AMYLKAR D. ACOSTA M. | El Nuevo Siglo
Martes, 6 de Septiembre de 2011

La megacrisis de la deuda


“Problema ligado al anémico crecimiento de su economía”


LA  degradación de la deuda soberana de los EE.UU. se dio a pesar del forzado acuerdo al que llegaron demócratas y republicanos en el Congreso estadounidense, a tan sólo 48 horas de vencerse el plazo estipulado para evitar entrar en default. El presidente Barack Obama quiso conjurar este peligro proponiéndole al Congreso subir el techo de la deuda, ya de por sí elevado y reducir el déficit fiscal de casi el 10 por ciento del PIB mediante el recorte del gasto y el aumento de los impuestos a los archimillonarios.


En su pulso con los sectores más recalcitrantes de los republicanos en el Congreso Obama se transó por “un acuerdo terrible para evitar el caos”, como lo calificó el New York Times. A través del mismo se permitió elevar dicho techo por un valor de US$ 2.1 billones al tiempo con una reducción del déficit en al menos US$ 2.5 billones, con miras a bajarlo hasta el 3 por ciento en 2016, pero sin tocar los impuestos.
Después de estas peripecias la S & P cumplió con su amenaza y le quitó la tarjeta Dorada a los EE.UU., al considerar que el acuerdo alcanzado es insuficiente.


Pero, es que el problema planteado por la insostenibilidad de la deuda pública federal no es algo aislado, está ligado al anémico ritmo de crecimiento de su economía, el cual no le ha permitido sobreponerse a la crisis propiciada por el estallido de la burbuja inmobiliaria. Tanto es así que mientras en el último lustro el PIB de los EE.UU. a duras penas tuvo un crecimiento cercano a los US$ 1.7 billones, esto es un 12.5%, la deuda pública experimentó un crecimiento vertiginoso, impulsado por los programas de estímulo fiscal para enfrentar la crisis, del orden de los US$ 6 billones, casi un 73% (¡!). Al recortar el gasto público, se le pone el freno de mano al crecimiento de la economía.


Esta medida en las actuales circunstancias resulta contraproducente por su carácter procíclico, contribuyendo a acentuar el estancamiento de la economía. Bien ha dicho el FMI que “La idea de que la austeridad fiscal desencadena un crecimiento más rápido en el corto plazo está poco respaldada por los datos”.
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