La temporada de fin de año es la más significativa para muchas personas en el mundo, pues llegan las vacaciones para algunas y es la oportunidad de realizar toda clase de actividades, sea en familia, con los amigos o en solitario.
Uno de los temas que más destacan en esos días de descanso son los viajes, por eso Cundinamarca a través de la Gobernación y Fontur presentan tres municipios de gran atractivo para visitar este fin de año, como son Sutatausa, Cucunubá y Ubaté, que en esta temporada decembrina se preparan para recibir a miles de turistas.
Los 10 municipios de la provincia de Ubaté han sido, durante décadas, destinos ideales para muchas personas en las vacaciones, dada la gran cantidad de actividades, lugares de interés y puntos históricos con que cuentan.
Tranquilidad en medio del bosque
Antes de llegar a alguno de los municipios de interés en Cundinamarca, existe un sitio donde los turistas pueden descansar y sentirse en total paz, acompañados de la naturaleza y comodidades de un hotel de lujo.
Se trata de un condominio llamado ‘Rocas de Zunubá’, ubicado a 30 minutos de Sutatausa y Cucunubá, y a 20 minutos de Ubaté, que lo convierte en un sitio estratégico para visitar estos pueblos en poco tiempo, dada su gran cercanía y punto central entre ellos.
Norma Gómez, promotora turística de la Villa de San Diego de Ubaté, habló sobre este condominio, que en los últimos años ha tenido toda clase de visitantes, entre ellos personalidades como Mariana Pajón y Juanes.
“Es un sitio único dentro de lo que nos rodea acá como provincia en Cundinamarca, rodeado de montañas, de bosque”, afirmó Gómez.
Los murales de Sutatausa
Uno de los municipios más conocidos en Cundinamarca es Sutatausa, al que antes se le llamaba ‘Sutapelao’, ya que nadie quería vivir allí. Pero un alcalde de la época decidió regalarles predios a los habitantes para que se creara el municipio.
En los últimos años, Sutatausa es destacado por su iglesia, el Templo Doctrinero San Juan Bautista, que es conocido en el mundo por sus murales, que tienen más de 350 años, los cuales fueron descubiertos durante su etapa de restauración entre 1988 y 1991.
Guillermo Bernal, guía en el lugar, explicó que dichas imágenes fueron pintadas con pigmentos orgánicos, de cuyos autores no se tiene datos, y presentan imágenes asociadas al catolicismo.
“Un padre de la época, sin darse cuenta, realizó unas intervenciones en la iglesia como crear ventanas y espacios para colocar santos, afectando la continuidad de los murales, que por decisión del Ministerio de Cultura durante su restauración, no se pueden recuperar”, explicó el guía.
Entre esas imágenes, aparecen escenas de la Pasión de Cristo y un mural de una mujer indígena que adoptó el catolicismo, la primera en América Latina de la que se tiene información, según los historiadores.
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La industria de la lana en Cucunubá
Cucunubá es conocido por ser uno de los municipios a visitar por turistas y diseñadores de moda, debido al gran impulso a la economía que le brinda la industria de la lana de oveja, que permite crear toda clase de prendas.
Esperanza Suárez, artesana en el municipio, es propietaria de un almacén muy reconocido llamado “Museo de Nemenqueteba”, donde se crean toda clase de piezas de ropa, tapetes, mochilas, cobijas y demás artículos.
La emprendedora, junto con otro compañero llamado William, realizan los productos desde el destilado de la oveja, lavado al pellón, hilado de la madeja, para luego trabajarla en el telar, la tradicional máquina que funciona con movimientos tanto de los brazos como de los pies en una serie de pedales, en lo que se llama “repase”.
“Es enhebrar hebra por hebra en estas agujas, que es lo más complicado y que tiene 800 hebras para hacer mantas, cortinas. Así empezamos a tejer”, explicó Esperanza sobre el arduo proceso para realizar sus piezas.
Por otro lado, los precios de los artículos en lana pueden ir desde 90 mil pesos hasta 300 mil, pero cuando hacen parte de eventos como Expolana, que se realizó en Cucunubá en octubre, el valor de venta alcanzó los 900 mil pesos.
Historia en cada calle de Ubaté
Al ser uno de los municipios más populares de Cundinamarca, Ubaté no solo se caracteriza por ser la "capital lechera de Colombia", sino por muchos puntos de interés por su historia, uno de ellos es la tradicional Panadería La Marsella.
Fundada en 1950, el establecimiento está ubicado en la casa donde nació Alberto Urdaneta, autor de la famosa canción de la “Guabina Chiquinquireña”, y actualmente es dirigida por Sebastián Díaz, nieto de Carmen de Díaz, quien fundó el lugar.
La panadería ofrece toda clase de servicios que extendieron sus productos a más personas en Ubaté y otras partes de Cundinamarca: “Realizamos catering para toda clase de eventos, si vienen grupos de personas los recibimos en un espacio para desayunos, onces, y siempre con el nivel de calidad de La Marsella”.
Otro lugar para visitar en el municipio y que es imperdible por los turistas es la Basílica Menor, que es monumento histórico de Colombia y fue consagrada por El Vaticano.
Explicó la promotora turística Norma Gómez que “tiene arte gótico francés y con imágenes ojivales, que podemos ver en los muros, las puertas y las naves también hacen esas formas, así como cuando entras tienes la sensación de traspasar de una imagen a otra”.
“También está el segundo confesionario tallado a mano más lindo del mundo, el primero está en Notre Dame, que es una réplica similar al de Ubaté, ya que fueron tallados por Luis Quijano, a quien llevaron allá para hacerlo”, continuó Gómez.
La promotora también habló sobre la famosa transfiguración del Santo Cristo de Ubaté: “En una urna está el Santo Cristo, quien al ser tallado tenía una cara fea, por lo que nadie quería rezarle, entonces pasaron tres años y un día que lo bajaron, el cuerpo tomó forma de ser humano, con sudor, sangre, arrugas”. /Diego Ariza