ALEJANDRA FIERRO VALBUENA, Ph.D. | El Nuevo Siglo
Sábado, 4 de Mayo de 2013

Inception

 

Hago uso del título de la película de Christopher Nolan, que en español fue traducida como Origen, para hablar del oficio del periodista, a propósito del día de la libertad de prensa. El argumento de la película estrenada en 2010 hace alusión a la posibilidad de manipular las voluntades a través de la intromisión en el mundo de los sueños. Si bien, la película plantea una serie de cuestiones filosóficas y psicológicas complejas, como el paso del tiempo en el estado de ensoñación y la posibilidad de transformar la realidad mientras se duerme, el acto de sembrar ideas en la mente es el argumento  que quiero aprovechar del filme.

El periodismo se ha autoimpuesto la tarea de la búsqueda de la verdad, aún cuando no es lo que propiamente lo define. Si bien es la filosofía la disciplina que actúa  motivada por el encuentro con lo verdadero, es claro que aquellos que deciden dedicar sus vidas a transmitir información, comunicar mensajes, tienen la noble intención de hacerlo con veracidad. Desde esta perspectiva, el periodista se distancia del publicista, quien independientemente de la verdad del mensaje, busca convencer al espectador para que se transforme en consumidor, sin más pretensión que la elaboración de un mensaje atractivo.

El periodista en cambio se compromete con la verdad porque su oficio no se limita a la simple trasmisión de datos o imágenes. Su oficio supone, como en la misma filosofía, una mayéutica, una suerte de iluminación que saque de las tinieblas a aquel que no está informado. Poner en lo público aquello que vale la pena que todos conozcan y así fomentar el equilibrio social, la justicia y el buen ejercicio de la política, es la tarea que motiva a quien se dedica a dicho oficio.

Para nuestros días el periodismo se ha hecho un oficio cada vez más poderoso. Las herramientas de difusión de la información han generado un fenómeno increíblemente dinámico y diverso en torno de las posibilidades de acceso a la información y conocimiento de hechos.  Así como las herramientas se han modificado, el oficio del periodista también ha sufrido múltiples transformaciones, no siempre tan favorables. Que sea uno de los oficios más peligrosos de ejercer en países en conflicto, ya nos habla de que no por la variedad de herramientas que posee efectivamente consiga transmitir información veraz.

 El periodista tiene el poder de inocular ideas en las mentes de todo aquel que le escucha. Su voz se ha hecho más y más fuerte con los años y se instala ahora cómodamente como el cuarto poder. Las mentes están abiertas a lo que los medios les dicen de una forma generosa y muchas veces desprevenida. Esa capacidad de sembrar en las mentes de los otros es el gran poder que hoy mueve o paraliza las masas. Gran parte de lo que somos, de la manera como entendemos el mundo, incluso, gran parte de las motivaciones que tenemos, tienen que ver con los mensajes que recibimos a través de los periodistas. Del compromiso que el periodista mantenga con la búsqueda de la verdad dependen los frutos que saldrán del constante  sembrado de ideas que tiene lugar en las mentes expuestas a los medios de comunicación.