La comunidad internacional sigue estando muy lejos de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París para contener el calentamiento global al máximo convenido de 1,5° centígrados, afirma un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente que aboga por una transformación “urgente e integral” de sistemas y sectores clave para evitar que se produzca una catástrofe climática.
La directora ejecutiva del Programa, Inger Andersen, sonó la voz de alarma al indicar que el estudio “nos dice en términos científicos fríos lo que la naturaleza nos ha estado diciendo a lo largo del año a través de inundaciones devastadoras, tormentas e incendios sin precedentes: todos debemos dejar de llenar nuestra atmósfera con gases de efecto invernadero y actuar lo más pronto posible”.
Andersen destacó que la oportunidad de efectuar cambios graduales ya pasó y que “únicamente la transformación de pies a cabeza de nuestras economías y sociedades puede salvarnos de la aceleración de la catástrofe climática”.
El informe demuestra que, pese a la decisión tomada por todos los países participantes en la Cumbre sobre el Clima (COP26) de 2021 en Glasgow de potenciar las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (los planes en los que expresan sus compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar el cambio climático), los avances fueron “lamentablemente insuficientes”.
Las contribuciones propuestas para el año 2022 representan una reducción de apenas 0,5 gigatoneladas de CO2, que equivalen a menos del 1% de las emisiones globales proyectadas para 2030.
Esta falta de progreso conduce al mundo a un aumento de la temperatura muy por encima del objetivo del Acuerdo de París que busca un incremento de temperaturas inferior a los 2°, y preferiblemente en 1,5°.
El informe señala que con los compromisos actuales y dependiendo de distintas circunstancias el calentamiento global variará entre 2,4 y 2,8 grados, una situación que pone de manifiesto en términos de temperatura las implicaciones de la diferencia entre las promesas y la acción concreta.
En el mejor de los casos, la aplicación íntegra de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional y los compromisos adicionales de emisiones netas cero apuntan a un incremento de tan solo 1,8 °C.
Por tanto, sí hay esperanza. Sin embargo, este supuesto no es creíble hoy en día debido a la diferencia entre las emisiones actuales, los objetivos a corto plazo de las Contribuciones y los objetivos de emisiones netas cero a largo plazo.
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Para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, el mundo entero necesita reducir los gases de efecto invernadero a unos niveles nunca vistos en los próximos ocho años.
Se calcula que las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional reducirán las emisiones mundiales en 2030 entre un 5% y un 10%. Pero para que el calentamiento global se mantenga en 1,5 °C, las emisiones deben reducirse en un 45% de aquí a 2030. Para alcanzar el objetivo de los 2°, se necesita una disminución del 30%.
Esta enorme reducción de emisiones implica la necesidad de implementar una transformación a gran escala, rápida y sistémica. El informe permite explorar cómo llevar a cabo parte de esta transformación en sectores y sistemas clave.
“Incluso si no cumplimos con nuestros objetivos para 2030, debemos esforzarnos por acercarnos lo más posible a limitar el calentamiento global a 1,5 °. Esto significa sentar las bases de un futuro de emisiones netas cero: uno que nos permita reducir los rebasamientos de temperatura y ofrecer muchos otros beneficios sociales y ambientales, como aire limpio, empleos verdes y acceso universal a la energía”, afirmó Inger Andersen.
El informe concluye que la transformación hacia emisiones netas cero de gases de efecto invernadero en el suministro de electricidad, la industria, el transporte y la construcción está en marcha, pero necesita avanzar mucho más rápido.
El suministro de electricidad es el sector con mayores progresos, ya que los costes de la energía renovable se han reducido drásticamente. Sin embargo, la velocidad del cambio debe aumentar en paralelo a las medidas para garantizar una transición justa y un acceso universal a la energía.
Para la construcción, es necesaria una rápida aplicación de las mejores tecnologías disponibles. En cuanto a la industria y el transporte, es necesario seguir mejorando y aplicando las tecnologías de cero emisiones.
Agrega el estudio que la transformación mundial hacia una economía de bajas emisiones requerirá inversiones de al menos cuatro a seis billones de dólares al año. Se trata de una parte relativamente pequeña (1,5-2%) del total de activos financieros gestionados, pero significativa (20-28%) en términos de los recursos anuales adicionales por asignar.
Pese a la declaración de intenciones, la mayoría de los agentes financieros han implementado medidas limitadas en la mitigación del clima debido a sus intereses a corto plazo, objetivos contradictorios y al reconocimiento insuficiente de los riesgos climáticos.