El BCE sorprendió el jueves subiendo 50 puntos básicos los tipos de interés. Se acababan así años de dinero gratis. Es máxima de los economistas que rebajar la inflación es la prioridad, aunque eso signifique un frenazo brutal de la economía. Una recesión corta y dura es la forma de afrontarlo. Sin embargo, el BCE, asustado por la vuelta al escenario de la prima de riesgo en los países más endeudados, pondrá en marcha un mecanismo para que eso no ocurra. El problema es que muchos dudan de que los criterios por los que el banco europeo seguirá comprando deuda de los países que tengan dificultades para financiarse en los mercados se vayan a exigir con diligencia.
Por ejemplo, no incurrir en déficit excesivo cuando desde la UE y por la pandemia se han aplazado las reglas fiscales, ¡qué levante la mano quien no tenga un déficit y una deuda por encima de los criterios que regían en la UE! Desde luego España es uno de los que no cumplen. ¿Quiere decir el BCE que si España no corrige su déficit abultado no le comprará deuda para que la prima de riesgo no se dispare?
La realidad es que, aunque el banco europeo ha dejado claro que hará lo que sea para que la inflación vuelva al 2% en el periodo más corto posible, no parece que ayude a ello seguir comprando deuda gratis a los países que peor lo han hecho. Igual de cierto que el BCE ha empezado tarde a tomar medidas como la subida de los tipos de interés. Ahora, dice, que será muy agresivo y desde luego lo ha demostrado en esta primera reunión del semestre. De hecho, ha juntado las subidas previstas para julio y septiembre y los mercados no dudan de que antes de que acabe el año habrá alguna subida más.
Es lógico que los ciudadanos y las empresas se preocupen. En España, por ejemplo, hay 4 millones de hipotecados a tipo variable con referencia al Euribor. Ya vemos a este indicador por encima del 1% y las previsiones es que pueda alcanzar el 2% este mismo año, lo que supone unas mayores cuotas mensuales. Sin embargo, todos deberíamos tener claro que el peor escenario es el inflacionista y que cortar de raíz este problema tiene que ser la prioridad, aunque también debería serlo reducir la deuda pública y el déficit. Veremos si el BCE hará exigencias de este tipo.
Sí sabemos que la ministra María Jesús Montero ha empezado ya a deslizar que igual no se pueden subir las pensiones con arreglo al IPC o que no se deflacta la tarifa del IRPF utilizando para ellos los casi 20.000 millones de recaudación extra que Hacienda ha conseguido gracias a las altas tasas de inflación que soportamos.