Movilizar tanto a la comunidad científica como a los políticos y a la sociedad civil en torno a un ambicioso programa de innovación tecnológica es el principal reto de la iniciativa promovida por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco.
Para el profesor Antonio José Rengifo, director del Centro de Pensamiento Mares y Océanos, de la Universidad Nacional (U.N.), el país tendrá la oportunidad de hacer que definitivamente se tome conciencia de la importancia de sus océanos en el desarrollo de la nación.
En un artículo de análisis publicado en la edición 217 de UN Periódico, el experto señala que en diciembre de 2017 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó oficialmente el periodo 2021-2030 como el Decenio Internacional de las Ciencias Oceánicas para el desarrollo sostenible.
La declaración es el resultado de un trabajo paciente y eficaz liderado por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), dirigido a promover el desarrollo científico y la cooperación internacional en las ciencias del mar.
Según el docente, en el ámbito internacional, el desarrollo de diez años de actividades y programas en ciencias del mar a partir de 2021 permitirá una mayor coordinación de programas de investigación y sistemas de observación, de desarrollo de capacidades científicas e institucionales, de planificación del espacio marítimo y de reducción de los riesgos marinos con el fin de mejorar la gestión de los recursos del océano y de las zonas costeras.
Así mismo destaca que el Decenio se ha fijado como objetivos: promover el uso sostenible de los recursos marinos; fomentar la economía del océano; adelantar una gestión sostenible de los ecosistemas costeros, y aumentar los conocimientos científicos tanto sobre los efectos en los océanos como sobre las presiones acumuladas, entre ellas el calentamiento global, la acidificación y la destrucción de los hábitats marinos.
Afirma que “es probable que en el transcurso de la década tomarán nuevas dinámicas las controversias que desde hace varios años han agitado las aguas de los océanos en la escena internacional, como la transferencia de tecnologías marinas a países en desarrollo, la gestión de bienes comunes, el patrimonio común de la humanidad y el acceso a los recursos genéticos marinos más allá de las áreas de jurisdicción nacional”.
El profesor menciona que el periodo proclamado por la Unesco culminará en 2030, año que algunos estudios de prospectiva han puesto como referente de las tendencias globales en la geopolítica, la principal de las cuales es la disminución de la influencia ejercida por Occidente durante más de cinco siglos de dominación, hacia la configuración de un mundo multipolar en el cual nuevos actores se constituyen en polos continentales, como China, Rusia, India, Brasil y Suráfrica, para los cuales no es mera coincidencia que por décadas los mares han sido prioridad estratégica y económica.
En ese sentido, indica, varios estudios de prospectiva coinciden en que aunque las amenazas de conflictos militares no han desaparecido (casos de Corea del Norte y Siria), la geopolítica se debe interesar por el estudio y la comprensión de nuevos desafíos, entre los cuales son muy importantes tanto los mares como el cambio climático, el agotamiento de recursos naturales, los conflictos económicos y de delimitación, el crimen transnacional y, de manera indirecta, los problemas de abastecimiento de agua.
Para el docente, el Decenio Internacional de las Ciencias Oceánicas y las evoluciones de la geopolítica mundial vistas a más de diez años son una oportunidad para Colombia de hacer que definitivamente se tome conciencia de la importancia de su océano y su mar.
Las ciencias del mar
El experto menciona que el Informe Mundial sobre las Ciencias Oceánicas (Unesco - COI, 2017), primer inventario de las ciencias del mar, estableció una cartografía mundial como primer instrumento puesto a disposición de los Estados y de otros actores como empresas, academias y universidades, para orientar sus decisiones y políticas.
“El inventario muestra que la especialización en ciencias oceánicas varía según las regiones del mundo: Norteamérica y Suramérica hacen énfasis en funciones y procesos del ecosistema marino; África lo hace en salud y bienestar humano; en Europa son prioritarios el océano y el clima; Japón y la Federación Rusa son líderes en corteza oceánica y riesgos geológicos; y la Antártica y el Ártico ocupan un lugar prioritario en la investigación científica marina”.
Sin embargo el profesor Rengifo indica que la investigación en ciencias del mar requiere tanto de personal numeroso como de equipos y material costoso y grande como buques, instalaciones oceánicas, robots y laboratorios situados en la costa. Según el Informe, las asignaciones para esta área varían entre 0,04 y 4 %; los países con mayores presupuestos son Estados Unidos, Australia, Alemania, Francia y Corea.