentó como precandidato presidencial en la coalición de Centro Esperanza.

A ello se suma que el Pacto también había incluido a dos de los tres senadores de Decentes: Gustavo Bolívar y Aída Avella (el tercero era Jonatan Tamayo, que se había pasado al uribismo e incluso se ‘quemó’ el domingo en la lista del Centro Democrático). Los dos primeros, sin embargo, fueron reelegidos.

A lo anterior hay que adicionar que el Pacto también llevó en su lista al senador ex-La U Roy Barreras (reelegido), en tanto que Pedro Flórez llega por primera vez al Senado pero se sabe que es la cuota del senador ex-La U Armando Benedetti, hoy también en las toldas petristas.

Visto todo lo anterior, se puede concluir que el Pacto, en realidad, llegaba con ocho senadores a bordo (cuatro del Polo, dos de Decentes y dos ex-La U). En ese orden de ideas, ganó 11 curules nuevas el pasado domingo, de las 19 que conquistó.

Las últimas tres

Todo lo anterior implica que entre conservadores, liberales y el Pacto se encuentran 13 de las 16 curules que cambiaron de partido el domingo pasado.

¿Y las otras tres? Esos puestos los ganó la coalición de la Centro Esperanza, que llegó el domingo pasado a las urnas con la base de las nueve curules que logró la Alianza Verde en 2014, a lo que se suma el escaño que hoy ocupa el senador y ex precandidato presidencial Robledo. Es decir, que este bloque venía con 10 escaños de base y sumó tres nuevos, lo que le permitió llegar a 13.

Como se ve, si bien hubo un cambio en el mapa político en los comicios parlamentarios, a la hora de la verdad la izquierda y la centroizquierda avanzaron 14 escaños en el Senado, de los 16 que perdieron La U, uribistas, Cambio y los cristianos. Los restantes dos los sumaron conservadores y liberales.

Así las cosas, bien se puede concluir que los comicios del Senado, en donde el mapa político se denota con mayor claridad por tratarse de una circunscripción nacional, cambió. La mayor e inédita votación fue de la izquierda, en tanto la centroizquierda avanzó en menor grado, sin que por ello las colectividades de centroderecha hayan quedado en minoría. Por el contrario, curul a curul este bloque es mayoritario. Sin embargo, será la definición de la contienda presidencial y cómo el nuevo gobierno arme su coalición lo que defina la bancada mayoritaria, en donde hasta el momento el liberalismo apunta a ser el fiel de la balanza.