Protección de abejas, un tema vital para ecosistemas y familias apicultoras | El Nuevo Siglo
EL APORTE de las abejas beneficia a los seres humanos y a todo un ecosistema que depende de la articulación de cada uno de los individuos para mantenerse saludable./Fundación Natura
Martes, 12 de Noviembre de 2024
Redacción Medio Ambiente

La producción de miel y el desarrollo de la apicultura en el país viene en aumento. Así lo demuestran las cifras del Ministerio de Agricultura y el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA). Según estas entidades, en el país se producen, en promedio, 4.650 toneladas de miel al año. De acuerdo con el análisis realizado por el Minagricultura entre el 2010 y el 2021 se pasó de 89.200 colmenas a un total de 140.335. Además, a corte del segundo semestre del 2021 en el país había 4.677 apiarios

Según el informe, este sector genera cerca de 9.000 empleos y el aporte de las abejas melíferas sobre los cultivos agrícolas se estima en $643 mil millones. Por lo que los aportes de diferentes campos del conocimiento al crecimiento de la apicultura nacional son de gran importancia.

En el departamento de Santander, en los municipios de San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca y Girón, las estrategias de monitoreo climático han resultado útiles para identificar las temporadas de mayor producción de miel. En estos municipios se está desarrollando el programa de Monitoreo climático participativa. Esta iniciativa, impulsada por Isagen S.A en colaboración con Fundación Natura, ha favorecido a 792 familias que habitan en estos municipios.

Junto con los miembros de la comunidad se han adelantado talleres de aprendizaje que promueven el monitoreo climático en la zona de incidencia. Este proceso se ha convertido en una herramienta útil para los agricultores y apicultores de la región, ya que les permite recolectar datos de gran valor para las investigaciones científicas, al tiempo que pueden determinar temporadas de lluvia o sequía y cambios climáticos que inciden en la productividad de sus cultivos.

 

La apicultura no se ha quedado por fuera de ese proceso. Luz Aleida Gómez Castillo y su familia, se han dedicado desde hace varios años a esta labor. De acuerdo con Luz Aleida, el monitoreo climático les ha servido para saber en qué temporadas las abejas producen más miel.

“El tiempo y el clima influyen en la producción de la miel. Porque las abejas producen miel por temporadas. Cuando es el fenómeno de la Niña, que llueve bastante, ellas merman mucho la producción de miel porque las flores se caen o están llenas de agua y si está lloviendo mucho pues ellas no salen de la colmena. Lo otro importante es la floración, si no hay buena floración, pues la producción de miel baja, por eso es importante que llueva, pero no en exceso”, señaló Luz Aleida.

Sin embargo, para Luz Aleida y su familia la apicultura no solo es un negocio, sino que también aporta al cuidado de uno de los polinizadores más importantes para los seres humanos. “Es algo supremamente importante en la vida humana, en la vida cotidiana. A nosotros nos gusta mucho trabajar con abejas, nos gusta cuidar las abejas porque la vida humana depende mucho primeramente de Dios y segundo de las abejas, que es uno de los grandes polinizadores que nosotros conocemos”, señaló Luz Aleida Gómez.

Para Javier Díaz, ingeniero agronómico del proyecto Monitoreo climático participativo, “sin la polinización los cultivos agrícolas de los cuales depende el humano para su alimentación difícilmente se producirían”. De acuerdo con los datos aportados por Díaz, se estima que el 75% de los cultivos del mundo son polinizados por insectos, esto ayuda a comprender la importancia que tienen los polinizadores en la producción de alimentos para la humanidad.

El trabajo y cuidado de las abejas y otros polinizadores no solo aporta a la productividad de los cultivos de consumo humano. Al aumentar, mantener y proteger las poblaciones de polinizadores también se contribuye en la defensa y manutención de especies nativas cuya expansión ha sido menguada por el crecimiento de la frontera agrícola, la tala indiscriminada y otras prácticas humanas, según lo señaló Díaz.

El aporte de las abejas beneficia a los seres humanos y a todo un ecosistema que depende de la articulación de cada uno de los individuos para mantenerse saludable. Por ejemplo, algunos tipos de plantas solo pueden ser polinizados por especies específicas de polinizadores, sean aves, insectos u otros animales, por lo que su protección es esencial para la salvaguarda de los ecosistemas.

El cuerpo peludo de las abejas también facilita el transporte y la transferencia de polen en distancias más largas, “de esta forma se puede ver favorecida la biodiversidad, ya que se transporta material genético que posee características diferentes lo que puede ayudar en la tolerancia a enfermedades, al estrés hídrico, al cambio ambiental, etc.”, señaló Díaz.