Esta semana será determinante para el ministro del Interior, Guillermo Rivera. Por lo menos así lo ven tanto en su bancada parlamentaria, la liberal, como en la de La U, en donde advierten que si bien el titular de la cartera política se esfuerza para sacar avante y defender las iniciativas del proceso de implementación normativa del acuerdo de paz, no se puede negar que el trámite de estos proyectos de ley y acto legislativo se ha complicado más de lo necesario e incluso ya suma la salida de Cambio Radical de la coalición oficialista, con todo lo que ello implica para tratar de conservar las mayorías en el Senado y Cámara y aprobar las iniciativas. 

La diferencia con Cristo

Los defensores de Rivera sostienen que a su antecesor, Juan Fernando Cristo, le quedó más fácil el trabajo ya que el mecanismo del ‘fast track’, en su primera etapa, era más absoluto, en el sentido de que los articulados de los proyectos no podían ser modificados por los parlamentarios a menos que tuvieran  permiso previo del Gobierno. En tanto que a Rivera le tocó más complicado, pues arrancó su trabajo con las nuevas reglas del juego fijadas por la Corte Constitucional, según las cuales los proyectos sí pueden ser ajustados por el Congreso sin necesidad de contar con el aval previo del Gobierno o de los voceros de las Farc en el Congreso.

Otra diferencia…

Sin embargo, hay  congresistas que sostienen que más allá de los cambios en materia de la vía rápida legislativa, Cristo tenía mucho más experiencia en el manejo parlamentario que Rivera, puesto que el primero llevaba muchos años en el Senado y de allí pasó a la cartera del Interior, en tanto que  Rivera tenía solo la experiencia en la Cámara, luego en una consejería presidencial y apenas un viceministerio.

Mucho en juego

Lo cierto es que esta semana será clave para la gestión de Rivera, pues estarán en juego en el Congreso tres de los proyectos más importantes para la implementación del acuerdo con las Farc. El primero, en la plenaria del Senado, sobre la reglamentación de la Jurisdicción Especial de Paz, que ha recibido múltiples campanazos, tanto nacionales como internacionales, sobre aspectos que podrían determinar luego su inconstitucionalidad o incluso poner al país en el riesgo de una intervención de la Corte Penal Internacional.  Por los lados de la Cámara, está pendiente lo relativo al proyecto de las 16 curules de paz así como el de la reforma política que deben ser aprobados antes del 30 de noviembre cuando, se supone, vencen la vigencia del ‘fast track’. Sin embargo, Rivera sugiere que esa no sería la fecha límite de la primera y única prórroga semestral de la vía rápida legislativa, que si bien arrancó a finales de mayo habría que descontar el tiempo de receso legislativo a mitad de año, tesis que ha sido cuestionada por constitucionalistas y no pocos congresistas que la tachan de equivocada.

¿“Primarias” para la Alcaldía?

Un exsecretario de Gobierno de Bogotá, en charla informal con varios reporteros del Concejo capitalino, dijo la semana pasada que la campaña presidencial debía ser leída como unas “primarias” para la contienda por el Palacio Liévano en 2019. Explicó que veía por lo menos tres o cuatro precandidatos de hoy que tienen como plan B o incluso plan A buscar la sucesión de Peñalosa a la Alcaldía. También señaló como “obvio” que hay varios senadores que están pensando en no buscar la reelección en marzo con miras a ser candidatos a la Alcaldía dentro de dos años, y así se lo habrían comunicado ya a sus respectivas bases electorales durante los mítines y reuniones recientes en donde están presentando a sus respectivos candidatos para los comicios de marzo.

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