Un “oso” a la OEA | El Nuevo Siglo
Martes, 17 de Marzo de 2015

SIN rival en la disputa y si lo hubiese a última hora lo derrotaría ya que como buen diplomático aseguró -desde meses atrás- el voto a favor de 20 de los 34 que decidirán la elección, el uruguayo Luis Leonardo Almagro será proclamado mañana como secretario general de la OEA, tras dos mandatos del chileno José Miguel Insulza.

La solitaria candidatura de Almagro, apodado “El oso”  se debería a que no despierta el mínimo interés en los países miembros de asumir la pesada herencia que representa el cargo: pérdida de protagonismo (y de peso) en el hemisferio por el surgimiento de otros bloques como Unasur y Celac, tradicionales dificultades presupuestarias y la esperada –pero siempre aplazada- reforma a su estructura.

Ser un negociador pragmático, diplomático de carrera, eficiente y conocedor de las complejidades de la OEA permiten al  excanciller uruguayo visualizar con claridad los enormes retos que afrontará al mando del organismo hemisférico.

Y aunque los reglamentos de la OEA posibilitan la presentación de una candidatura de última hora, hasta el inicio de la Asamblea General, de seguro tal situación no se presentará ya que el único país que había mostrado interés en hacerlo, México, declinó esa aspiración hace unas semanas y anunció su apoyo a Almagro, cerrando filas con no menos de 20 países que han hecho público ese aval.

De 51 años, hablar tranquilo pero firme, este especialista en Derecho y Ciencias Sociales tiene vasta experiencia y conocimiento de los problemas regionales. Tanto sus amigos como adversarios le reconocen su pragmatismo y eficiencia.

Fuera de las negociaciones, en tanto, "el Oso" Almagro es un hincha apasionado del fútbol y en especial del Club Nacional de Football de Montevideo, un conversador incansable y bienhumorado que se siente a voluntad en rondas regadas a buenas carcajadas.

Al frente de la cancillería, dejó su impronta negociando la recepción en Uruguay de exdetenidos en la base militar estadounidense de Guantánamo, un acuerdo que quedó sellado en un encuentro entre Barack Obama y el popular José "Pepe" Mujica, en Washington. De igual forma negoció los detalles de la llegada de refugiados de la guerra civil en Siria.

Almagro ingresó al servicio diplomático uruguayo en 1987, y entre 1989 y en 1991 presidió el Comité de Cooperación Internacional de la Junta Nacional de Drogas. Seguidamente se desempeñó en la embajada de Uruguay en Irán, hasta 1996.

De 1998 a 2003 desempeñó tareas en la Embajada de Uruguay en Alemania, y de 2004 a 2007 trabajó en el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. En el año 2007 Almagro fue designado embajador de Uruguay en China, cargo que mantuvo hasta 2010 cuando Mujica, entonces presidente electo, lo designó canciller.

Lo que le espera

 Para Joy Olson, directora del grupo de reflexión Washington Office on Latina America (Wola), Almagro "es un diplomático muy inteligente que tendrá por delante un trabajo muy difícil".

En opinión de Olson, el principal aporte de Almagro a la OEA es la prioridad de otorgar al fortalecimiento del sistema hemisférico de Derechos Humanos. Almagro "ha probado ser un hombre de principios que tiene una visión clara" sobre la necesidad de apoyar el sistema de derechos humanos, dijo la experta a AFP.

Por su parte, Jason Marczak, del Atlantic Council, dijo que "la OEA parece necesitar ahora un secretario general fuerte, capaz de impulsar los cambios en la institución. Creo que Almagro puede ser esa figura".

A pesar de la crisis de credibilidad y la letargia provocada por las divisiones y la burocracia interna, "la OEA es una entidad importantísima, con un trabajo enorme de observación de elecciones y un sistema consolidado de derechos humanos", dijo Marczak.

En este escenario, el sucesor de Insulza tendrá que recomponer el prestigio político de la OEA a nivel continental y al mismo tiempo hacer avanzar una esperada reforma para agilizar sus procesos internos con un presupuesto que está fundamentalmente en manos de Estados Unidos.

"Es evidente que hay cuestiones políticas que deberán ser tratadas, pero creo que en el fondo muchos de los problemas se resumen en una cuestión presupuestaria. Es el principal desafío", dijo Olson, quien recordó que Washington aporta más de la mitad de los fondos para mantener a la OEA funcionando.

Marczak por su parte, señaló que la OEA llega a la elección "en una posición un poco débil", ya que la región vio surgir bloques que ocuparon espacios dejados por la propia organización.

Otra gran asignatura pendiente que la OEA tiene es crear las condiciones para facilitar el retorno de Cuba, país que fue suspendido de la organización en 1962. Esa suspensión fue anulada por consenso en 2009, cerrando de esa forma uno de los capítulos de la Guerra Fría en el hemisferio.

En 2014, durante una cumbre de la Celac en La Habana, todos los presidentes del continente marcaron su presencia -incluyendo al secretario general de la ONU y al propio Insulza-, en un mensaje claro a Washington: es necesario poner punto final a la política de aislamiento.

Al defender su candidatura ante la OEA, Almagro dejó claro que pretendía impulsar el "reingreso efectivo de Cuba…Para ello considero que deberíamos encontrar la forma viable y consensual para que así suceda"./EL NUEVO SIGLO  con AFP