Con pronóstico reservado sobre si logrará sobrevivir hoy en su primer debate, inicia la votación de la reforma a la salud en la Comisión Séptima de la Cámara, precedida de una gran discusión en los dos meses que lleva de ser radicada, entre el Gobierno, las colectividades políticas, los gremios del sector y los pacientes, con posiciones, en algunos casos, diametralmente opuestas como por el sistema de aseguramiento, que la ministra Carolina Corcho reafirma en que sea público, mientras que partidos como el Conservador piensan que debe ser mixto, con la participación de las EPS.

Este proyecto, forma parte de una de las tres grandes reformas del Gobierno con impacto directo en la población, junto con la pensional y la laboral, y que según el presidente Petro buscan mejorar las condiciones de vida.

El Gobierno se promociona como del cambio, en sintonía con ello sus reformas contemplan modificaciones estructurales, como en el caso de la salud la desaparición de las EPS, así lo establecía el texto original que radicó la ministra Corcho el pasado 13 de febrero, así como crear los Centros de Atención Primaria en Salud (CAP).

El Ejecutivo justifica suprimir las EPS, porque un importante número de ellas han sido liquidadas en los 30 años del actual sistema por fallas en la prestación del servicio; así como porque considera un paso innecesario que canalicen el pago a hospitales e instituciones, que genera demoras.

Sin embargo, estos cambios estructurales para muchos ponen en peligro el sistema. Acemi, el gremio de las EPS, indica que, si las mismas desaparecen, con la reforma, no hay garantías de quién asuma el aseguramiento en salud y realice la articulación de los diferentes actores.

La Ministra de Salud ha defendido la reforma de la lluvia de críticas y se mostró en un comienzo reacia a que se modificara el texto.

Hasta ahí se podía interpretar para el Gobierno que eran normales las críticas al proyecto por parte de Acemi, otros gremios del sector y los partidos de oposición, dado la envergadura de la iniciativa.

El Gobierno tiene las mayorías en Senado y Cámara, que le permitió aprobar, anteriormente textos complejos como la reforma tributaria y el Tratado de Escazú. Por ello, no había razón, sobre el papel, para pensar que no sucedería igual con su proyecto sobre la salud, incluso cuando los tres partidos de centro y centro derecha de la coalición (Conservador, Liberal y La U) hicieron críticas y manifestaron su desacuerdo con algunos aspectos, como acabar de tajo con las EPS, al tiempo que advirtieron que no aprobarían nada que ponga en peligro el sistema.

Entonces, el Ejecutivo para no poner en peligro el proyecto decidió aceptar algunas proposiciones de estos partidos, entre otras la permanencia de las EPS como gestoras de salud, aunque sin intermediar en el pago a los prestadores de los servicios.

Con lo que no contaba la Casa de Nariño es que los partidos Conservador, Liberal y la U no quedarían tranquilos con los pocos ajustes que permitió al proyecto. Menos que se estarían de acuerdo para hacer frente común y presentar un gran número de proposiciones, condicionando su voto favorable a que sean incluidas en el primer debate.

Los Conservadores y La U presentaron 133 proposiciones, los Liberales, sin embargo, en la ponencia para primer debate se recogió un 20 % de las mismas, según explicó el presidente del Directorio Nacional Conservador, el senador Efraín Cepeda.

El jueves pasado se reunió Cepeda con la presidenta de La U, Dilian Francisca Toro; y del Partido Liberal, el exjefe de Estado César Gaviria, para decidir qué hacer, considerando que no tuvieron en cuenta la mayoría de sus proposiciones en la ponencia. La respuesta no se hizo esperar, no votarán de manera favorable a la reforma si esto no se revierte.

Como consecuencia, el Gobierno tendría fijo para el primer debate 9 votos de los 11 que requiere para aprobar la reforma, pues cuenta con los parlamentarios del Pacto Histórico, la Alianza Verde, así como dos legisladores que ocupan las curules de las víctimas y uno del Partido Comunes.

Empero el pasado viernes el representante liberal Dolcey Torres, anunció que votará a favor de la reforma, incluso si tiene que ir en contra de la decisión de su partido.

Si Torres se mantiene en ello, de todas formas, el Gobierno necesita un voto más para sacar adelante la reforma en primer debate, pero no la tiene fácil para ‘voltear’ un parlamentario Conservador o de La U.

No obstante, hay versiones de que, supuestamente durante el pasado fin de semana habrían trabajado los ponentes, el ministro del Interior Alfonso Prada y técnicos del Ministerio para incorporar al menos 88 de las 133 proposiciones de los partidos tradicionales de la coalición, con el fin de que voten a favor la reforma.

Las ponencias

Lo primero que hará la Comisión Séptima de la Cámara en el primer debate de la reforma a la salud es poner a consideración las tres ponencias radicadas. En primera instancia, la de archivo, que fue presentada por los partidos de oposición Centro Democrático y Cambio Radical.

Luego se pondrá a votación la ponencia favorable del Partido Liberal, en donde incorpora sus proposiciones y, finalmente, la ponencia que recoge el texto del Gobierno, que fue firmada por seis parlamentarios.