Acato y respeto a la fuerza pública | El Nuevo Siglo
Martes, 2 de Julio de 2024

La actividad policial es fundamental para hacer cumplir las normas constitucionales emitidas por el legislador y autoridades de policía. Su objetivo primordial es preservar la tranquilidad de los colombianos en materia de seguridad, tarea que recae sobre los hombres y mujeres que integran la Policía Nacional. Esta actividad está consagrada en el artículo 218 de la Constitución, que describe claramente su papel y responsabilidades. El acato a las normas y órdenes de la policía y fuerzas militares es de obligatorio cumplimiento, ya que a través de ellas el Estado regula y desempeña su función en materia de orden público.

En  tiempos recientes hemos asistido, con asombro y preocupación, a una práctica angustiosa en algunas zonas del país, especialmente en áreas rurales, donde los habitantes han optado por desafiar y desconocer la autoridad que representan  los miembros de la fuerza pública, llegando a extremos impensables como retar, incitar y enfrentar a las unidades de las fuerzas, que por orden y soberanía, hacen presencia en esos lugares. Es decepcionante advertir, a través de los medios de comunicación y redes sociales, el grotesco espectáculo donde los representantes del gobierno son vilipendiados, despreciados y agredidos tanto física como verbalmente por las comunidades, sin el más mínimo recato, vergüenza o respeto por las leyes, comportamiento que desafía la autoridad.

Al indagar sobre esta situación encontramos que la mayoría de comunidades actúan obligadas tanto bajo el narcotráfico o grupos armados ilegales. De otro lado, los componentes de las fuerzas se abstienen de actuar, en prevención a las consecuencias que deben afrontar ante las autoridades, temor generado por la falta de respaldo gubernamental.

Urge socializar en las comunidades que nuestros hombres representan la ley y desconocerlo acarrea consecuencias penales; sin embargo, mientras el Gobierno, Mindefensa y el Congreso no tomen medidas serias, prontas, exigentes y severas, corremos el riesgo de caer en un terrible e inevitable caos. En este sentido, invito a consultar el artículo 166 del Código Nacional de Policía y Convivencia, Ley 1801 del 2016, que trata sobre el uso de la fuerza, donde se contemplan actividades acordes con la defensa de la vida y otros conceptos, hoy en día, caídos en desuso debido a las circunstancias mencionadas.

Necesitamos reforzar el respaldo gubernamental a nuestra fuerza pública, proporcionándole herramientas legales y operativas con el apoyo necesario para cumplir su misión. Solo así podremos restaurar el respeto y acato a la fuerza pública, pilares indispensables para la seguridad y el orden en nuestro país.

El tributo y el culto a la fuerza pública no son simplemente un deber ciudadano, sino el fundamento sobre el cual se construye la seguridad nacional. Reconocer y valorar la labor de nuestros policías y militares es esencial para mantener la paz y orden en nuestra sociedad.