Pandemia: ¿"ruido de fondo" o resurgimiento en 2022? | El Nuevo Siglo
AFP
Sábado, 25 de Diciembre de 2021
Redacción internacional con AFP

Después de dos años de pandemia, el covid-19 podría estar controlado, pero la incapacidad de la comunidad internacional para distribuir de forma igualitaria las vacunas fue ‘caldo de cultivo’ para cientos de mutaciones y la inesperada irrupción de una de ellas, de alta transmisibilidad como es ómicron, que puede prolongar o agravar en 2022 la situación sanitaria global.

Pese a la explosión de casos que experimenta Europa actualmente y Sudáfrica donde se detectó ómicron, numerosos expertos en sanidad pública consideran que el mundo dispone ahora de las herramientas y la pericia para dominar el virus. Pero poderes públicos y sociedad deben tomar decisiones difíciles y a veces discutidas.

"La evolución de esta pandemia está en nuestras manos", insiste María Van Kerkhove, encargada de la lucha contra el covid-19 en la Organización Mundial de la Salud (OMS), en primera línea desde la aparición de la enfermedad a finales de 2019 en China.

¿Podemos "alcanzar un estadio en que controlemos la transmisión en 2022? ¡Absolutamente!", exclama. "Podríamos haber llegado ya, pero no lo hemos hecho", indica, en línea con lo expresado reiteradamente por el director de dicha Organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus quién, además, alertó esta semana de que “ningún país superará la pandemia a golpe de dosis de refuerzo”, en queja directa a la desigual distribución de los biológicos.

Un año después de su llegada al mercado, las vacunas demostraron su eficacia contra las formas más graves de la enfermedad, aunque no frenan completamente su transmisión lo que permite apariciones de nuevas variantes como la delta o la reciente ómicron, que llevó a reimplantar medidas sanitarias como el uso obligatorio del tapabocas en lugares públicos y hasta el confinamiento preventivo en algunas zonas como la ciudad china de Xian, conocida por ser la cuna de los “Guerreros de terracota”.

La producción mundial debe alcanzar los 24.000 millones de dosis en junio, una cantidad en teoría más que suficiente para inmunizar a toda la población mundial.

Por ahora se han administrado 7.500 millones de dosis, pero sobre todo en países desarrollados que, pese a los discursos solidarios y unas pocas donaciones, distribuyen las vacunas para sus niños y en dosis de refuerzo, mientras naciones menos favorecidas siguen con amplios porcentajes de población desprotegidos.

Por todo el mundo se han repetido escenas de pacientes intubados o postrados en camas en los pasillos por falta de espacio, atendidos por un personal médico exhausto. Y en las calles de países como Brasil o Indonesia se han visto colas interminables de familiares buscando oxígeno.

La estampa de cientos de piras improvisadas para incinerar las víctimas del covid en India, a comienzos de este año, reflejó la magnitud de la tragedia: oficialmente 5,1 millones de personas, aunque la OMS estima que puede ser dos o tres veces más.

Ningún país ha registrado tantas víctimas como Estados Unidos, 800.000 decesos por la pandemia. El flujo constante de breves necrológicas en la cuenta @FacesofCovid (Rostros del covid) humaniza esta cifra impersonal.

"Christopher Mehring, 56 años, de Dillon, Montana, muerto de covid el 2 de noviembre de 2021 (...) Las palabras son inútiles para describir su amor por sus nietos".

Y Europa, que parecía haber pasado página con el amplio despliegue de vacunas, volvió a la realidad pandémica a finales de 2021 con una virulenta quinta ola, ante la rápida expansión de ómicron, que ha forzado a los gobiernos a hacer nuevamente equilibrios entre libertades y restricciones. La nueva variante desplazó a delta como la dominante en Reino Unido, Dinamarca y Portugal y se estima que es cuestión de días para que lo sea en la mayoría del Viejo Continente. 

Oficialmente la Organización Mundial de la Salud reportó que, con corte al viernes, ómicron hacia presencia en 108 naciones, de ellos 20 países y/o territorios del continente americano, a saber: Estados Unidos (donde ya es dominante en varios estados), Canadá, Argentina, Bermudas, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guadalupe, Guayana Francesa, Islas Caimán, México, Panamá, Perú, Puerto Rico, Venezuela, San Martín y Trinidad y Tobago.

En este tiempo, el movimiento antivacunas y antirestricciones se ha radicalizado, con disturbios en Países Bajos, Francia o Bélgica. A su vez varios gobiernos comenzaron a exigir el pasaporte o carné de vacunación para ingresar a cines, restaurantes, discotecas, museos y otros sitios tanto de esparcimiento como culturales.


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 O todos o nadie 

Aun así, los expertos confían que la etapa de "pandemia" puede llegar pronto a su fin, aunque ya no en los primeros meses del 2022, como estaba previsto, sino a finales de dicho año por la inesperada irrupción de ómicron, que dada su velocidad de expansión y alto poder de reinfección ha disparado los nuevos contagios.

Como en el caso de la gripe, el mundo podría continuar conviviendo con el covid como una enfermedad endémica pero controlable, aseguró a AFP Andrew Noymer, epidemiólogo de la Universidad de California Irvine.

Para el consejero de la Casa Blanca sobre la pandemia Anthony Fauci, el rostro del combate contra el virus en Estados Unidos, con la vacunación esta enfermedad "será un ruido de fondo más o menos fuerte, pero que no nos dominará como lo hace ahora".

Pero la desigualdad en el acceso a las vacunas sigue siendo un desafío y se suma a los desequilibrios preexistentes entre países ricos y pobres.

Los primeros vacunaron de media a un 65% de la población, mientras que los segundos no alcanzan el 7%, según cifras de la Organización de Naciones Unidas.

Como repite hasta la saciedad el dirigente de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus: "Nadie está seguro si no lo está todo el mundo".

Cuanto más circule el virus, más probable es la emergencia de una variante más contagiosa, más mortífera o más resistente a las vacunas.

El ejemplo son los temores generados desde finales del pasado mes por la detección de la variante ómicron, identificada por primera vez en África austral y que la OMS calificó inicialmente de preocupante para luego elevar su nivel de alerta. Aunque la organización estima que representa un "riesgo muy alto", también reconoce que por ahora hay muchos interrogantes sobre su peligrosidad, su transmisibilidad y sobre todo su resistencia a las vacunas.  Se está a la espera de evidencia científica que permita un manejo sanitario más acorde con su comportamiento.

Los países ricos demostrarían "miopía pensando que vacunándose ellos se libran del problema", advierte Gautam Menon, profesor de biología y física en la universidad Ashoka en India.

Una hipótesis de escenario catastrófico recientemente elaborado por la OMS como advertencia plantea una pandemia del covid fuera de control provocada por mutaciones cada vez más peligrosas, que se junta a otra pandemia tipo zika.

En este escenario, la confusión, la desinformación y las crisis migratorias desencadenadas por las enfermedades reducen a la nada la confianza en autoridades políticas y científicas y hunden los sistemas sanitarios.

Es un planteamiento todavía más inquietante considerando que "tenemos un virus en el origen de la pandemia actual y numerosos candidatos para la siguiente", reconoce Michael Ryan, director de la OMS para las situaciones de urgencia.

"No es ciertamente el último de los patógenos peligrosos", señala Jamie Metzl, especialista en las ciencias y la salud.

Sea como sea que evolucione el covid, "está claro que nosotros ya jamás nos podremos desmovilizar", añade.

Y el escenario podría tornarse más preocupante si durante estas festividades de fin de año, que conllevan aglomeraciones en comercios, reuniones familiares y eventos masivos no se cumple a rajatabla con las recomendaciones sanitarias: uso obligatorio y en todo momento de un tapabocas ajustado, lavado de manos, ventilación de espacios cerrados y esquema completo de vacunación.

La alta presión que comienzan a sentirse en los sistemas sanitarios de varios países podría desbordarse en pocas semanas si se permite que ómicron siga avanzando con la velocidad de un rayo. De allí que el mensaje de navidad y año nuevo sea: celebración biosegura y con mucha prudencia.