EN SU última reunión del año, la Junta directiva del Banco de la República, dijo que “el escenario macroeconómico para 2025 será retador, lo cual requiere especial cautela en el diseño de las políticas monetaria y fiscal, así como una coordinación efectiva entre ambas”.
De acuerdo con las minutas de la reunión, esta opinión surgió tras la votación por el ajuste de la tasa de interés de política que estuvo dividida. Cinco directores votaron por un recorte de 25 puntos, uno lo hizo por una reducción de 50 puntos y otro por una disminución de 75 puntos. Finalmente, la tasa bajó 0,25 puntos y la dejó en 9,5%.
Señalan, asimismo, que los integrantes del grupo mayoritario destacaron los avances logrados en la reducción de la inflación durante el año, junto con una disminución gradual, pero sostenida de la postura contraccionista de la política monetaria.
No obstante, señalaron que la inflación básica, sin alimentos ni regulados, ha sido mucho más persistente de lo previsto y en noviembre no mostró reducción con respecto a octubre. En este contexto, advierten que los progresos futuros en el descenso de la inflación total dependerán en buena medida de la evolución de los precios de los servicios que tienden a ser los más indexados a la inflación pasada y cuya reducción ha sido hasta ahora considerablemente más lenta que la de bienes.
Depreciación
Anotan, además, que la sostenida depreciación de la tasa de cambio afecta los precios de los bienes transables. De hecho, el repunte reciente del índice de precios al productor (IPP) muestra signos de este fenómeno. Todo lo anterior conlleva un riesgo importante sobre el proceso de desinflación a futuro.
De acuerdo con esto, este grupo de directores subraya que los factores de riesgo exigen mantener especial cautela en los recortes de la tasa de interés para preservar la convergencia de la inflación hacia la meta, entre otras porque ello ayudaría a mitigar las presiones hacia la devaluación de la tasa de cambio, lo cual no solo contribuye a contener la inflación, sino que, además, brinda un alivio al servicio de la deuda externa del Gobierno nacional.
Asimismo, enfatizaron que las medidas que contribuyan a despejar la incertidumbre sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas redundarían en una disminución de las primas de riesgo y en las presiones a la depreciación del peso.
Aparte de los riesgos de origen cambiario, estos directores subrayan la existencia de otros que refuerzan su postura, tales como un ligero repunte reciente (de 3,8% a 3,9%) en las expectativas de inflación para el próximo año expresadas por las encuestas a analistas y un aumento mayor en varios indicadores sobre esas expectativas implícitos en el mercado de títulos de deuda pública a diferentes plazos. Destacaron asimismo la incertidumbre asociada con el incremento del salario mínimo.
Crecimiento
Sobre el crecimiento, la Junta apuntó que “existe un espacio para impulsar el repunte de la formación bruta de capital que se observó durante el tercer trimestre, a fin de garantizar de forma sostenible un mayor dinamismo económico que acerque la economía colombiana a los ritmos de crecimiento que se observaban antes de la pandemia”.
Al respecto, anotan que el crecimiento de 1,8% del PIB proyectado para Colombia en 2024 es inferior a la expansión promedio del PIB estimada recientemente para América Latina (2,1%). Subraya que la reciente recuperación de componentes de la formación bruta de capital fijo en Colombia tales como obras civiles y maquinaria y equipo, los cuales aportan más del 50% a la inversión fija, sugieren que en el 2025 podría alcanzarse un crecimiento cercano a 3,0%, superior al proyectado para América Latina (2,3%) y recuperar el lugar que mantuvo por casi una década antes del 2020.