Bolívar, ¿Libertador o guerrillero? (III) | El Nuevo Siglo
Viernes, 27 de Agosto de 2021

NO obstante que la causa de nuestra independencia no fue contraria a los españoles oriundos -razón de la batalla entre Bolívar y Leyva si lo fue- Bolívar soñaba con la con Revolución Francesa, y Cundinamarca (hoy Colombia) defendía la revolución del 20 de julio 1810, con el espíritu español cristiano. Pero, con la entrada de Pablo Morillo a Santafé, el 26 de mayo de 1816, comenzaron los juicios contra los que habían sido aprehendidos, desde el 11 de mayo, como “causa de la revolución o que habían tenido empleos o habían ayudado al sistema de nuestra revolución o que habían tenido empleos o habían ayudado al sistema de la revolución […] José Ramón de Leyva fue ajusticiado, el 19 de junio con José María Carbonell e Ignacio Vargas.”

Lamentablemente, hasta mediados del siglo XX hemos librado batallas fratricidas semejantes: unos luchando en favor de ideas trasnochadas, como la Revolución Francesa y otros defendiendo la Fe y la justicia social; unos peleando por razones que consideran justas y los otros por defender “la ley”, mientras tanto, el posmodernismo nos cogió desprevenidos: hoy, unos poderosos, económicamente, aprovecharon la magia de los medios de comunicación, y, la razón y la conciencia terminaron siendo una esclavitud disfrazada: el bien terminó siendo un suicidio camuflado.

Nuestra Constitución Nacional es un himno a la bandera, que se ajusta a los intereses del cacique de turno; se habla de derechos, pero sin el bien común. Los principios, los valores, las leyes, los decálogos, la verdad, la libertad son un trapo viejo y desechable. Se endiosó un “amor” sin corazón ni compromisos. La conciencia humana es manejada por malabaristas y todo da igual: del aborto y la eutanasia unos están en contra, otros a favor y otros no opinan; el placer, el poder, la fama, el dinero, son un fin y así todo medio vale: los fines no interesan: unas familias se forman ante Dios, otros ante un juez, otros ante amigos o ante nadie; no interesa el complemento varón mujer para preservar la especie, el placer gana. Para la educación escolar no interesa nuestras realidades geográficas y culturales o el humanismo: la tecnología es prioridad.  

Y que no digan que el bien verdadero es imposible: en los Estados Unidos de América hay un buen ejemplo: en ese país hay cultura, familia, amor por su nación, la solidaridad, su Constitución es sagrada, las familias son sólidas, se cree en Dios, basta con ver las iglesias, las sinagogas, las mezquitas… llenas los días sagrados. Por ley, todos los días, en todos los colegios públicos, se recita la siguiente oración, desde 1892, (lo que el cine nos muestra es ficción o excepción):   

I pledge allegiance to the flag of the Unaited Estate of America and to the Republic for Which stands, one Nation under God, indivisible, with liberty and justicie for all.     

“Yo prometo lealtad a la bandera de los Estados Unidos y a la República que esta representa, una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos”.

Fuente: 20 de julio de 1810, Manuel Pareja Ortiz (historiador y docente, académicamente transparente y riguroso).