Actividad física, primer paso para reducir el riesgo de obesidad | El Nuevo Siglo
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Martes, 26 de Noviembre de 2019

La obesidad es el resultado de un desequilibrio entre las calorías ingeridas y las calorías gastadas, la cual aumenta o empeora si no se realiza ningún tipo de actividad física y si no se tiene un plan de alimentación saludable.

La Organización Mundial de la Salud define el sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud. Por eso es importante tener en cuenta los factores de una buena alimentación, combinados con una dieta alimenticia adecuada.

Estudios revelan que el gasto energético que se debe alcanzar para obtener beneficios en la salud debe ser de 1.000 kilocalorías a la semana. Lo cual se puede traducir en actividad física de intensidad moderada a vigorosa de 150 minutos a la semana, que le ayudará a reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y muerte prematura.

“Para cumplir con las recomendaciones básicas de entrenamiento, cualquier actividad sirve, siempre y cuando se haga con algún esfuerzo y durante 30 minutos. Este tiempo puede dividirlo inicialmente en 3 caminatas de 10 minutos en el transcurso del día. Pero, si lo que usted quiere es realizar actividad física de tipo aeróbico, una caminata rápida, natación, montar bicicleta, jugar tenis, bailar, etc., son las actividades ideales para conseguirlo”, afirmó Alejandro Sarmiento, líder científico de Bodytech.

La actividad física logra disminuir el peso corporal lentamente si no está unido a otra herramienta como el cambio de dieta; para obtener mayores beneficios se recomienda mantener un programa de entrenamiento con intensidad moderada que contemple hasta 300 minutos de actividad física aeróbica a la semana.

Actividades físicas recomendadas

La OMS recomienda que los niños y jóvenes de 5 a 17 años deben realizar actividades de tipo recreativo como juegos y deportes. La actividad de tipo cardiovascular debe tener una duración de 60 minutos diarios. Se recomienda incorporar actividades vigorosas que refuercen músculos y huesos.

En adultos de 18 a 64 años, lo ideal es realizar 150 minutos semanales de actividad física de tipo aeróbico de intensidad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa cada semana. Además, realizar dos veces por semana trabajo de fortalecimiento o mantenimiento de la masa muscular. 

Para los adultos mayores de 65 años, se recomiendan actividades de ocio, desplazamientos (caminando o en bicicleta), actividades ocupacionales, tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados con la familia o la comunidad. Si su estado físico les permite, deberían realizar 150 minutos semanales de ejercicios cardiovasculares, de equilibrio y flexibilidad.

Si usted está empezando un programa de entrenamiento, se recomienda no hacer ejercicio más de dos días consecutivos. Si por el contrario está entrenando para una competencia o un campeonato, el experto recomienda modificar las cargas de entrenamiento luego de una sesión intensa (recuperación activa) que permita la recuperación fisiológica. En la recuperación también se debe tener en cuenta el sueño y la alimentación para evitar la fatiga.

Crear hábitos inteligentes que ayuden a mejorar las condiciones físicas y de salud, cada día es más necesario. Sin embargo, muchas de las dificultades que se presentan para no tener un estilo de vida saludable son la falta de tiempo y la posibilidad de acceder a especialistas que lo asesoren de manera adecuada sobre cómo alimentarse en momentos de debilidad o indecisión.