A COMIENZOS de esta semana el Mecanismo de Tribunales Penales Internacionales (MPTI) que asumió el control del Tribunal Penal Internacional para la exYugoslavia, tras su cierre en 2017, confirmó el veredicto inicial de cadena perpetua para el exjefe militar serbiobosnio, Ratko Mladic, condenado por genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra cometidos durante la guerra de Bosnia entre 1992 y 1995.
Sin posibilidad de apelación Mladic, alias “El carnicero de los Balcanes”, es hoy un anciano de cerca de 80 años, con problemas de salud y cuyo nombre, con razón, ha sido asociado a Srebrenica, al asedio de Sarajevo y a otros crímenes cometidos en Bosnia tras la disolución de la exYugoslavia. Una guerra que cobró la vida de alrededor de 100 mil personas y que ha pasado a los libros de historia como “una de las más atroces que ha conocido el género humano".
Entre esas atrocidades se cuenta la masacre de 8 mil hombres y adolescentes musulmanes en Srebrenica que, de acuerdo con la justicia internacional, se constituyó como un genocidio y la peor matanza cometida en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial. Y lo que es peor, con la finalidad de una limpieza étnica.
“La primera premisa era hacer una limpieza étnica. Lo que se buscó fue desplazar población, asesinar a bosnios y establecer estados, entre comillas, ‘puros étnicamente’, que estuvieran conformados solo por serbios y esto era imposible”, comenzó por explicar a EL NUEVO SIGLO Aneta Ikonómova, profesora de la Universidad Externado de Colombia, Doctora en historia, internacionalista y experta en Europa Oriental.
Para entender lo que significa la sentencia de esta semana, dos consideraciones deben tenerse en cuenta: la primera de ellas ¿Por qué fue condenado Mladic? ¿Qué implicaciones tiene para la justicia internacional este fallo?
Conformación arbitraria
Yugoslavia fue, desde sus orígenes, un país poco usual que no estaba conformado por regiones sino por seis entidades políticas diferentes: Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Macedonia y Montenegro.
Pese a que los serbios eran ortodoxos, los croatas católicos y los bosniacos musulmanes, y todos ellos tenían, además de la diversidad religiosa, diferentes identidades culturales, en 1945 se proclamó la República de Yugoslavia tras una refundación del país orquestada por Josip Broz Tito, quien reprimió por décadas los nacionalismos y los movimientos separatistas. No obstante, después de su muerte esa unidad comenzó a desmoronarse.
Cuando Bosnia, el país más diverso, buscó independizarse de Yugoslavia, las fuerzas serbias asesinaron a miles de musulmanes, muchos de los cuales habían huido a ciudades como Srebrenica.
En ese contexto, Ratko Mladic fue comandante del Ejército serbio bosnio desde mayo de 1992 y un arquitecto clave del genocidio contra los musulmanes bosnios que duró tres años y medio en todo el país. El alcance total de la crueldad del general se puso de manifiesto en la fase más brutal del genocidio que tuvo lugar en la localidad de Srebrenica, en julio de 1995. La captura del refugio seguro de la ONU en Srebrenica y las posteriores ejecuciones en masa se convirtieron en el crimen más documentado y ampliamente difundido en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
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Un caso demorado
Ahora bien, Mladic es uno de los principales dirigentes juzgados por la justicia internacional por crímenes de guerra cometidos en la ex-Yugoslavia, además de quien fuera líder político de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic, sentenciado a cadena perpetua en 2019, y al expresidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, quien murió de un ataque cardíaco en La Haya en 2006, antes de finalizar su juicio.
Es claro que la justicia internacional se ha podido aplicar, hasta una determinada extensión, en estados débiles, por no decir fallidos, y de ahí a que, por ejemplo, el grueso de los juzgamientos que ha hecho la Corte Penal Internacional en su historia se hayan circunscrito al continente africano.
¿Por qué en este caso lograron aplicarse las condenas, no solo a Ratko Mladic sino a los otros perpetradores de crímenes en la exYugoslavia?
A este respecto vale la pena mencionar que para llegar a la sentencia del pasado martes tuvieron que pasar casi 25 años para que Mladic pudiera ser acusado de ser el gran arquitecto de las grandes masacres de bosnios en las guerras de la exYugoslavia.
“Esto era lo esperado. Todos los implicados que han logrado capturar han terminado condenados porque las pruebas estaban ahí. Creo que esto se puede leer como un avance tímido de la justicia universal, porque fue un tribunal internacional el que produjo este resultado, no un tribunal bosnio, no un tribunal serbio, no un tribunal croata. Fue un tribunal internacional por la forma en la que se produjo ese conflicto”, señaló a este Diario el profesor de cátedra de Relaciones Internacionales y experto en Unión Europea, de la Universidad Javeriana, Mario Aller San Millán.
No obstante, y pese al avance para la justicia internacional que esto ha implicado, también es imperativo tener en cuenta que el proceso fue supremamente lento.
De hecho, el profesor Aller refirió que Ratko Mladic fue un claro responsable y perpetrador directo del genocidio de Srebrenica, en donde no hubo duda alguna de su parte en la sistematización de la violencia que se produjo en esta zona de Bosnia Herzegovina, pues fue un hecho altamente documentado, incluso con imágenes de él atrayendo a niños con chocolates para posteriormente asesinarlos. Aun así, solo hasta ahora se dicta una sentencia definitiva.
“Sus hechos, su participación directa está muy bien documentada y la noticia hubiera sido que se le hubiera absuelto. Esa habría sido la súper noticia. Pero sí fue un proceso extremadamente lento. La justicia internacional ha avanzado a paso supremamente lento y seguirá yendo a ese ritmo porque los estados se negarán siempre a este tipo de injerencia”, agregó.
Esta es una apreciación que compartió la profesora Ikonómova, quien además de referirse a lo demorado que fue este proceso, también puso en tela de juicio la acción individual de los tribunales internacionales.
“La justicia internacional, cuando se quieren condenar crímenes de guerra, genocidio y lesa humanidad, no se puede hacer de manera tan expedita. No es nada fácil hacer un proceso y condenar a un único culpable de crímenes de guerra. Estos son procesos muy complicados, difíciles y lentos. Esta condena sí puede verse como un avance en la justicia internacional”, dijo la historiadora Ikonómova, quien se refirió a la importancia de que haya, en el quehacer de la justicia internacional, procesos conjuntos entre el país en donde se cometieron los crímenes, con apoyo e investigación internacional.