Álvaro Gómez Hurtado se mantiene vigente en nuestra historia. Su pensamiento y sus ideas siempre serán el norte para recorrer los caminos de Colombia, principalmente cuando candidatos populistas pretenden adueñarse ignorantemente de sus ideas.
Quienes tuvimos el inmenso honor de compartir momentos especiales, escuchando sus palabras, admirando su amabilidad, su gran cultura filosófica, literaria y artística, hoy recordamos su premonitoria conferencia sobre el Acuerdo Fundamental pronunciada en el Centro de Estudios Colombianos el 2 de febrero de 1989.
En ella, nos advertía: “en tiempos de turbulencia como los actuales se hace necesario remontarse a los elementos originarios que constituyen el Estado. No porque éstos se hayan olvidado, sino porque pueden haber perdido su vigencia. La sociedad cuando esto ocurre, anda de tumbo en tumbo, improvisando reacciones, adoptando actitudes defensivas inarmónicas, y malgastando así las energías remanentes”
Este preámbulo nos ubica simultáneamente en nuestros días, en el que los colombianos nos debatimos de tumbo en tumbo para elegir un presidente que saque a Colombia de la ignominia en que se encuentra.
Afirmaba el doctor Álvaro Gómez: “Yo debo rendir periódicamente un testimonio: la pobreza y las desigualdades sociales no son en nuestro país la causa de la violencia. Conocemos demasiado a los pobres, y no podemos aceptar que se les haga el agravio de atribuirles el propósito de usar la violencia para redimir su situación”.
“La violencia que existe en Colombia es política. La paz debe emanar de las garantías que existan como desarrollo del sistema jurídico: es el derecho a la vida, a la honra, a la propiedad. Es, consecuentemente, el ejercicio de la libertad, que encuentra ahí unas bases infranqueables. Si sobre esas bases hubiese vacilación, lo que resulta es el libertinaje. Y la perduración del libertinaje es la anarquía”
Defendía el diálogo “como un recurso de la inteligencia que no se puede rechazar, tampoco se puede aceptar como una condición suspensiva de toda acción, porque no es un fin, sino un medio”
Se preguntaba “¿Podríamos llegar, pobres y ricos, agricultores, empresarios, sindicalistas, propietarios y guerrilleros, liberales y conservadores, al gran acuerdo nacional de que la ley no debe ser transable, que debe aplicarse igualitariamente, que su vigencia es una garantía general y que su complimiento o su obligatoriedad no son represivos? Quizás no habría un acuerdo con mayores consecuencias prácticas”
Proseguía “El acuerdo sobre lo fundamental debería comprender una participación de todos los estamentos en la valoración de los recursos y en el establecimiento de las prioridades. La paz también podría lograrse por ahí”
¡Que gran diferencia con el candidato populista! Petro promueve el odio de clases utilizando un lenguaje incendiario, evita mencionar la palabra expropiación, cambiándola por compra voluntaria. Álvaro Gómez por el contrario, quería que pobres, ricos, agricultores, empresarios llegaran a un gran acuerdo nacional.
Hagamos nuestra la súplica del doctor Álvaro Gómez: “Si aunaramos a los colombianos en torno a la solidaridad, seríamos otro país. La reunificación de valores no requiere un propósito electoral. De nada sirve que haya vencedores y vencidos”