ANDRÉS MOLANO ROJAS | El Nuevo Siglo
Lunes, 24 de Diciembre de 2012

Pervivencia del imperio

 

“El imperio ha sido una forma de Estado claramente duradera (…) En comparación, la Nación-Estado parece una anécdota en el horizonte histórico, una forma de Estado que ha aparecido recientemente por uno de los extremos de un cielo plenamente imperial y que es probable que arraigue en la imaginación política del mundo de manera parcial o transitoria”.

Esto escriben los profesores Jane Burbank y Frederick Cooper, de la Universidad de Nueva York, en Imperios: Una nueva visión de la historia Universal, cuya tesis central es que “durante buena parte de la historia de la humanidad los imperios y sus interacciones conformaron el contexto en el que los pueblos calibraron sus posibilidades políticas, trataron de hacer realidad sus ambiciones y concibieron sus sociedades”.

Se trata de una hipótesis sumamente persuasiva que parece refrendar el actual estado de cosas del mundo.  Por mucho que se hable de multipolaridad -incluso, de apolaridad-, de potencias emergentes, de decadencia del “Imperio Americano”, de la crisis europea, de la importancia creciente de los actores no estatales (desde las grandes corporaciones hasta las redes de crimen organizado transnacional, el activismo humanitario global o el yihadismo), las estructuras, los repertorios, las intersecciones y los imaginarios imperiales siguen siendo las principales fuerzas determinantes de la política internacional.

La intervención en Libia contra Gadafi (ejecutada por la OTAN con Estados Unidos “liderando desde atrás”), la pasmosa inmovilidad de la comunidad internacional frente a los sucesos de Siria (provocada por Rusia y China, principales valedores del régimen de al-Assad), la recientemente creación de una misión militar multinacional para someter a los grupos rebeldes en Mali (instigada por Francia), hasta la rivalidad entre los proyectos político-religiosos de Irán y Turquía en el Gran Medio Oriente y la Guerra Fría que algunos pronostican en Asia, obedecen a lógicas de imperio.  Que tales lógicas conduzcan a formas de estabilidad y equilibrio (como el Concierto Europeo) o catalicen conflictos de envergadura (como las dos guerras mundiales) es una de las cosas que ni siquiera los Mayas podrían predecir.

Ahora bien, un día como hoy quizá valga la pena recordar que fue precisamente por un mandato imperial que José tuvo que trasladarse a Belén con María para empadronarse.  O como dice el Papa Benedicto XVI en su libro sobre la infancia de Jesús: “Sin saberlo, el emperador contribuye al cumplimiento de la promesa:  la historia del Imperio Romano y la historia de la salvación, iniciadas por Dios con Israel, se compenetran recíprocamente”.

¡Felices Pascuas de Navidad para todos!