Bogotá está colapsando | El Nuevo Siglo
Miércoles, 15 de Enero de 2025

Bogotá es una ciudad que está colapsando, no solo por el gravísimo problema de la movilidad que la está afectando al punto que pronto podríamos llegar a una parálisis final y en esto no quiero pasar por pesimista, pero la realidad supera la retórica.

El tráfico se ha vuelto anárquico, no solamente por los carros que transitan, sino que se adolece de una disciplina de aparcamiento, pues tanto vehículos particulares, como taxis, camiones de reparto entre otros, estacionan en vías de alto flujo afectando la movilidad, además en los barrios residenciales, donde operan algunos prestadores de servicios médicos que inundan las calles, estacionando vehículos mientras atienden a los pacientes.

A lo anterior se agrega el altísimo flujo de motocicletas y bicicletas, que si bien es cierto son un medio alternativo de transporte y movilidad, pero la falta de orden y respeto de sus motociclistas y ciclistas ofrecen un inminente peligro tanto para ellos como para automóviles y peatones. A diario se registran graves accidentes con lesionados y muertos.

Numerosas motos se meten en medio de los carros en trancones a gran velocidad sin percatar movimientos que no sean los de ellos; ahora ciclistas que, teniendo una amplísima red de ciclorrutas, transitan en medio de los carros y motos de manera irresponsable, unos hablando o chateando por celular, con acompañantes en algunos casos y peor aún con niños o perros, también sin cascos, ni luces, ni precauciones.

Si se suma el pésimo estado de las vías, en especial las de alta velocidad, muchas de ellas cuentan con huecos y troneras que nunca son reparadas, ofreciendo un grave peligro como ha sucedido en numerosos accidentes. A todo esto, la ciudadanía no entiende porque razón la administración capitalina no es eficiente ante estas graves falencias, pues los ciudadanos pagan impuestos para el mantenimiento y mejora de la ciudad.

Ahora bien, el fuerte invierno que se está viviendo ha desbordado inundando barrios enteros, miles de casas evacuadas por tener el agua hasta los techos, veamos en Kennedy, Bosa, Suba, Engativá, Fontibón y otras localidades donde se desbordaron los ríos y el nivel de agua ha subido dejando a miles de personas nadando entre sus pertenencias, igualmente, en otros barrios. Si a esto le sumamos los deslizamientos de la circunvalar, las inundaciones en la autopista norte y sur, los numerosos trabajos que se adelantan, así como las nuevas calzadas para Transmilenio, las obras del Metro, puentes y demás, con el estado de las vías llenas de huecos cubiertos por las aguas lluvias, carros varados y/o estrellados y la interrupción eléctrica frecuente que afecta a los hogares y semáforos, además de la enorme proliferación de recicladores que si bien cumplen con un trabajo, la falta de orden, respeto y educación ciudadana de los mismos, envuelven las calles en basuras regadas generando contaminación. Y qué decir de la inseguridad y el racionamiento de agua, en fin, el caos es total.

La ciudadanía se pregunta dónde está la administración de la ciudad, que más allá de la enunciación, respuestas técnicas y burocráticas, no se les ve resultados, no opina ni propone, no asiste oportunamente las necesidades.

Frente a todas estas calamidades que deterioran la vida de la ciudad, el clamor ciudadano es obtener respuestas y ejecuciones positivas que permitan resolver estos problemas y mejorar la calidad de vida de los bogotanos y sus visitantes. Sabemos que Bogotá es una ciudad de enorme tamaño, con una población numerosa, pero no se puede dejar que tome ventaja, porque se termina acostumbrando a la gente a vivir en medio del caos y desorden que lleven a colapsar a Bogotá.

arangodiego@hotmail.com