Desde ahora el PIB comenzará a ceder y en 2023 no superaría el 2% | El Nuevo Siglo
Alex Londoño/ El Nuevo Siglo
Martes, 15 de Noviembre de 2022
Redacción Economía

Una desaceleración fuerte de la economía para 2023 prevén analistas consultados por EL NUEVO SIGLO, como consecuencia de varios factores que durante el 2022 han sido favorables. Con un PIB en el tercer trimestre de 7%, el crecimiento está cayendo y por ello se estima que el año entrante la cifra no llegará a 2%.

A esta situación se llega por el cambio del entorno que hasta el momento ha tenido la economía con un excelente consumo y demanda de productos, un comercio destacado, pero en el corto plazo vuelve a aparecer la incertidumbre del impacto de la reforma tributaria en inversión y el alza constante en las tasas de interés afectaría el crecimiento.

Además, según los expertos, hay que tener en cuenta la coyuntura global. La economía mundial ha entrado en una nueva etapa de turbulencia, en la cual las presiones inflacionarias globales han jugado un papel determinante. Los bancos centrales aumentaron sus tasas de interés de forma acelerada, ocasionando episodios de volatilidad y un deterioro de las expectativas de crecimiento el próximo año.

Sin embargo, de acuerdo con Corficolombiana, en este contexto el desempeño de la economía colombiana ha sido sobresaliente. “Revisamos nuestra proyección de crecimiento para 2022 a 8,0%, desde 6,5%. Sin embargo, para el próximo año prevemos una desaceleración importante en el crecimiento económico, que estimamos se ubicaría en 1,8% (anterior: 2%)”.

Impacto

De acuerdo con la entidad, se podría presentar una moderación del consumo privado en un marco de menor ingreso disponible por cuenta de precios y tasas de interés elevados, y disminución de las remesas. La depreciación del tipo de cambio y el aumento en los precios de los combustibles disminuirían aún más el poder adquisitivo de los hogares. No obstante, por su elevada participación en el PIB, el consumo se mantendría como el principal motor del crecimiento.

Además, la inversión y las exportaciones disminuirían en un contexto de alto costo del capital, confianza deteriorada, menor demanda externa y términos de intercambio menos favorables. En particular, preocupa la dinámica de la inversión fija, que se estancaría en niveles 10% por debajo de los observados en 2019. Lo anterior como resultado de un panorama desfavorable en los sectores de construcción y la minería.

De otro lado, Jorge Restrepo, economista y docente de la Universidad Javeriana, sostuvo a este Diario que el resultado del último trimestre (7%) es muy positivo. “Muestra que la desaceleración es menos rápida de lo previsto, además que la economía sigue creciendo a muy buen ritmo hasta mediados de este año, lo cual hará mucho más exigente mantener esa tasa de crecimiento el año entrante; luego, es cada vez más probable que en el 2023 haya una desaceleración fuerte de la economía. Habrá un aterrizaje duro. Por lo anterior no esperaría un crecimiento superior al 2% el año entrante”, puntualizó.

A su vez Munir Jalil, director de investigaciones económicas para la región andina de BTG Pactual, le dijo EL NUEVO SIGLO que “El resultado del PIB del tercer trimestre reportado por el DANE estuvo en línea con nuestra expectativa. Por lo tanto, no cambiamos nuestro pronóstico de actividad económica para el 2023, el cual tenemos en 1,4%”.

Coyuntura global

Tras avanzar en el proceso de recuperación tras la pandemia y retomar la senda de expansión productiva, la economía mundial ha entrado en una nueva etapa de turbulencia, en la cual las presiones inflacionarias globales han jugado un papel determinante. Estas han reflejado la reconfiguración en marcha de las cadenas de suministro globales en un contexto de demanda robusta, así como renovadas presiones en los precios de commodities de agrícolas y energéticos por el conflicto entre Ucrania y Rusia.

Laura Parra, analista de economía local de Corficolombiana, le dijo a este Medio que, “en respuesta a este panorama, los bancos centrales iniciaron un proceso agresivo de normalización monetaria, ocasionando fuertes episodios de volatilidad financiera y motivando una reducción en las expectativas de crecimiento del próximo año. En particular, los temores de un ‘aterrizaje forzoso’ de las principales economías desarrolladas han mantenido la aversión al riesgo en niveles elevados, generando presiones notables para los activos de países emergentes”.

En cuanto al panorama local, Parra afirmó que “para el próximo año es previsible una desaceleración importante del crecimiento. El gran motor del consumo seguramente se va a moderar, y por ahora el panorama no luce tan favorable para la inversión privada, en general hay incertidumbre (por un mayor costo de financiamiento, alta tasa de cambio y elevada percepción de riesgo, y la persistencia en el alza de la inflación). En el frente externo la desaceleración global podría afectarnos a través de una menor demanda (y precio) de nuestras exportaciones”.

Por su parte, Sergio Olarte, economista principal de ScotiaBank Colpatria, sostuvo a este Diario que “para el próximo año prevemos un crecimiento del 2% con un sesgo a la baja, teniendo en cuenta que, si la inversión de la economía no crece significativamente por impactos de la tributaria, podría retroceder en 1,5%. Sin embargo, por ahora continuamos con un pronóstico del 2%”.



Sectores

En cuanto a los sectores que podrían jalonar la economía en el 2023, además del petrolero, Olarte señaló que “se observa que los sectores de servicios, ventas al por menor, transporte y hotelería y turismo están siendo muy importantes. Por lo tanto, consideramos que, así como en el 2022, estos podrían seguir contribuyendo en el crecimiento de la economía el próximo año”.

Además, resaltó que “el sector petrolero podría jalonar la economía en tanto va a recibir divisas, pero la producción del crudo no está subiendo de manera importante; es más, el sector de servicios es el que puede ser un gran jalonador. Y si el clima ayuda, las actividades agrícolas”.

En este aspecto Parra sostuvo que, “en general, el sector primario (agro y minas y canteras) podría continuar contribuyendo al crecimiento, pues todavía tiene espacio de recuperación. Entre tanto, dado que el consumo va a desacelerarse, es previsible una desaceleración transversal en el sector de servicios (70% del PIB), y en menor medida, de construcción e industria manufacturera”.

De acuerdo con la analista Laura Piraján, economista de Scotiabank, “si bien Colombia todavía tiene un buen ímpetu de crecimiento, este se puede ir agotando, ya lo estamos viendo en algunos sectores y de cara a 2023, lo que estamos esperando es que los hogares moderen un poco su consumo. Lo que nos mostró el tercer trimestre es que efectivamente algunos hogares siguieron consumiendo algunos servicios, pero ya dejaron de consumir bienes durables o semidurables, como por ejemplo los electrodomésticos o incluso la ropa, tal vez preponderando sus gastos básicos”.

Si esta tendencia se repite, “lo que estamos esperando es que, para el próximo año, ese consumo en los hogares se modere tanto que lleguemos a crecer alrededor del 2 %”, sostuvo Piraján.

PIB tercer trimestre

Según el DANE, el PIB para el tercer trimestre presentó una expansión anual del 7% y una del año corrido del 9,4%. De acuerdo con Jackeline Piraján, economista de Scotiabank, este resultado es importante. “Hay que destacar que el crecimiento en Colombia ha sido bastante positivo frente a los comparativos regionales, incluso mundiales. Sin embargo, ya no está siendo tan generalizado cuando lo miramos dentro de los sectores”.

Se sigue destacando que la demanda de servicios de entretenimiento, de transporte y también de algunos bienes industriales asociados a eventos masivos como la producción de bebidas siguen siendo jalonadores del crecimiento económico de forma dinámica.

Sin embargo, hay otros sectores con un grado de moderación como las actividades de café que han visto producciones más disminuidas frente a procesos previos, y otros cultivos que también se han afectado por situaciones climáticas y por alguna elevación en el costo de los insumos.

“Lo que nos mostró este último dato es que se están reactivando o dinamizando sectores relacionados con la construcción de vivienda, la compra de maquinaria y de equipos, y falta ver qué puede suceder en adelante para ver de qué forma se recompone el crecimiento económico entre el consumo y la inversión”, agregó.

Además, aseguró que con estos resultados lo más seguro es que el banco central no haya terminado de subir tasas de interés; “probablemente tengamos nuevos ajustes en la reunión de diciembre, esto junto con una inflación y un dólar altos conduciría a una moderación del consumo privado, haciendo que el próximo año se tenga una transición hacia un crecimiento más bajo”.