En 1929 un crack en la bolsa de valores de Nueva York llevó a la crisis económica más fuerte y profunda de todo el siglo XX. Un hecho que no solo hizo replantear las teorías capitalistas y la economía clásica, sino que además dio visibilidad a las ideas de grandes economistas como John Maynard Keynes.
Tras la debacle, que tardó casi una década para superarse, la idea de una nueva crisis mundial de tales dimensiones se veía lejana.
Sin embargo, antes de cumplirse los 100 años de la gran depresión otro revolcón económico llegaría: el gran confinamiento. Así le han llamado los estudiosos a las restricciones impuestas por la pandemia de covid-19, que generaron una caída casi sin precedentes en la economía global.
No solo el actual sistema económico parece no haber salido de una crisis cuando entra a otra, sino que además una gran parte de los profesionales que se necesitarán en los próximos años son justamente los economistas.
Ante esta realidad EL NUEVO SIGLO le preguntó a Carlos Sepúlveda, decano de la facultad de Economía de la Universidad del Rosario, ¿cuál es el perfil de un egresado de Economía en la actualidad y cómo se plantean esta ciencia a futuro?
Competencias
“Hoy en día el economista en general adquiere las competencias que le dan un espacio profesional bastante amplio. Lo que más ha cambiado en los últimos años, quizás lo que yo rescataría, es que las bases de la formación de un economista parten de unos pilares, de una formación de matemática fuerte, una formación en análisis de datos y en econometría, en teoría económica, micro y macro. Pero uno de los cambios que sí es evidente es su mayor formación en herramientas cuantitativas novedosas, más allá de la econometría, y ahí entra a jugar un rol importante el tema de programación y de ciencia de datos. Poco a poco los economistas juegan un rol más importante en esas áreas y también exigen una formación mucho más sólida”, señala el decano.
Es justamente el análisis de datos uno de estos grandes cambios, pues hace un siglo manejar tal cantidad de información, con rapidez y precisión, parecía prácticamente imposible.
Actualmente la “Big Data” hace parte fundamental del análisis económico y de la búsqueda de soluciones a los problemas que enfrenta el desarrollo social sostenible. Por ello se han abierto cada vez más programas que contengan este análisis, e incluso posgrados para especializarse.
Pero, de nada serviría el análisis de datos si no se busca un bienestar generalizado, que vaya más allá del solo generar utilidades, ganancias y riqueza, si esta no acaba con las desigualdades.
“Yo creo que hay varios elementos que poco a poco generan unas reflexiones un poco más profundas en la economía. Por ejemplo, la crisis financiera del 2008 llevó a una reflexión sobre cómo medimos el bienestar. El bienestar efectivamente no solo es crecimiento de la economía, crecimiento del PIB, sino entender detrás de ese crecimiento qué es lo que está pasando y cómo se aterriza a los distintos ciudadanos”, explica el académico.
Añade que esto ha llevado a nuevos planteamientos: “De ahí se ha venido madurando una mirada mucho más integral hacia esa visión de bienestar, que vaya más allá de si la gente tiene plata o no tiene plata, sino que una vez supere cierto umbral, está satisfecha con su estilo de vida, si tiene una participación ciudadana activa, si tiene los elementos objetivos y subjetivos que le permitan ser feliz y eso se tiene en cuenta para pensar el concepto de bienestar”.
Son justamente las crisis las que llevan a generar soluciones arriesgadas y novedosas, son las que hacen mejores economistas. “La crisis del 2008 también replanteó un poco la mirada hacia la macroeconomía; así, en la medida en que nos vamos a enfrentar con fenómenos, creo que desde la economía se responde esa mirada, por ejemplo, de bienestar integral. Para ello es necesario empujar la economía para tenga en cuenta su interacción con otras áreas del conocimiento, y creo que las bases que se le brinda a la formación del economista le permite de nuevo ir respondiendo a esos retos que la humanidad enfrenta”, explica del decano de economía del Rosario.
Le puede interesar: Perspectivas. Ser matero, profesión de alto riesgo en la Amazonía
¿Un nuevo modelo económico?
Romper los paradigmas de la escuela clásica fue el gran avance que trajo la recesión de 1929 y de la década de 1930 del siglo XX. Hoy con todos los avances tecnológicos y las perspectivas de crecimiento y desarrollo de los próximos años, se ha planteado la idea de generar un nuevo modelo económico.
Sin embargo, para Sepúlveda esto no sería necesario; “el enfoque no es pensar en un nuevo modelo económico, el enfoque es pensar en soluciones complejas para lograr un bienestar sostenible e integral”, afirma.
Jorge Armando Rodríguez, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional, también habló con EL NUEVO SIGLO sobre el tema. El académico explicó que parte de la formación en la principal universidad pública aborda esta ciencia desde diferentes ángulos.
"La formación del economista de la Universidad Nacional se ha caracterizado durante buena parte de la historia de la Facultad por un énfasis en el conocimiento o familiarización con diversas corrientes del pensamiento económico, no solo con la corriente dominante, la teoría neoclásica. Este enfoque de la enseñanza y el aprendizaje de la disciplina parte de reconocer que la economía es una ciencia social", dijo Rodríguez.
Añade que "se busca estimular el estudio de las fuentes de la economía política clásica, el institucionalismo, el keynesianismo y la historia económica, por ejemplo. Asimismo, hay espacio en el currículo para nuevos campos del saber, como la economía experimental. También se busca fomentar el pensamiento crítico y la mente abierta, así como el interés por los problemas del desarrollo económico colombiano, como es el caso de la pobreza, la desigualdad y la generación de riqueza. El dominio y uso de métodos tanto cualitativos como cuantitativos se considera parte esencial de la caja de herramientas analíticas del economista", explica Rodríguez.
Y resalta que aún "hay que mejorar continuamente, creo que este enfoque pluralista de la formación sigue siendo relevante para el mundo de hoy".
La transformación
El académico Carlos Sepúlveda considera “que desde la economía se piensan esos problemas, por ejemplo, cuando vemos que aún una de las grandes tendencias globales es el cambio tecnológico. Eso tiene un impacto en el mercado laboral, por un lado en cuanto a destrucción de puestos de trabajo, pero por otro lado en exigencia de formación de capital humano que se necesita. Los economistas piensan ese problema: ¿cuál sería el costo de ese cambio tecnológico y cómo podemos encontrar equilibrios positivos donde se aproveche la tecnología, se trate la fuerza laboral y resulte en un bienestar para todos? Lo mismo desde el punto de vista del cambio climático: ¿cómo transformamos una estructura productiva que sea amigable con el medio ambiente, que produzca riqueza y que genere un ciclo virtuoso entre crecimiento, protección, conservación y aprovechamiento del medio ambiente?”.
También dice que “los problemas que enfrenta la humanidad son más complejos y efectivamente la economía debe tener en cuenta esas singularidades y esas complejidades que implica el crecimiento a futuro y el impacto en el bienestar”, explica.
Como colofón, el decano de Economía cree que parte del problema y la solución es el diálogo, cambiar la forma en que se escucha y se trabaja con los demás. “El mundo está enfrentando los retos a través de estas nuevas herramientas de ciencias de datos, pero realmente creo que el mayor reto en el corto plazo es el tema del diálogo interdisciplinario, que los economistas logren tener un diálogo efectivo hacia la sociedad”, concluye.