Off the record | El Nuevo Siglo
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Lunes, 9 de Julio de 2018
Redacción Política

A propósito del anuncio del Gobierno saliente en torno a que utilizará drones para fumigar cultivos ilícitos, los productores de estos aparatos han planteado algunas dudas sobre cómo sería la operación sobre el terreno. Por ejemplo, entre quienes conocen los distintos tipos de drones, al menos los comercializados en el país, hay dudas sobre la verdadera utilidad de esta técnica en la fumigación a baja altura, ya que la capacidad de autonomía de vuelo y de carga de estos aparatos no es mucha, y requiere, además, de una serie de condiciones técnicas de terreno que en zonas muy escarpadas, como lo son la mayoría de montañas en Colombia, no se dan de forma muy frecuente. También está el aspecto relativo a la seguridad tanto de los operadores como de los propios aparatos, por el riesgo de ataques con francotiradores a distancia.

 

El caso europeo

“… En Europa es donde hay más experiencia en este tipo de fumigaciones con drones, pero la mata de coca tiene unas características muy propias y la cantidad de glifosato que debe caer sobre cada una debe ser mucha, porque se trata de un herbicida de amplio espectro pero de contacto… Además, no se puede olvidar que en la Unión Europea el glifosato está contra la espada y la pared, a tal punto que en noviembre pasado se autorizó su utilización solo por cinco años más, así que no es el mejor ejemplo a traer para Colombia”, precisó un experto antinarcóticos en charla confidencial con EL NUEVO SIGLO.

 

¿100 hectáreas por hora?

Sin embargo, otros expertos consideran que los drones son la mejor opción por muchas circunstancias: la primera es la seguridad, ya que con la fumigación terrestre, con personal caminando entre los cocales, el riesgo de pérdida de vidas humanas por francotiradores o campos minados es mayor; en segundo lugar, los drones más avanzados pueden ser manejados a distancia con poco personal técnico, ya que a diferencia de los aparatos de uso doméstico, los de fumigación se orientan por coordenadas y planes de vuelo automatizados, que les permiten despegar, asperjar la ruta señalada y volver a la base; en Europa las empresas especializadas que utilizan tecnología de punta ofrecen servicios según los cuales un solo operador puede manejar hasta cuatro drones de fumigación de forma simultánea, cubriendo hasta cien hectáreas por hora, lo que difícilmente se podría hacer con fumigación de equipos terrestres o incluso aspersión aérea en ese mismo lapso. A ello se suma que la capacitación para los operarios es rápida.

 

El futuro del SENA

¿Qué va a pasar con el SENA? Esa una de las preguntas que se hacen no sólo en esa entidad, sino en distintos sectores políticos y parlamentarios. Para algunos analistas y observadores, la ampliación de la cobertura de esta entidad en materia de cursos y personal capacitado es una de las obsesiones no sólo del presidente electo Iván Duque sino de su páter político, el expresidente Álvaro Uribe. Incluso se recuerda como este último, en diciembre pasado, en una gira de campaña, dijo: “Yo tengo cuatro amores, que le voy a pedir a Iván Duque que los tenga en cuenta en su gobierno: Familias en Acción, el SENA, el programa del adulto mayor y la Banca de las Oportunidades”. Duque, a su turno, en sus propuestas programáticas, recalcó que “fortaleceremos el SENA y sus relaciones con el sector privado para que la formación técnica se pueda realmente alinear con las necesidades de la economía”. Incluso plantea que en lo últimos tres años de bachillerato (noveno, décimo y once) los jóvenes empiecen a recibir formación técnica para el trabajo, labor que estaría a cargo del SENA.