“El mundo es de los dos”. Con esta pieza clásica iniciará la pianista argentina Rosa Antonelli su recital en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá el próximo 30 de agosto, con un repertorio para recordar a tres compositores musicales que hicieron historia en su momento: Floro Ugarte, Astor Piazzolla e Isaac Albéniz.

Será a las 8:00 p.m. de ese martes cuando las puertas del Teatro Mayor se abrirán para ofrecer este concierto de piano, en el que se fusionan los sonidos de España y de Latinoamérica, especialmente con los ritmos clásicos de Argentina.

Este concierto lleva por nombre “Pasión y esperanza: sonidos de España y Latinoamérica”, el cual expresa una exploración de estos sentimientos y su relación con los lazos migratorios que unen al continente europeo con América y Argentina: la esperanza de encontrar en los nuevos paisajes una mejor vida y la pasión que nacía de la nostalgia y la saudade.

Será entonces la pianista de talla mundial Rosa Antonelli la encargada de recordar a estos grandes pensadores en el escenario, tomando en cuenta que es una de las pianistas argentinas más reconocidas en el mundo. Hace más de dos décadas partió hacia Nueva York, donde reside desde entonces, y gracias al talento de sus dedos gráciles recorrió varios continentes de manera ininterrumpida, a tal punto que jamás pudo regresar al país para tocar frente a un público que extraña.

Desde Nueva York, la artista le contó a EL NUEVO SIGLO cómo prepara su participación en el concierto clásico del Teatro Mayor de Bogotá.

“Yo estoy muy entusiasmada de ir a Colombia. Voy muy dispuesta a dar ese concierto al que llamé ‘Pasión y esperanza: sonidos de España y Latinoamérica’ porque me puse a buscar en el pasado de estos compositores, investigué sus vidas, su música, sus estudios y he notado que en ellos permanecen los sentimientos de esperanza y de pasión. La música transmite esos sentimientos con mucha fuerza y es lo que quiero que el público colombiano disfrute”, expresó la artista.

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Las siete piezas

Rosa Antonelli destacó que como parte de su repertorio tocará siete piezas de Floro Ugarte, Astor Piazzolla e Isaac Albéniz. “El tango nació en Buenos Aires y, como sabemos, se originó con los inmigrantes que se reunían para compartir sus sentimientos de nostalgia y melancolía y también de esperanza por un nuevo comienzo. Los padres de Piazzolla eran también inmigrantes de Italia, como los míos. Por lo tanto, el tango tiene fuertes y profundas raíces históricas y emocionales en Buenos Aires. Piazzolla amaba el tango y por eso él escribió un nuevo tango utilizando armonías clásicas, logró innovar la estructura del sonido e incorporó el contrapunto y también utilizó armonías del jazz”, refiere.

Cabe recordar que Ástor Piazzolla fue uno de los artífices de la renovación del tango, sobre todo a partir de 1955, año en que regresó a Argentina después de un período de estudios en París bajo la dirección de Nadia Boulanger, célebre pedagoga que le aconsejó no olvidar nunca la música popular, precepto que el músico tuvo siempre presente. “Decarissimo”, “Milonga del ángel”, “La muerte del ángel”, “Invierno porteño”, “Buenos Aires hora cero”, “Balada para un loco” y “Adiós, Nonino” son algunos de sus tangos más populares. En ellos conviven el género tradicional, la música clásica y el jazz y entremezclan sus lenguajes, técnicas y estilos, lo que les confiere un aspecto novedoso y de un considerable atractivo, a pesar de lo cual despertaron el rechazo de los círculos tanguísticos más conservadores.

A Piazzolla se le debe también un valioso “Concierto para bandoneón y orquesta”, importante por todo lo que supone de reivindicación de este instrumento, más allá del papel de acompañamiento en conjuntos de baile, y una ópera, “María de Buenos Aires” (1968).

Mientras que Floro Ugarte fue compositor, pedagogo y teórico argentino. Su música, cercana al movimiento nacionalista, se caracteriza por el empleo de estructuras musicales muy sencillas, extrayendo del folclore argentino sus melodías y ritmos característicos.

E Isaac Albéniz fue un destacado compositor y pianista español. La vida de Isaac Albéniz, sobre todo durante su niñez y su juventud, es una de las novelas más apasionantes de la historia de la música. Niño prodigio, debutó como pianista a los cuatro años, con gran éxito, en un recital en Barcelona. Tras estudiar piano en esta ciudad e intentar, infructuosamente, ingresar en el Conservatorio de París, prosiguió sus estudios en Madrid, adonde su familia se había trasladado en 1869.

“Cuando conocí a estos grandes artistas me propuse dedicarme al repertorio tradicional clásico, desde el 2009 me propuse grabar un CD con compositores diferentes, que no fueran los mismos de siempre y por eso me decidí a realizar este concierto de música, latinoamericana, sobre todo argentina, y española”, destacó Antonelli.

Recientemente ofreció el estreno mundial de “Two Tangos” de Ástor Piazzolla, en el Carnegie Hall, y de obras de Albéniz y de Luis Gianneo.

Ha actuado en salas de concierto de todo el mundo como el Lincoln Center, el Palazzo Visconti de Milán, el Teatro Ateneo de Madrid, el Teatro Atrium de Praga, la Sala Central del Museo Glinka, el Teatro de la Ópera de El Cairo, el Teatro Colón de Buenos Aires, el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México y el Auditorio Fastlich en Tel Aviv.

Antonelli fue discípula de Alfonso Montecino, Daisy de Luca y Roberto Caamaño, y también ha estudiado con profesores notables como Rosalyn Tureck, Rafael Puyana, Franco Medori, Lory Wallfisch, Manuel Carra y Alexis Golovine.

A los tres años supo que su vocación era el piano, a los 13 ingresó al Conservatorio Superior Nacional de Música y luego comenzaron a llegar las becas que la llevaron a Brasil, España y finalmente a Estados Unidos, donde reside desde hace un poco más de 20 años.

El pasado 25 de junio lanzó “Bridges”, su nuevo CD, en el que une musicalmente a Chopin con Piazzolla.