Sin lugar a dudas queda claro que la relación de la agencia comentada en la columna anterior (Brújula Comunicaciones) con la tolda Verde y las mujeres más poderosas de Bogotá, es bastante allegada y ha sido expuesta con anterioridad. Sin embargo, continúan existiendo graves dudas sobre que tanto los aportes y la cercana relación de los directivos de la agencia con las ‘poderosas’ y el partido ‘alternativo’ haya influido en los jugosos contratos, varios a dedo, que posteriormente les adjudicaron. 

Podríamos darle el beneficio de la duda a la alcaldesa ‘anticorrupción’ y aceptar sin armar mucho merengue que Brújula, sus directivos, los nombramientos y los beneficiosos contratos no son más que una de esas ‘esporádicas coincidencias’ que tienden a suceder en la contratación pública en Colombia. No obstante, cada día que avanzo en la investigación o revisión, si se quiere, de los 446 aportantes de la campaña de Claudia López se encuentran cosas curiosas y se da un patrón. 

Inclusive, este tema se pudiera haber ignorado si solo dos o tres aportantes, posiblemente buenos amigos de la alcaldesa e idóneos para el cargo o servicio, les hubiera sucedido esta ‘coincidencia contractual’ de: aportar y recibir contrato. Sobre todo cuando en campaña y ya en ejercicio, Claudia, le dijo a la ciudad que una bandera importante de su administración sería buscar contratar por Talento No Palanca. ¿Se acuerdan de ese programa? Bueno, parece ser que, los aportantes de la alcaldesa, ¡son muy talentosos! o, ¡mucha ‘coincidencia’!

Como es difícil por temas de espacio nombrarlos a todos, permítame estimado lector, mostrarle los más ‘curiosos’ casos que he encontrado. Pero antes de empezar, cabe resaltar que, no es delito per se donar y, posteriormente, recibir un contrato. Lo sospechoso, es que varios sean tan talentosos o tan afortunados. 

¡Comencemos! 

Uno de los primeros casos que llamó mi atención fue el de Rocío Tapias Arias, quién aportó $20 millones a la campaña de Claudia López, y recibió un contrato de manera directa por $66 millones en el IPES. También, Ignacio Pombo Villar, quién aportó $10 millones y terminó siendo nombrado en las juntas directivas del Grupo de Energía de Bogotá y la ETB. Otro caso bien curioso, no tanto por el aporte sino por la persona, es el cuestionado Fabián Sanabria Sierra, el cual aportó $211 mil pesos y recibió de manera directa un contrato por $37 millones en el IDIPRON. 

Así la lista continúa, muchos son conocidos activistas de la alcaldesa que, aunque donaron muy poco, terminaron bien nombrados en la Administración Distrital, e insisto, no es pecado, pero si curioso. Parece que, en algunos casos, se emplea mejor la palanca que el talento. 

Ñapa: Muy pronto. Cosas ‘curiosas’ y ‘coincidencias’ sobre el presupuesto que se supone se ha destinado a la protección de los humedales de Bogotá.