Lo que está pasando con las apuestas digitales, se puede decir, es una nueva pandemia. Los casos de ludopatía se están multiplicando por cuenta de la facilidad para apostar casi que en cualquier evento deportivo en vivo. Pero lo más grave del asunto es lo que está pasando con los niños y jóvenes en Latinoamérica. Y parece que nadie quiere hacer algo.
Tenemos un elefante en la sala y nadie quiere verlo. Las apuestas online se están convirtiendo en duro dolor de cabeza. Hace poco se conoció un caso de un niño de 15 años que sacó el televisor de la casa y lo vendió por unos pesos. ¿Para qué utilizó el dinero? Para pagar unas apuestas que había hecho en una plataforma online. La mamá se enteró del problema que tenía apenas vio que faltaba el plasma en la sala.
Lo más grave del asunto es que esta nueva ludopatía ataca a niños, jóvenes y adultos por igual. Sobre todo, a los hombres. Pero es importante hacer hincapié en los más jóvenes por las implicaciones que tiene para todo su entorno familiar y sobre todo para su futuro. Y sí, otra vez tenemos que hablar de la pandemia. Pero también de la sensación de ganar y sobre todo del dinero fácil.
Las apuestas digitales se convirtieron en una nueva endorfina. Antes de la pandemia, los juegos de video en línea se llevaban la atención y el tiempo de los niños y jóvenes. Pero no de todos los niños y no todo el tiempo. Había algunos casos de menos que se volvían adictos a los juegos en línea y podían pasar días completos conectados jugando, pero eran una excepción a la regla.
Pero llegó la pandemia y todo cambió. Toda una generación de niños encontró en las apuestas digitales ese estimulo para pasar las jornadas en la casa conectados. Definitivamente, encontraron un escenario para sentirse competitivos, pero lo más grave: encontraron un sitio que simula o estimula la sensación de ganar dinero sin mayor esfuerzo.
Actualmente, la industria de los deportes provee partidos en vivo casi que las 24 horas del día. En algún lugar del mundo se está jugando algo. Nada más miren este junio, en el que hay casi cuatro partidos de fútbol en vivo por día. Toda una tentación para miles de jóvenes que se dejan llevar por la sensación (voy a repetir varias veces esta palabra) de poder ganar y aportar algo en medio de una recesión económica muy fuerte que tienen los hogares en Latinoamérica.
Pero apuestas son apuestas. Y tanto en la dimensión online como en los casinos, los únicos que ganan son las casas de apuestas o lo casinos. Los usuarios por más que crean que saben mucho de fútbol o que logren acertar algunas veces los resultados de su deporte favorito, a la larga siempre van a perder porque gastarán cualquier peso que ganen en la misma casa de apuestas. Esta columna tendrá una segunda parte.