La semana anterior, sin dejar de ser dura y amenazante en el aspecto de seguridad y el combate contra la delincuencia en sus diferentes modalidades, arrojó mejores resultados, dando un respiro de tranquilidad en la ciudadanía, sin que esto se pueda interpretarse como un triunfo, aunque si demuestra que, con algo de compromiso en todos los actores de la contienda, los resultados pueden ser satisfactorios.
Para nadie son ajenos los logros que las autoridades han mostrado en estos primeros meses del año, como el desmonte y captura de grupos delictivos que por el oriente de la capital hacían de las suyas con deportistas de diferentes disciplinas, los fleteros de Soacha y la capital que fueron sacados de circulación, a más de esa red de extorsionistas que operaban desde los centros de reclusión.
Debemos concluir que el esfuerzo se está demostrando. Sin embargo, es tan grande el carrusel delictivo que lo clamores y las denuncias se siguen presentado a lo largo y ancho del país, dando la impresión -basados en las estadísticas- que la seguridad no ha escalado a niveles de tranquilidad, esperados tanto por las autoridades como la ciudadanía en general.
No vamos a publicar y analizar las cifras estadísticas que orientan y ubican las autoridades en la dimensión del problema, porque desafortunadamente estos guarismos no son tan confiables como quisiéramos, dada la falta de unificación, pues cada autoridad o institución reporta números diferentes en la evaluación y estudio de los delitos. Algunas aportan los indicadores en tiempo real, otras no y las hay -algunas- totalmente retardadas, claro está, justificándose por diferentes motivos y situaciones adversas a su compromiso.
Este aspecto tan importante se ha convertido en un reto para el secretario de seguridad, por ser en últimas, la autoridad indicada para aterrizar un programa que le permita al sistema lograr una estadística pronta, actualizada, seria, segura y confiable, como herramienta irremplazable para programar estrategias y tácticas en defensa de la sociedad y sus intereses.
Esta información sometida a los diferentes estudios por organizaciones y unidades especializadas, le permitirá a la fuerza pública, en especial a la policía, desarrollar operativos puntuales y precisos sobre blancos identificados.
Expertos en seguridad consideran que la recuperación necesita una articulación entre las entidades comprometidas con la situación, pero muchas están urgidas de ajustes que deben ir acordes al cambio social, político y económico del país; estas instituciones no pueden ser ajenas al progreso y tecnología. Les asiste razón a los expertos, porque lograremos éxito en unión de los sistemas judicial y carcelario, administraciones municipales, gobierno y rama legislativa.
En cuanto a la fuerza pública es necesario contar con la asistencia militar, figura contemplada en la ley y no, militarizando las ciudades porque ésta es solo una expresión desafortunada e inexistente.