Hay tiempos que llaman a la reflexión, para que todos los seres humanos dobleguen su corazón y su pensamiento ante los desprotegidos, que cada día sufren el maltrato violento de sus congéneres.
Maltratos violentos emocionales, que sufre una comunidad cuando se ve enfrentada a una polarización protagonizada por candidatos, que prometen el oro y el moro en las campañas presidenciales.
Ellos sorprenden con elocuencia brillante, con la que tratan de convencer al pueblo, prometiendo encontrar la gloria, porque ahora llegará el momento de disfrutar de una felicidad eterna, pues habrá pan, leche y miel, para todos los que durante siglos han clamado justicia.
Estos aspirantes al solio de Bolívar, que hoy más que nunca tienen el deber patriótico de amar y respetar a sus futuros electores, como ordena Jesucristo: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, conmueven haciéndonos sentir el mismo dolor que sufrió Cristo en la cruz, convirtiéndonos en víctimas, juran con sus promesas que seremos redimidos en su gobierno, cuando sean elegidos.
Estos candidatos con ideas incendiarias han polarizado al país, unos hablan de opresión de la oligarquía, otros le tiran piedras a los periodistas, calificándolos de demonios por divulgar noticias dañinas, con lo cual quieren violar la libertad de expresión, otros utilizan a su candidata vicepresidencial, para que anuncien que ya aprobadas las firmas recogidas contra la corrupción, por arte de magia aparecerá el tarjetón en las elecciones presidenciales, sin haber pasado por el Congreso, para que el ciudadano pueda por consulta popular, dar su voto.
Sin embargo, los ciudadanos se declaran en rebeldía ante tantas promesas encantadoras de estos candidatos. Sólo ven la realidad de una justicia corrupta, como la del Magistrado Malo, que según el caricaturista Matador, ha tenido que acudir a un ginecólogo para obtener incapacidades que lo libren de los tribunales de la justicia.
Estos candidatos atropellan diariamente la buena convivencia, pues con sus arengas enfrentan diariamente a los colombianos, fungen como redentores, actúan como Pedro negando a sus amigos, lavándose las manos como Pilatos, prometiendo que en su gobierno no crearán más impuestos.
Por fortuna la Fiscalía y la Procuraduría iniciaron investigación contra una exitosa parlamentaria, que fue descubierta empleando todo un capital para aceitar su maquinaria, en el día de las elecciones.
Semana Santa fue una buena época para preguntar: ¿cuál es el verdadero personaje que representas en nuestra sociedad?
¿Serás un Judas que entregas con un beso a tus seguidores? ¿Serás un Pedro que niegas las alianzas criminales que has hecho para ser elegido? ¿Serás un Pilatos que te lavas las manos, negando que nunca conociste el origen de los recursos para tu campaña, porque fue una labor exclusiva de tus asesores? ¿Serás un Cristo crucificado en medio de dos ladrones?
Afortunadamente nuestro país consagrado al Sagrado Corazón de Jesús, nos asegurará una elección de un buen Presidente. Colombia pasará de la indiferencia a la solidaridad, de la queja a la búsqueda de soluciones, de recoger los trozos de sueños rotos para volver a empezar.