Bucaramanga, primer laboratorio de educación ambiental | El Nuevo Siglo
LA CAMPAÑA incluye 400 acciones que la gente podrá hacer para que Bucaramanga, además de ser la “ciudad bonita de Colombia”, sea una ciudad limpia.
/Foto WWF
Lunes, 21 de Febrero de 2022
Redacción Nacional

El mundo enfrenta una grave crisis climática, de pérdida de biodiversidad y de seguridad alimentaria que hace cada vez más urgente que los ciudadanos tomen acción desde su cotidianidad. 

Por esto, y para celebrar su aniversario número 400, Bucaramanga busca convertirse en el primer laboratorio de educación ambiental en Colombia a través de AMA BucarAMAnga, una campaña para que los bumangueses sean parte activa de la solución a los problemas ambientales de la ciudad. 

La iniciativa, liderada por la Alcaldía de la “Ciudad Bonita” y WWF Colombia, hace parte del plan de educación ambiental de la ciudad, cuyo objetivo es involucrar a la ciudadanía para que se comprometa con acciones que tengan un impacto positivo en el planeta. 

La propuesta es convertir el amor por la ciudad en un eje de transformación de la cultura ciudadana. En otras palabras, es una invitación a los bumangueses a hacer 400 acciones de amor por la ciudad, una por cada año de existencia.

“Con esta apuesta queremos que aprender sobre el cuidado de la naturaleza no solo suceda en las aulas, sino que también sea algo que las personas pueden hacer en su vida cotidiana. Por primera vez en su historia, la ciudad cuenta con un plan de educación ambiental pensado para 10 años y eso nos tiene que empezar a movilizar, mucho más en este aniversario en que queremos ver a la ciudad linda, con menos basura y más compromiso ciudadano”, afirma María Fernanda Cuartas, asesora ambiental de la Alcaldía. 

La relevancia de esta estrategia de educación ambiental se refleja cuando se analiza el potencial de reducción de residuos que tiene la ciudad. 

En Bucaramanga se generan a diario 530.000 kilogramos de residuos al día y de estos, se calcula que el 25% es potencialmente aprovechable, al tratarse de materiales como el vidrio, el cartón, el papel, el metal o el plástico, Sin embargo, la ciudad solo está aprovechando el 2.88%, según cifras a cierre de 2021. 


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Un panorama similar sucede con los residuos orgánicos que componen el 60% del total de residuos. Si se aprovecharan a través de procesos como el compostaje, se reduciría la cantidad de material que recibe el relleno sanitario de El Carrasco, y para lograrlo, es indispensable que la ciudadanía se involucre. 

El llamado a los ciudadanos se hará a través de frases basadas en la cultura popular bumanguesa como ‘Sí a la tártara y no al plástico’, o ‘Coma arrecho, pero no desperdicie’, las cuales estarán distribuidas en las estaciones del Metrolínea, en redes sociales, en algunos parques, y en los barrios a través del perifoneo. 

Adicionalmente, durante tres fines de semana, los habitantes encontrarán en varios espacios públicos de la ciudad estaciones con actividades didácticas, que podrán disfrutar gratuitamente para aprender a disponer adecuadamente los residuos, a no desperdiciar alimentos, y a utilizar menos plástico. En www.amabucaramanga.com.co la gente encontrará las 400 acciones de amor que la Alcaldía y WWF Colombia proponen en este aniversario. Por ejemplo, una receta que puedan descargar para preparar una torta con los bananos que ya están demasiado pecosos y que generalmente no se consumen. 

“Esta es una acción de amor, porque al usar esta fruta, en vez de que termine en la caneca, y luego en El Carrasco (el relleno sanitario de la ciudad), contribuimos a enfrentar el cambio climático”, explica Ferney Díaz, coordinador de comunicaciones estratégicas de WWF Colombia.

“Si se tiene en cuenta que, cada alimento, al descomponerse en un relleno como El Carrasco libera metano, uno de los gases que genera el calentamiento global, las 400 acciones podrían llegar a tener un impacto positivo si la ciudadanía las acoge”, añade. 

En los próximos días la campaña se activará en la ciudad, abordando cinco aspectos clave: la adecuada separación y disposición de residuos; la reducción del plástico (sobre todo el de un solo uso)-; la reducción de los residuos orgánicos al evitar el desperdicio de alimentos; los buenos comportamientos ciudadanos, como evitar arrojar basura a la calle; y, finalmente, el disfrute de la ciudad a través de planes que aprovechan su verde, sobre todo al caminar o montar en bicicleta.