ANDRÉS MOLANO ROJAS | El Nuevo Siglo
Domingo, 4 de Septiembre de 2011

Contentillo diplomático

“No siempre se puede tener contento a todo el mundo”
¿Quién  dijo que iba a ser fácil?  El asunto no podía ser más espinoso.  Para empezar, porque tenía que ver con el conflicto palestino-israelí, verdadero nudo gordiano de la política internacional. También porque el episodio había tenido lugar con ocasión de una operación supuestamente humanitaria, emprendida por un variopinto conjunto de activistas de diversas nacionalidades -diplomáticos y celebridades incluidos- en un buque de pasajeros con bandera de Comoras pero propiedad de una organización no gubernamental turca. Y porque ese barco pretendía romper el bloqueo que Israel tiene impuesto sobre Gaza desde 2007, el cual justifica alegando razones de seguridad nacional; y por ese motivo fue abordado en aguas internacionales por las Fuerzas de Defensa Israelíes, en una operación de asalto que se saldó con 9 víctimas fatales y varias decenas de heridos. Pero sobre todo, porque históricamente Turquía e Israel habían sido amigos y aliados.
Esa fue, antes que cualquier otra, la principal preocupación de la Comisión Palmer, cuyo informe “estrictamente confidencial” se filtró prematuramente días atrás.  Había que salvar esa relación especial, y acaso excepcional, ya de por sí bastante deteriorada, por un lado como consecuencia de la Guerra de Gaza y por el otro, de la aproximación de Ankara a Hamas, Damasco y Teherán durante los últimos años.
Tal vez por eso la Comisión optó por una solución de compromiso (“sí pero no”, y del mismo modo pero en sentido contrario), más orientada a servir de marco para el entendimiento y la reconciliación de las partes que a resolver las cuestiones de fondo implícitas en el asunto. Contentillo para Turquía: Israel usó excesiva e irrazonablemente la fuerza durante el abordaje del barco. Contentillo para Israel:  el bloqueo naval impuesto a Gaza es legal y está plenamente justificado.
A la hora de la verdad, sin embargo, el resultado no puede ser más decepcionante. Triunfalismo en Tel Aviv, que considera que se ha convalidado internacionalmente su política hacia Gaza; e irritación en Ankara, decepcionada porque el informe no da cuenta precisa de las atrocidades ocurridas. Consenso únicamente a la hora de emitir, por medio de sus representantes en el Panel, opiniones divergentes sobre las conclusiones del Informe que no les satisfacen. Renuencia de Israel a pedir disculpas e indemnizar a las víctimas. Anuncio de Turquía de que buscará por otros medios -la Corte Internacional de Justicia- la respuesta a sus reclamaciones.
No siempre se puede tener contento a todo el mundo. Y a veces se causa más daño aún por intentarlo.