Mucho se ha luchado para lograr un compromiso serio de las comunidades con las autoridades de policía, que conduzca a un nivel de seguridad aceptable. Los miembros de la institución tienen claro que sin la colaboración ciudadana nunca lograrán brindar una protección que apoye los diferentes contextos sociales y por ello han desarrollado diferentes estrategias, buscando la cercanía ciudadana a la institución y sus hombres, para diseñar conductas y estrategias dirigidas a evitar la presencia de organizaciones delictivas, que diariamente acechan los entornos.
En tiempos pasados las situaciones se presentaban algo difíciles por falta de recursos y medios. Sólo se contaba con la buena voluntad de las unidades institucionales y uno que otro ciudadano investido de civismo, animaba a los vecinos en la lucha por lograr tranquilidad en los diferentes sectores. Pero hoy las cosas son a otro precio. La tecnología juega un papel de suma importancia en estas actividades, facilitando la comunicación, el acercamiento y permanente control de las áreas. Así, sólo faltan esos vecinos con perfiles de líderes que convoquen los grupos y se fijen objetivos, comprometiéndose en un programa de largo aliento, sostenible dirigido y administrado por los comandantas de policía y las autoridades municipales. En Bogotá y Medellín, especialmente, ciudades con problemáticas delincuenciales altas, ya cuentan con Secretarías de Seguridad, una medida muy acertada por fijar la responsabilidad del tema, en cabeza de un funcionario que debe responder ante los alcaldes por el buen desarrollo de los operativos y control de la delincuencia, coordinando directamente con otras instituciones y funcionarios ligados a aspectos coadyuvantes en la atención a la problemática delictiva.
Si la tecnología está bien administrada y acertadamente aplicada, los resultados no se harán esperar. Hoy no se necesitan los habitantes en las calles, haciendo presencia, ni en las ventanas pitando para llamar la atención. No. Ahora tenemos las cámaras de vigilancia y una muy buena comunicación, de manera que desde la comodidad del hogar los ciudadanos pueden observar el entono de su vecindad, pudiendo comunicar a la policía cualquier novedad a su gusto sospechosa, al igual que alertar a sus vecinos sobre situaciones especiales. Falta la reglamentación y la coordinación. Toda edificación debe contar con cámaras de seguridad que cubran el entono y éstas, a su vez, estarán enlazadas con las de la siguiente construcción y así sucesivamente hasta tejer una malla que aglutine extensas zonas, monitoreadas por personal especializado ubicado en el CAI o Puesto de Policía del sector, desde donde la institución responderá al llamado ciudadano con presteza y eficiencia. Se trata de comprometernos en la adquisición de las cámaras, su instalación y enlace general. Esa sola estrategia aplicada al comercio, la industria etc., desestimulará la delincuencia en el entorno. No olvidemos que este recurso facilita las investigaciones y fortalece las comunidades.