En dónde está el pueblo?
“Campaña hasta ahora sin sorpresas y a ratos aburrida”
En la atmósfera política que se respira en el país proliferan las alianzas que excluyen fuertes antagonismos partidistas o ideológicos con miras a la elección de gobernadores, alcaldes, concejales y ediles. En Bogotá los candidatos ensayan el discurso cívico, compiten en dar a conocer el dominio e ideas sobre temas esenciales que preocupan a la ciudadanía y ofrecen sugestivas soluciones. En ese sentido cumplen a cabalidad la formalidad de ser candidatos, manejan cifras y dicen cosas sensatas. Mientras avanza una campaña hasta ahora sin sorpresas y a ratos aburrida. El mismo Antanas Mockus, quien suele ensayar algunos juegos académicos y de mago de salón en sus apariciones, que entusiasman a sus seguidores, ha estado discreto. Fuera de salir de manera súbita del programa de televisión cuando le hacían una entrevista, por entender que estaba siendo agredido. Es su derecho. El incidente no pasó a mayores. En términos de esgrima que es un deporte que me cautiva, los candidatos pueden contestar las preguntas con otra pregunta, esquivarlas, ignorarlas, minimizarlas o responder con la misma fuerza o más ironía. Y de improviso un programa insulso sobre la teoría del buen gobierno y la toma de decisiones burocráticas a futuro puede tornarse interesante. Supongo que el acartonamiento de las campañas tiene que ver con las reglas de los creadores de imagen, que apuestan a que los candidatos se confundan en su aspecto y en su actitud vital con el hombre del común.
Según los sondeos y encuestas, que suelen equivocarse las más de las veces, así logren zarandear la opinión a falta de un compromiso fuerte de ésta con los candidatos, en lo que se refiere a las campañas políticas del momento con pocas excepciones se trata más bien de un pulso cerrado de maquinarías electorales, de alianzas y arreglos políticos por debajo de la mesa, en menor grado de candidatos de opinión. Y contra lo que piensa el común no son tantos los cargos de libre remoción de los alcaldes que están en juego, incluso en la administración de Bogotá. Si bien, las grandes ciudades mueven intereses multimillonarios que de alguna manera afectan a millones de seres, generalmente ajenos a la administración de la urbe. Lo que da lugar a los famosos escándalos de corrupción.
Bogotá tiende a apoyar candidatos que asumen posturas independientes frente al Gobierno nacional. Un sector de la población ha votado varias veces por el continuismo del Polo Democrático, cuyo fuerte es el asistencialismo popular. Hoy tiene el Polo un candidato calificado como Aurelio Suárez y aparece como disidente Gustavo Petro, adelante en las encuestas, junto a Enrique Peñalosa. Entre los juveniles aspirantes se frustra la eventual unión generacional de Gina, Galán y Luna, quienes lo han hecho bien. Jaime Castro y Dionisio Araujo, como los demás, apuestan al voto de opinión.
Lo anterior significa que la campaña en la capital de la República está un tanto empantanada. Situación que suelen aprovechar las encuestadoras para manipular la opinión. ¿Habrá cambio de estrategia? ¿Elegirán alcalde los encuestadores? Pregunto: ¿En dónde está el pueblo?