OCDE: metas fiscales de Colombia se enredan con reformas sociales | El Nuevo Siglo
EN GENERAL la OCDE ve con incertidumbre la economía colombiana.
AFP
Viernes, 21 de Julio de 2023
Redacción Economía

UN CUIDADO al máximo con las reformas sociales que propone, pidió al gobierno la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), para no complicar las metas fiscales que se establecieron a comienzos de este año.

El organismo señaló en un documento en que revisó el rumbo macroeconómico del país, que sin duda “las ambiciosas reformas propuestas en materia de salud, pensiones, trabajo y energía ayudarán a reducir las elevadas desigualdades, a ampliar la cobertura de protección social, a mejorar las condiciones laborales y a dirigir la economía colombiana hacia la transición verde. Pero es necesario secuenciar cuidadosamente la aplicación de las reformas, garantizar la sostenibilidad fiscal a largo plazo y mantener el compromiso demostrado con el sólido marco de políticas macroeconómicas”.

Sostiene el análisis que “la reforma laboral, de las pensiones y del sistema de salud deben tener en cuenta la elevada informalidad ya existente, que tiene entre sus causas las elevadas tasas de las cotizaciones sociales y las estrictas regulaciones del empleo. Seguir mejorando los incentivos para la creación de empleo formal, junto con el aumento de las oportunidades para las mujeres en el mercado laboral mediante servicios de cuidado infantil asequibles y de buena calidad y licencias parentales compartidas, podría impulsar tanto la productividad como la equidad”.

Otro de los pedidos de la OCDE señala que “si se definieran los detalles de la estrategia de transición energética planteada, se acelerarían las inversiones en tecnologías verdes”.

Los ajustes

En su revisión, la OCDE dice que, en lo referente al crecimiento, “se prevé que el PIB crezca a tasas moderadas de 1,5% en 2023 y 1,8% en 2024, tras una prolongada recuperación que elevó la producción por encima de su potencial. El consumo y la inversión seguirán siendo moderados, en vista del endurecimiento de las políticas macroeconómicas y de la fragilidad de la economía mundial, sobre todo en 2023”.

Asegura la investigación que “la inflación medida por el IPC empezó a descender desde abril y se prevé que siga disminuyendo hasta alcanzar el objetivo en 2025. El principal riesgo bajista es el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, junto con los desequilibrios externos ya existentes”.

Asimismo, sostiene que la política monetaria seguirá siendo restrictiva para reducir la inflación y volver a anclar las expectativas inflacionarias.

Menciona que la consolidación fiscal prevista es necesaria para garantizar el cumplimiento de las reglas fiscales. “En vista de los riesgos existentes, sería prudente crear colchones fiscales adicionales. Entretanto, las recientes reformas tributarias aportan margen fiscal para las reformas propuestas en materia de pensiones y salud, las cuales abordan unas desigualdades persistentes desde hace tiempo y una baja cobertura de la protección social. Disminuir la informalidad y promover la igualdad de género situaría a Colombia en la senda de un crecimiento más inclusivo”, sostiene la OCDE.

Expectativas

Considera, de igual manera, que el endurecimiento de la política fiscal y monetaria ha empezado a provocar una desaceleración del crecimiento. En abril, la inflación empezó a retroceder tras haberse estabilizado durante los tres primeros meses de 2023. Las expectativas inflacionarias ya han alcanzado su cota máxima ‒que en el horizonte de dos años correspondiente a la política monetaria se sitúan en torno al 4%, esto es, en el límite superior del rango objetivo del 2-4%‒ lo que sugiere que se está produciendo gradualmente un reanclaje de las expectativas.

Señala que el elevado crecimiento salarial, en el que el aumento del 16% del salario mínimo en enero de 2023 ha actuado como ancla, y un mercado laboral que aún resiste, amortiguan el efecto de la elevada inflación sobre el poder adquisitivo.



Los déficits

El endurecimiento de las condiciones financieras externas ha aumentado la presión sobre los precios de los activos colombianos y su volatilidad. Sin embargo, el peso ya se ha recuperado tras la fuerte depreciación registrada durante el segundo semestre de 2022. Colombia depende en gran medida de la inversión extranjera directa (IED) para financiar su gran déficit por cuenta corriente y complementar el mercado interno de deuda pública. Las elevadas tasas de interés tras el endurecimiento de las políticas han contribuido a elevar los costos del servicio de la deuda. El aumento de los precios mundiales del petróleo incrementa los ingresos externos y fiscales, si bien las subvenciones a los combustibles atenúan las ganancias fiscales netas.

Manifiesta la OCDE que “se espera que el banco central haya llegado al final de su ciclo de endurecimiento, toda vez que la tasa oficial se sitúa en el 13,25%. Se prevé que a principios de 2024 la tasa oficial empiece a bajar”.

Tras dos años sucesivos de importante endurecimiento fiscal, se estima que el déficit fiscal alcanzará el 3,8% del PIB en 2023, ligeramente por debajo del límite estipulado por la senda de reducción de deuda de la regla fiscal.

Sin embargo, los pasivos acumulados por las subvenciones generalizadas a los combustibles lastran el déficit. El aumento gradual en curso de los precios regulados de los combustibles constituye una medida positiva y preservará los escasos recursos fiscales para futuras prioridades de política al tiempo que mejora los incentivos para reducir el consumo energético.

En 2024, deberían crearse nuevos colchones fiscales, en vista de los riesgos bajistas. Entretanto, se espera que la adopción de dos reformas tributarias sucesivas aumente permanentemente los ingresos fiscales del 16% en 2021 al 19% del PIB a partir de 2023 y aporten margen para financiar un mayor gasto social.

Lo que viene

El crecimiento se moderará de manera considerable en 2023. El endurecimiento fiscal, las elevadas tasas de interés, la aplicación de requisitos de financiación más estrictos y una inflación aún elevada lastraron la inversión y el consumo. Las exportaciones reforzarán el crecimiento y el saldo por cuenta corriente, si bien las exportaciones de bienes se ven limitadas por la fragilidad de las perspectivas mundiales.

A partir de 2024, el descenso de la inflación, la ralentización del endurecimiento fiscal y el inicio de la relajación monetaria mejorarán la demanda interna. Se prevé que el empleo mantenga una relativa resiliencia, dado que las empresas se han mostrado prudentes a la hora de recomponer sus plantillas tras la pandemia.

El gran déficit dual de Colombia ‒fiscal y por cuenta corriente‒ hace que la economía sea especialmente vulnerable ante un endurecimiento de las condiciones financieras mundiales; las reducciones previstas de los déficits disminuirían estos riesgos. Un endurecimiento financiero adicional en las economías avanzadas podría ejercer más presión sobre una tasa de cambio ya de por sí volátil.

El aumento de la incertidumbre mundial o la reanudación de la incertidumbre interna en materia de políticas podría lastrar la demanda, sobre todo la inversión privada. Los riesgos financieros internos parecen contenidos, ya que los bancos están bien capitalizados, especialmente tras la adopción de las normas de Basilea III.

Las condiciones de género

La OCDE incluyó por primera vez a Colombia en su Índice de Instituciones Sociales y de Género (SIGI). Aunque el país obtuvo un buen resultado, tiene tareas pendientes según el multilateral. El Centro de Desarrollo de la OCDE evalúa la discriminación por género en 140 países, entre los que por primera vez en 2022 se incluyó a Colombia, que obtuvo un puntaje de 23,5 de 100 posibles, por lo que se ubicó en el grupo de países con baja discriminación.

Colombia hace parte de un subgrupo de 30 países entre los que están Brasil, Chile, México, Paraguay, Angola, Guatemala y Hong Kong ‒que se mide por separado de China‒. Por encima de ellos, en el grupo de países de muy baja discriminación, están Argentina, Canadá, Dinamarca, Austria, Italia y Nueva Zelanda.

En el caso de Colombia, cuyos resultados se presentaron esta semana, la OCDE destacó como positivo que se ampliará la licencia de paternidad a dos semanas, que irán aumentando según la productividad del país pues “eso reduce la violencia de género y aumenta el cuidado del padre a los hijos”, según Bathylle Missika, jefe de División de Redes, Alianzas y Género del Centro de Desarrollo de la OCDE.

Sin embargo, también resaltó que es necesario avanzar en algunas leyes y estereotipos pues, por ejemplo, “es un problema que 60% de la población femenina diga que es tan satisfactorio ser ama de casa como tener un trabajo remunerado”.