Mauricio Macri juega hoy la partida de su vida. En el tablero político argentino el 'rey' acorralado es el viejo peronismo y el oponente su joven partido gestado en el mundo empresarial, con credo de derecha y tinte popular que lo alzó como líder opositor a un tris del jaque mate, esa jugada del triunfo que se dirimirá hoy en las urnas.
Macri, de la alianza Cambiemos, llega hoy a un inédita segunda vuelta presidencial con un fuerte viento electoral de cola a su favor, frente a Daniel Scioli, el peronista apoyado por la presidenta de centroizquierda Cristina Kirchner y quien fuera el más votado en la primera vuelta.
Abrazado a un ideario de derecha liberal, pro mercado y defensor del libre comercio, Macri, actual alcalde de Buenos Aires se define como un "un hombre de buena fe que va a gobernar para todos" y sin ajustes radicales.
Si las encuestas no se equivocan (todas coincidieron en señalar que tiene una ventaja de 8% en la intención de voto), Macri encarnará más que el triunfo, una revolución en la política argentina tras doce años de gobierno kirchnerista.
Y es que el principio del fin de esta era de “Los K” (Néstor Kirchner primero y luego su esposa Cristina Fernández) comenzó a darse meses atrás, con el tan inesperado como meteórico ascenso popular de Macri. La debacle en las filas del oficialismo se materializó el pasado 25 de octubre, cuando su carta presidencial, Scioli no logró el tiquete directo para la Casa Rosada, pese a que los sondeos le vaticinaban un triunfo con más del 10% de los votos.
Sin embargo la cosa fue a otro precio y el elegido por la presidenta Kirchner alcanzó el 36.8% de la votación frente a un sorpresivo 34,3% de su rival opositor, el conservador Macri, forzando una segunda vuelta o balotaje por el poder, inédita en el país austral, la que se verificará hoy. Llegó la hora de la verdad.
Y si el veredicto de las urnas da el mandato al candidato conservador será un cimbronazo impensable a comienzos de año. Además, modificaría la composición del mapa político regional.
Pero incluso si fracasara en el balotaje de hoy, podría esgrimir como un trofeo que logró posicionar, por primera vez en Argentina, a un partido de derecha capaz de ser una alternativa democrática al versátil peronismo. Pero, ¿cómo lo hizo?.
El PRO (Partido Republicano) que lidera Macri empezó a gestarse en las cenizas de la crisis económica e institucional argentina de 2001, cuando el clamor popular hervía al grito de 'que se vayan todos'.
En esas horas aciagas se sucedían cinco presidentes en una semana, el país sucumbía a revueltas populares a sangre y fuego y declaraba una moratoria por unos 100.000 millones de dólares.
En la eclosión de partidos, Macri supo cobijar a dirigentes de distinto cuño, incluso peronistas y socialdemócratas, que confluyeron en una fundación junto a voluntarios del mundo de las ONGs, altos ejecutivos empresarios y líderes espirituales de todo credo.
Ingeniero y presidente del popular club Boca Juniors, Macri apeló a su experiencia para armonizar visiones tan disímiles en la construcción primero del partido que sería la alianza PRO a partir de 2005 y ganaría peso nacional desde 2010 hasta sumar a los socialdemócratas de la Unión Cívica Radical en la alianza Cambiemos. Así, se convirtió en 2015 en pesadilla para el popular peronismo.
Novatos
"Somos personas comunes que quieren un cambio en la Argentina (...) sabemos que para lograrlo es necesario 'meterse en política'", dice el PRO en su carta de presentación.
La impronta de recién llegado al mundo político sigue dándole réditos electorales a Macri, aún a más de una década de haberse zambullido hasta las orejas y tras dos mandatos como alcalde de Buenos Aires.
"Esa idea del 'outsider' es el sello de identidad 'PRO' y lo que lo hace tan atractivo para quienes miran el mundo político con desconfianza", explica Sergio Morresi, politólogo e investigador del Conicet, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina.
En su libro 'Mundo Pro', Morresi desmenuza la anatomía de un partido "fabricado para ganar" en coautoría a Gabriel Vommaro, sociólogo por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.
"La determinación de jugar en democracia también distingue al PRO en lo ideológico frente a otros partidos de derecha que hubo en Argentina, porque quiere ganar elecciones como la UDI en Chile o el Partido Republicano en Estados Unidos", afirma.
Vommaro define al PRO como un partido "multitarget, con fuerte implantación en clases altas, pero también en la media y popular".
Tampoco es antiperonista acérrimo como lo era la vieja derecha argentina.
"Es obvio que PRO atrae más a los sectores no peronistas, pero no es antiperonista virulento, incluso hay peronistas que son candidatos", explica Morresi.
Pero si ser peronista no molesta en el Mundo PRO, ser kirchnerista es intolerable. "El kirchnerismo lo ayudó a crecer. La gran pregunta es qué será del PRO si desparece el antagonista", señala.
El tablero político está abierto y tras meses de jugadas, tácticas y estratégicas, hoy se dirimirá esta última partida con un “jaque mate”. Esta noche se sabrá si Macri, Mauricio a secas como le dicen los argentinos llega al culmen de su meteórica carrera política o si, por el contrario, le faltó estrella para impedir que el kirchnerismo siga al mando./EL NUEVO SIGLO con AFP