La Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica) y sus organizaciones de base declararon una emergencia climática en la Amazonía.
Esta declaratoria se produce “ante la creciente devastación de los ecosistemas de la Amazonía, causados por el extractivismo que aceleran la contaminación, deforestación e incendios en la selva amazónica, que amenazan con la extinción de las especies, la contaminación del agua y la selva, y un inminente etnocidio”.
“Hacemos un llamado los Gobiernos e instancias internacionales, que de acuerdo a sus funciones y competencias hagan frente a la emergencia climática”, dijo la Coica en un comunicado.
Entre otros puntos, las comunidades indígenas también exigen el reconocimiento de sus derechos fundamentales y la demarcación del 100% de los territorios indígenas, “como medida de conservación efectiva, garantizado el uso de los recursos conforme nuestras estructuras organizativas, costumbres, tradiciones y prácticas propias de manejo sostenible de la Madre Naturaleza”.
La organización, que agrupa 511 comunidades indígenas de los nueve países amazónicos, afirma que “a pesar de las medidas de confinamiento por el coronavirus, las concentraciones de gases de efecto invernadero de la atmósfera se encuentran en niveles récord, la temperatura sigue aumentando y el agua y los ecosistemas están cada vez más amenazados”.
La Coordinadora lamenta que el Acuerdo de París después de 5 años “no ha logrado su objetivo” y que los líderes mundiales “no han hecho los esfuerzos necesarios por mitigar el calentamiento global y cambiar el actual modelo de desarrollo que está devorando el planeta” y la Amazonía.
La Amazonía es el bosque tropical más grande del mundo en posesión de una gran diversidad de ecosistemas, con una extensión de más de 8 millones de kilómetros cuadrados. Este gran ecosistema suramericano, fundamental para la mitigación de los efectos del cambio climático, absorbe dióxido de carbono de la atmósfera y lo fija en sus “unidades estructurales, despojando a la atmósfera de más de un billón de toneladas anuales de gases de efecto invernadero”.
De acuerdo a la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg), solo entre 2001 y 2019 el 13% de la Amazonía, superficie de 1,1 millones de kilómetros cuadrados (equivalente a todo el territorio de Bolivia, fue devastada por el avance del fuego.
Además, según información del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), entre agosto de 2019 y julio de 2020 hubo un incremento del 33% en deforestación que el mismo periodo del año anterior, lo que equivale a derribar ocho veces la ciudad de Rio de Janeiro.