ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 28 de Enero de 2012

 

Prudencia, señor Alcalde

 

¿Cómo no ocuparnos en lo que hace y dice nuestro flamante y recién posesionado alcalde? Imposible porque la vida y el bienestar de más de siete millones de habitantes dependen de lo que este alcalde haga o deje de hacer en ese sentido.

En columna anterior mencioné el temperamento general o por lo menos el de este columnista es el deseo porque le vaya bien porque si a él le va bien a todos nos irá bien. Eso, desde luego, no inhibirá a quien así piensa de comentar lo que vaya haciendo o diciendo para registrar lo que hace bien y también los que consideramos equivocado.

¡De manera que encontró la alcaldía en peores condiciones de las que pensó que tenía! Me atrevo a interpretar esta manifestación como una manera de fijar un punto de partida que es la que ha debido poner de presente en la campaña electoral que lo llevó a obtener su triunfo electoral, el cual lo condujo a esta dignidad con una mayoría relativa de los votantes que se hicieron presentes en las urnas, pero no del potencial electoral de la ciudad. Si a éste nos remitimos está al frente de los destinos de la capital con un porcentaje que no supera el 20%. Pero bueno, esas son las reglas y hay que respetarlas. Eso nos lleva a pensar que quizás para la capital sea conveniente establecer un sistema semejante a aquel vigente para la elección de Presidente es decir, establecer la segunda vuelta para dar a los votantes una segunda oportunidad para expresar su voluntad. Su manifestación en este sentido lleva a pensar al ciudadano común y corriente que se embarcó en esta aventura electoral sin poseer el conocimiento necesario.

Se ha valido del descalabro en materia de las obras que se han adelantado para ubicar al frente de la oposición en los firmas contratistas sin hacer distinción alguna. Toda la ingeniería que se dedica a ejercer su profesión ejecutando obras para el Estado queda con esta declaración, ubicada políticamente en la oposición. ¡Vaya, vaya! A lo mejor lo va a conseguir. No deja de ser esta aseveración agravio a la ingeniería nacional; ejercer la política y opinar sobre ella es un derecho inalienable, pero querer sindicar a un gremio tachándolo de malversador de los dineros públicos, que fue lo que quiso decir al ubicarlo en una legítima oposición si es que realmente existe, no parece que sea lo más prudente. Quienes se han manejado ilegalmente ya están siendo procesados por la justicia la cual con seguridad dictará los fallos correspondientes. Tratar de suplantar a uno de los poderes públicos por medio de declaraciones periodísticas no es precisamente tarea que le compete. Lanzar acusaciones de esta índole se hace con gran facilidad cuando no se miden las consecuencias.